La procesión del Rompimiento del Velo recuerda la resurrección de Cristo para los cristianos y marca el final de una Semana Santa Palentina pasada por agua
Resucitó Cristo y la Virgen se retiró el velo de luto. El Domingo de Ramos significa para los cristianos la base de su fe. La vuelta de los muertos del hijo de Dios. Todo un acontecimiento que hay que celebrar desde bien pronto y en Palencia se ejecuta con la procesión doble del Rompimiento del Velo.
La más temprana de todas las que durante la Semana Santa recorren las calles de la capital palentina y de las pocas que este año se han salvado de la lluvia y que además han gozado de la claridad del cielo. Es como si el Domingo de Resurrección le quitara el velo no solo a la virgen, sino también al cielo para que el sol brillara mientras los cofrades palentinos acompañaban al Santísimo bajo palio al encuentro con la Virgen del Rompimiento (Anónimo, de 1929) para hacer partícipe de su resurrección.
Tan mañanera es esta procesión que los bostezos saltaban por las filas de cofrades aquí y allá, a la vista dado que hoy, salvo los que portaban a la Virgen de la cofradía de la Vera Cruz, iban descubiertos. Se acabó la penitencia. Hasta para los portadores de la talla, que una vez fue despojada ya en la plaza Mayor de su velo negro por dos niños de la Vera Cruz, organizadora del desfile, también se despojaron de sus verdugos.
A la plaza Mayor habían llegado las dos ramas de la procesión por separado. Por un lado, el Santísimo, acompañado por la mayor parte de los cofrades participantes en la procesión del Rompimiento del Velo. Saliendo de San Pablo, para ganar la Plaza Mayor desde San Francisco. Por el otro, la Vera Cruz, partiendo de su Cofradía para llegar a la Plaza Mayor por los Cuatro Cantones y la Bocaplaza cuando todo el cortejo ya se había distribuido en el ágora palentino ante cientos de personas que, incluso cuando la procesión no había salido, ya ocupaban sus puestos junto a las vallas colocadas en la Plaza Mayor.
A las 10,46 tuvo lugar el Rompimiento del Velo, el punto álgido de la procesión tras el cual, las diferentes hermandades empezaron a pasar y mostrarse ante el santísimo para comenzar el regreso hasta San Pablo, donde se dio por concluido el último desfile y por tanto la Semana Santa de Palencia 2025 a la que la lluvia le ha robado demasiadas procesiones.