Un proyecto nacido y construido desde la tierra que lo sostiene
Hay lugares que no se explican, se sienten. Rincones donde el tiempo se detiene y la memoria se hace paisaje. La Morterona, en Saldaña, es uno de ellos. Desde siempre ha estado ahí, discreta, silenciosa, contemplando la vega del Carrión y los campos que se abren como un mar de tierra fértil. Pero este 16 de julio, ese altozano de la memoria se convirtió en mucho más: un mirador, un monumento, una declaración de orgullo colectivo. Saldaña inauguraba el “Mirador La Morterona – Escultura Thieldones”.
Lo que antes era un paraje querido por los saldañeses, ahora es también un símbolo de identidad. Y no uno cualquiera: desde este lugar se alza ya la figura firme y poderosa de dos caballos Thieldones, forjados en acero oxidado, mirando de frente al horizonte que un día recorrieron sus ancestros.
Un proyecto construido desde dentro.
La actuación ha contado con una inversión total de 124.000 euros, de los cuales 40.000 han sido aportados por el Ayuntamiento de Saldaña y los 84.000 restantes financiados entre el grupo de acción local ADRI Páramos y Valles y la Junta de Castilla y León, dentro de los programas de desarrollo rural.
Pero este no es un proyecto externo ni ajeno. Ha sido diseñado por Ricardo Olmeda, alguien muy vinculado a Saldaña y su comarca, dirigido por un arquitecto igualmente vinculado con el municipio, y ejecutado por talleres, profesionales y empresas de obra civil de la comarca saldañesa. Un proyecto nacido y construido desde la tierra que lo sostiene.
La escultura de los Thieldones, que pesa 6 toneladas, y el propio mirador, de otras 5 toneladas, reposan sobre una cimentación de cinco metros de profundidad, diseñada para garantizar estabilidad, seguridad y permanencia. Una obra que no solo mira lejos, sino que echa raíces profundas.
Los caballos que un día cabalgaron hacia la historia
Los Thieldones , reconocidos en el mundo romano por su fortaleza, resistencia y agilidad. Eran apreciados para la guerra y el transporte en campañas militares. De ellos hablaron historiadores como Estrabón o Plinio, y hoy, siglos después, su leyenda regresa al corazón de la comarca que los vio nacer.
La figura en acero oxidado de más de 6 metros y medio de altura que ahora domina la panorámica no es solo arte público: es historia recuperada, dignidad forjada, memoria con forma.
Inauguración de la Estatua Thieldones en la Morterona de Saldaña pic.twitter.com/a2S5U70nEY
— Palencia en la Red (@PalenciaEnlaRed) July 17, 2025
Una inauguración con alma
El acto inaugural fue seguido por numerosos saldañeses y visitantes, que compartieron una tarde de emoción contenida. Con el aviso inicial, de que algo importante se avecinaba, a cargo de los “campaneros villaltanos” con su repique de campanas, seguido de la música de los dulzaineros “Vino Aquilino” y el broche final junto al atardecer de un cuarteto de folk con raíces celtas “vagueando” acompañó un atardecer cargado de significado.
Desde el mirador, se contempla la vasta vega del río Carrión, las tierras que alimentan generaciones y esa red infinita de caminos y senderos que muchos recorrimos de niños en bicicleta, cuando el mundo era pequeño y eterno a la vez.
Un lugar para mirar también al cielo
Este enclave no solo es memoria. También mira hacia el futuro. Está situado en una de las mejores franjas de visibilidad de toda España para el gran eclipse solar de 2026, un fenómeno que atraerá miles de visitantes y que tendrá aquí, en La Morterona, uno de sus puntos privilegiados para ser contemplado.
Saldaña levanta la voz
En una época en que el mundo rural lucha por ser escuchado, Saldaña ha decidido hablar con hechos. Ha recuperado su historia, ha movilizado a su gente, ha construido con sus manos y ha devuelto al paisaje un símbolo que es de todos.
El Mirador La Morterona – Escultura Thieldones no es solo una intervención estética o turística.
Es una emoción sólida. Una raíz compartida. Una mirada al pasado que impulsa hacia adelante.
Y para quienes llevamos a Saldaña en el alma, es también un lugar al que volver, una y otra vez.





























