Los primeros linces que llegaron a Palencia ya están cazando por la comarca cerrateña
Su estampa le delata. Como a un turista cargado con su cámara fotográfica, a Vuelvepiedras (uno de los dos primeros linces en aterrizar en Palencia) su collar rojo con el GPS que le monitorea le señala como un foráneo. No solo eso, su forma de inspeccionar los prados del Cerrato Palentino, de andar, de lamerse, demuestra que no es de aquí. Pero el lince no es de donde nace, sino de donde caza. Así que este lince, miembro de la primera pareja que llegó al Cerrato palentino para la reintroducción de esta especie, tras ocho semanas en Palencia ya se le puede considerar palentino.
Estas imágenes que nos han cedido le muestran ya en libertad por el Cerrato Palentino (localización sin especificar para garantizar su seguridad), una vez que pasó el período de aclimatación y adaptación en el cercado creado en Astudillo. Buscando sustento, a base de conejos.
Un período clave porque ahora deberá establecer su territorio de caza que se puede extender por varias zonas de la comarca y aprender los peligros que le acechan. Especialmente la presencia humana y las vías de comunicación que cruzan la comarca.
Tal y como explicaba a Palencia Invierte y Palencia en la Red hace unos meses David Cubero, jefe del Servicio Central de Espacios Naturales, Flora y Fauna y uno de los responsable de la reintroducción del Lince en Palencia, “la liberación de los ejemplares coincide con la época de dispersión natural de los cachorros, que suele ocurrir entre febrero y abril”. Este enfoque no solo favorece la adaptación de los linces, sino que también permite a los centros de cría disponer de espacio para los nuevos cachorros que nacerán en primavera. “Se imita en la medida de lo posible el ciclo natural y, además, también se acompasa esta situación con la infraestructura de los centros de cría, que obviamente necesitan espacio en los centros para los nuevos partos y cachorros que se van a incorporar”.
‘Virgo’ y ‘Vuelvepiedras’, listos como linces en el Cerrato Palentino. Ya cazan por su cuenta
En este sentido, cabe señalar que está previsto que este año lleguen a Palencia un total de seis linces. Este mismo proceso de aclimatación les espera a los otros cuatro linces ibéricos que también serán soltados en el Cerrato Palentino en los próximos meses, por lo que se prevé que a finales de mayo el total de los seis ya estén en libertad. De momento, hace poco menos de un mes, ya se soltaron en el cercado de aclimatación una nueva pareja.
Este año han sido seis los linces que se han destinado a Castilla y León dentro del programa de Conservación In Situ, durante los próximos años se destinará un número similar hasta que se consiga afianzar y asentar la población, para dar por cumplido el objetivo.

Porque el objetivo a largo plazo del proyecto es lograr la reproducción de los linces en libertad. Sin embargo, los ejemplares liberados este año son cachorros de un año, por lo que no alcanzarán la madurez reproductiva hasta dentro de uno o dos años. “El celo de los linces se produce entre diciembre y febrero, y los partos de las primeras cópulas suelen ocurrir a finales de febrero o principios de marzo”, explica Cubero. “Esperamos que entre el año que viene y el siguiente ya puedan ser ejemplares reproductores”.
En cuanto al número de crías, Cubero señala que “depende de la calidad del hábitat y la disponibilidad de alimento. Lo normal es que tengan entre dos y tres crías, aunque en zonas con alta densidad de conejos se han registrado camadas de hasta cinco cachorros, con supervivencia de todos”. “Pero hay que ser prudente, paso a paso. Ahora, el objetivo es que estos ejemplares que tenemos se adapten, se fijen al territorio” para poder decir con mayor asiduidad, “me pareció ver un lindo lince palentino”.