La Fundación del Patrimonio Natural de Castilla y León busca contratar a vigilantes externos para monitorizar el comportamiento y posibles amenazas a los felinos reintroducidos en Astudillo
Hace unas semanas llegaron a la provincia de Palencia los primeros dos linces con los que la Junta de Castilla y León pretende recuperar esta especie en el Cerrato palentino.
Posteriormente llegó una segunda pareja.
GALERÍA: La llegada al Cerrato Palentino de los linces Villano y Viñegra
Un proyecto con muchas implicaciones, especialmente la vida de cuatro animales de una especie más que amenazada. Así que es lógico que la Junta y la Fundación del Patrimonio Natural de Castilla y León, traten a los cuatro felinos como lo harían unos progenitores con sus hijos. Sin renunciar a tiempo libre, a sus momentos, no pueden dejar sin vigilancia a sus niños.
Así que buscan contratar a unos canguros. A unos guardas de campo o guardas rurales (titulados) para que se encarguen de mantener controlados a los felinos cuando el personal de la Fundación no esté en el puesto de vigilancia habilitado junto a la parcela y la zona de aclimatación en Astudillo. Es decir, durante las noches y los fines de semana.
“Los turnos de mañana y de tarde en días laborales serán realizados por personal de la Fundación del Patrimonio Natural de la Junta de Castilla y León, el turno de noche y todos los turnos de fines de semana y de días festivos correrán a cargo del servicio de vigilancia objeto de este contrato”, explica la Fundación.
Esos canguros de noche y fin de semana, tampoco tendrán que encargarse del cuidado de los linces. Solo preocuparse de que no se porten mal, ni de que haya personas ajenas que se acerquen a ellos y solicitar la ayuda necesaria: “En caso de observar algún comportamiento que pueda suponer un riesgo para algún ejemplar de lince, como peleas, heridas, síntomas de enfermedad, accidentes u otros motivos, se deberá contactar de forma inmediata con los técnicos del proyecto”.
Para ello deberán realizar dos avistamientos de cada ejemplar (en horario diurno) pero a cierta distancia (mínimo de 100 metros) procurando no ser advertidos por los felinos para no afectar a su comportamiento.
Y si en las rondas o por las cámaras establecidas en el perímetros se dan cuenta de la presencia de alguna persona “no autorizada dentro de la parcela cercada con el pastor eléctrico, se les informará de la necesidad de abandonar el lugar. En caso de negativa o actitud hostil, se llamará de inmediato al puesto de la Guardia Civil de Astudillo y a los agentes medioambientales de la comarca de Cerrato”.
Los elegidos como canguros tendrán casi confidencialidad, no pudiendo sacar y distribuir imágenes de los animales tomadas por medios propios o a través de las cámaras del proyecto.
Además, deberán realizar un informe simple que registre los avistamientos de linces, referencias de vídeos relevantes capturados por las cámaras y cualquier incidencia significativa. Esto incluye irregularidades en las condiciones del cercón, visitas de personas no autorizadas o cualquier otro hecho de interés.
La duración de este contrato, de 40.000 euros más IVA, será de tres meses.