El Centro Cultural Provincial acoge las exposiciones fotográficas de Frank Horvat y Alberto Martí Villadefrancos
Por Fernando Caballero
El V Festival Internacional de Fotografía de Castilla y León presenta en el Centro Cultural Provincial de la Diputación de Palencia sendas exposiciones de Frank Horvat y Alberto Martí Villardefrancos, que exploran, respectivamente el mundo de la mujer y la emigración a través del mar con Galicia como base.
Frank Horvat nació en Abbazia, Italia (en la actualidad Opatija, Croacia), en 1928, en una familia judía que huyó a Lugano (Suiza) en 1939. A los quince años, adquirió allí su primera cámara, una Retinamat de 35 milímetros, que obtuvo vendiendo su colección de sellos postales. En Milán, a donde llegó en 1947, estudió arte en la Accademia di Brera, trabajó en una empresa de publicidad y como fotógrafo independiente para revistas italianas. Tras viajar a París en 1950, donde conoció a los grandes fotógrafos Henri Cartier-Bresson y Robert Capa, se quedó en Francia, donde desarrolló gran parte de su carrera profesional.
La exposición que presenta el Festival en el Centro Cultural Provincial está dedicada la mujer, a sus rostros vistos como ‘Caminos infinitos’. Porque la visión que tiene Horvat de la mujer es poliédrica. La mujer como modelo y objeto de deseo configura un bloque sólido. Las modelos salen a la calle, al margen de las pasarelas, y conviven con los ciudadanos de París, Nueva York, Roma y Londres, confundiéndose con el paisaje urbano.
La serie de retratos también ofrece la originalidad de contemplar a las protagonistas en situaciones cotidianas, alejadas del glamur que caracteriza su vida profesional. Así, Josephine Baker aparece después de una función, Coco Chanel contempla su desfile entre bambalinas y Françoise Saga queda retratada oculta tras el palco de un teatro. Las divas reconvertidas en personas de carne y hueso.
Las prostitutas constituyen otro de sus temas de interés. Las retrata en un bar y en el bosque de Boulogne, ambas en París (1956) y dentro de un coche policía (1956), con el gesto de una de ellas burlándose del fotógrafo… y del destinatario de la foto, es decir, de los que la visionan, de la sociedad. También se recogen dos imágenes de Le Sphinx, un famoso burdel de París, en las que aparece el desnudo.
Frank Horvat ha recorrido numerosos países buscando esos caminos infinitos de la mujer. Los encontró en la playa y en unas quinceañeras en Río de Janeiro, en una mujer reflejada en el espejo vista por su marido en Lahore (Pakistán), junto a un policía en Caracas (Venezuela), en El Cairo balanceándose, sometiéndose a una cirugía estética en Tokio y en España, junto a un guardia civil en Toledo (1964).
El fotógrafo dejó escrito que “la fotografía no es sólo un arte visual, sino algo más cercano a la poesía, o al menos a cierta poesía, como el haiku”. Estas imágenes se transforman en eso, en poemas cortos elaborados a base de imágenes sensibles.
La emigración gallega a mediados del siglo XX
Alberto Martí Villardefrancos (La Coruña, 1922-2017) retrató la vida de su ciudad durante ocho decenios, cinco de los cuales trabajando como fotógrafo de La Voz de Galicia hasta su jubilación en 1982. La exposición ‘Los adioses’ fue producida en 2010 con negativos que, muchos de ellos, hasta entonces no se había revelado antes. La colección constituye un magnífico documentográfico de uno de los dramáticos fenómenos sociales que se vivió en Galicia a finales de los años cincuenta y primeros de la década siguiente: la emigración a través, como no podía ser de otra forma, de los puertos marítimos, especialmente los de La Coruña y Vigo, y en algunos casos su regreso a casa.
Martí Villardefrancos dejó como testimonio documental imágenes sobrecogedoras de familias enteras, especialmente niños y mayores, partiendo hacia destinos americanos con un futuro incierto. Rostros de tristeza, amargura, quebranto por el pasado y presente que dejaban en Galicia ante un porvenir que desconocían.
La emigración fue un fenómeno que se extendió por todo el país en un momento histórico previo al desarrollismo de los años sesenta que obligó a muchos españoles a buscar trabajo fuera de las fronteras hispanas. A tenor de las imágenes de este fotógrafo coruñés, la emigración gallega fue numéricamente muy importante: barcos llenos de viajeros y despedidas masivas en los puertos.
No faltan imágenes simpáticas, como el capitán de un barco con tres abuelas, un coro despidiendo a los emigrantes, marineros de la Armada ajenos al problema social y un grupo de religiosas esperando a sus hermanas. Pero también hay fotografías duras, como unos niños que perdieron el barco… y el futuro; una niña que no oculta su tristeza esperando entre maletas a su madre; un niño ejerciendo de madre de otros tres hermanos pequeños, estos más alegres e ingenuos, ignorantes de su futuro, y aquel más triste siendo consciente de la responsabilidad que tiene y del incierto destino que les espera a todos.
Testimonial y documental es la imagen que recoge los abrazos de familiares tras el secuestro del buque portugués Santa María, que cubría la ruta Caracas-Lisboa-Vigo, por el Directorio Revolucionario Ibérico de Liberación.
Una exposición, en fin, testimonial, documental y que recupera la memoria del éxodo gallego hacia América, donde las maletas apiladas en los puertos adquieren la misma fuerza dramática que los numerosos rostros que retrata con vigor Alberto Martí Villardefrancos.


































