Quince creadores ofrecen en el Museo de Palencia su particular visión del discurrir de la vida y de la historia
Fernando Caballero
La muestra abierta en el Museo de Palencia se podría calificar como una exposición de tesis en el momento en que todas las obras plantean como tema genérico el paso del tiempo, pero es también una exposición poliédrica porque sobre este tema común converge la creación de quince artistas con propuestas y formatos diferentes. La exposición ‘Tempus fugit’, que así se denomina –que se podrá ver hasta el 20 de abril en la Casa del Cordón–, es el resultado de una iniciativa del grupo Artistas Independientes con motivo de su décimo aniversario (más uno).
Artistas Independientes (ai+) nació en 2013 como “un espacio de colaboración y apoyo entre artistas, tejiendo una red de sinergias que no solo potencian las capacidades individuales, sino que también nutren al colectivo”, y el objetivo que se proponen es promover “la reflexión y la innovación artística, posicionando el arte como herramienta de cambio y transformación social en el convencimiento de que el arte no solo refleja la realidad, sino que la redefine”, según ellos mismos se presentan.
Con este planteamiento, el colectivo ha armado una interesante exposición sobre el paso del tiempo o la fugacidad del tiempo, que no deja de ser esta la traducción literal de la expresión latina. Pinturas, esculturas, instalaciones, fotografías, audios y videos. Arte que se ve y se escucha, que entra por los sentidos para reflexionar sobre “el tiempo, su fugacidad y su impacto en la experiencia humana”, según avanzan los artistas, a la vez que rinden un homenaje “a lo que permanece, el arte como huella, como rastro de nuestra existencia”. Llama la atención que en la organización no aparezca la figura del comisario, lo que permite entender que, una vez definido el tema –intuyo que entre todos–, cada artista propone sus obras. El resultado podría ser una yuxtaposición de las mismas, pero al contrario, nos encontramos con una colección coherente y que responde a esos principios del colectivo.
Abre la exposición la pintura figurativa y simbolista de Juan Carlos González con tres curiosos cuadros, enmarcados con orlas de espejos, donde la muerte adquiere un papel protagonista. Figurativa también es la pintura de Feli Alonso Acuña, que refleja un interés en plasmar el paso del tiempo del ‘nasciturus’ a la vejez. Niño y anciano se adentran, desnudos, solo con el pañal como elemento común, en un mar manriqueño.
Pablo Acinas aporta el formato fotográfico a la muestra con dos imágenes sobre metacrilato que representan la tierra y el cielo, a través de sendos grandes círculos que envuelven al ser humano y a la tecnología que ha desarrollado, como si fueran grandes cúpulas que protegen el universo. Además es el autor del vídeo que complementa la muestra. Una pieza escultórica de Alfredo Martín ‘Chis’ simboliza la evolución del ser humano a través de las dimensiones de su huella. Se titula ‘Huella del tiempo’ y está realizada en madera de olmo.
El pintor Fernando Berges refleja, sobre un árbol que se insinúa, las sensaciones cromáticas de dos temporadas del año, la primavera, a través de una eclosión de colores vivos, y el otoño, con una paleta más apagada. Estaciones que representan, respectivamente, la vida y el declive. La también pintora María José Amor Rojo hace girar su propuesta informalista sobre tabla en torno al círculo en una serie de tres piezas denominada ‘El pasado en el presente’, representando lo que permanece y da continuidad a la vida.
Una pintura figurativa y realista aborda Juan Carlos Camarero Casado en los tres óleos sobre lienzo que presenta, con alusiones mitológicas para expresar el diálogo entre el espacio ficticio y surrealista que crea en las obras y el tiempo de los personajes que refleja. Alfredo García Andrés combina pintura y escultura. Con la primera, cuatro cuadros de la serie ‘Espirales’, busca el efecto óptico que genera la forma y el color reiterados. Con las tres esculturas, ‘Elipse cúbica’ –elaborada en madera de meranti–, ‘Reloj’ –en papier maché– y ‘Elipse aérea’ –en cartón y alambre–, crea estructuras sólidas pese a su aparente fragilidad –una de ellas está literalmente colgada del techo–.
Inés Martínez González presenta todo un políptico en diferentes técnicas para narrar el paso del tiempo a través de la historia del arte, partiendo de la prehistoria y continuando con los mosaicos romanos del siglo I, las vidrieras del siglo X, el renacimiento y el arte abstracto contemporáneo. Charo Carrera explora las posibilidades creativas de alambre en dos pequeñas y delicadas piezas elaboradas con este frágil y manipulable material, ‘Claustro’ y ‘Estructura’.
Benito Rodríguez Balmes ofrece una instalación, titulada ‘Recuerdo’, en la que una silla permanece colgada sobre un trípode para evocar la memoria del escultor que reutiliza una silla creada en el taller de carpintería de su abuelo. El paso del tiempo es para el autor una inmersión en su propio pasado. Adolfo Pérez Revuelta ha creado otra instalación, ‘Hic et nunc’ (aquí y ahora, punto cero, que puntualiza el artista), con tres piezas verticales donde el material en descomposición, la madera, se encuentra encerrada, en la varilla que la envuelve, evocando tres tótems modernos.
La propuesta de Paulino Mena se centra en la figura humana esquematizada, un niño sentado en un triciclo, una pareja y un abuelo, un ciclo vital creado con un potente material férreo. Inma Emperador introduce al espectador en un bosque del tiempo suspendido del techo a base de cilindros pintados en acuarela e iluminados, generando un recorrido fragmentado por el universo. Por último, Edgar Masa aporta un audio en el que ofrece su personal visión poética y musical del tiempo.
La muestra encaja perfectamente en el espacio de las exposiciones temporales del Museo de Palencia, cuya colección arranca en los asentamientos de la prehistoria, porque, como bien señala en el catálogo su director, Javier Pérez Rodríguez, “en los museos arqueológicos, el tiempo, su transcurso y desarrollo, suele marcar la línea de su discursos”. Y esta exposición habla precisamente de eso, del transcurso del tiempo y sus desarrollos vistos a través de estos artistas comprometidos con “la perseverancia, la creatividad y la pasión por el arte”, según asegura Alfredo García Andrés en otro texto del catálogo.
La exposición
Título: Tempus fugit.
Colectiva: Artistas Independientes (ai+).
Sala: Museo de Palencia (Plaza del Cordón, 1).
Fecha: Hasta el 20 de abril de 2025.
Catálogo: 5 euros.
Horario: De martes a sábado, de 10:00 a 14:00 y de 16:00 a 19:00; Domingos: de 10:00 a 14:00 horas. Desde el 15 de abril hasta el cierre de la muestra: De 10:00 a 14:00 y de 16:00 a 19:00.