Nebulosa 21.25: Los jóvenes artistas que escaparán del agujero negro

Exposición Nebulosa 21.25.
Exposición Nebulosa 21.25. Javier Ayarza (i), Beatriz Castela y Jorge Gil. Colectivo Néxodos y USAL.

Visitamos la exposición del observatorio de artistas emergentes de la mano de sus comisarios, Javier Ayarza, Beatriz Castela y Jorge Gil, en el espacio Nexo990 de Monzón de Campos

Cuando sus profesores Javier, Jorge y Beatriz entraron en el estudio de la Facultad de Bellas Artes donde estaba trabajando, el joven Adrián Rodríguez se empeñó en mostrarles sus obras más canónicas. Aquellas con las que aspiraba (y solía conseguir) un buen notable o sobresaliente. Las de técnica depurada, trazo preciso, perspectiva impecable. Ellos, en cambio, rastreadores insaciables de talento, se obstinaban en rebuscar por los rincones. Y así dieron con lo que Adrián consideraba retales, un juego de sombras negras que definía con exactitud su identidad artística. De una forma natural, inconsciente. Auténtica.

Exposición Nebulosa 21.25.
Exposición Nebulosa 21.25. Obra de Adrián Rodríguez.

El artista palentino Javier Ayarza, junto con sus compañeros docentes de la Universidad de Salamanca, Beatriz Castela y Jorge Gil, promueve por segundo año consecutivo dos exposiciones en paralelo que tienen una misión que suena a causa perdida: dar esa primera oportunidad a los artistas, recién licenciados en Bellas Artes o a punto de hacerlo, que se forman en Castilla y León.

Una doble exposición, porque cuenta con dos sedes y proyectos separados. En el Museo de Palencia, hasta el 21 de septiembre puede visitarse ‘De aquí. Ahora’, con una selección de obras de 12 jóvenes palentinos egresados en Bellas Artes o con estudios de máster, procedentes de las facultades de Salamanca, Pontevedra, Bilbao o Cuenca. Un proyecto que va a replicarse en otras provincias de Castilla y León, también con artistas vinculados a cada una de ellas.

https://www.palenciaenlared.es/la-exposicion-de-aqui-ahora-fusiona-arte-contemporaneo-y-raices-palentinas-en-el-museo-de-palencia/

Y en segundo lugar, la sala Nexo990, en Monzón de Campos -considerada por el Observatorio de la Cultura como uno de los mejores proyectos del mundo rural en España -, muestra este verano la colección de piezas de alumnos de la USAL titulada ‘Nebulosa 21.25’.

https://www.palenciaenlared.es/el-espacio-nexo990-de-monzon-apuesta-por-el-talento-joven-en-su-septima-temporada/

Javier, Jorge y Beatriz conducen a los periodistas de PaCO Magazine por este antiguo matadero, ubicado a orillas de la vía del tren, reconvertido en un pequeño centro de arte contemporáneo que, pese a su escaso apoyo institucional y financiero, está captando la atención de expertos de toda España y del extranjero.

Además de ser profesores de Bellas Artes, comparten su participación en el colectivo Néxodos, principal impulsor de la sala Nexo990 entre otros espacios e iniciativas artísticas. Así que, en este caso, asumen un rol de mecenazgo y tutorización como parte de esa rebeldía propia que ejercen con paciencia desde salas como la de Monzón: reivindicar la cultura, de máxima calidad, en entornos rurales, con poca participación y, sobre todo, con escaso apoyo de las instituciones.

“Vemos los trabajos que desarrollan nuestros alumnos y qué oscuro tienen en el futuro en realidad. Por eso decidimos abrir esta línea dentro de Néxodos para visibilizar el talento de esos jóvenes que están cursando los últimos años de Bellas Artes o acaban de terminar, al margen de los concursos y las becas”, a menudo condicionadas a obras o proyectos concretos.

La visita por el espacio muestra obras que, en un primer vistazo, nada tienen que ver entre sí. Nada más lejos de la realidad: todos sus creadores han nacido en el siglo XXI, con todo lo que eso comporta. Se ve claramente en la obra de Charlie (nombre artístico de la joven artista asturiana Carlota Irazusta Galán). Un mural plagado de recortes, dibujos en materiales de desecho, capturas de pantalla analógicas y surgidas de las manos, no del algoritmo.

Exposición Nebulosa 21.25. Obra de Charlie.
Exposición Nebulosa 21.25. Obra de Charlie.

Como un tiktok offline y palpable que lleva a la realidad el universo virtual en el que crecen, se desarrollan y, a menudo, se contaminan los artistas de la generación zeta. “Crea a partir de toda esa masificación de imágenes a la que están expuestos”, explica Beatriz Castela, mientras Jorge Gil apunta que, pese a que todos tienen un lenguaje propio, “en su estética se nota que son nativos digitales”. Los límites entre la pantalla y el mundo, que se invierten a menudo en su universo creativo. Como el calcetín al que se le da la vuelta. O el balcón inverso, que en la obra fotográfica de Guadalupe González Rey, de Extremadura, donde encuadra “un espacio abierto donde no puedes entrar”.

Pero también los límites de una realidad sumamente compleja para unos jóvenes que han apostado por dedicarse a las bellas artes, con todo lo que eso supone a nivel laboral, en lugares como Castilla y León. Realidad en la que exploran su propia autobiografía, como la extremeña Aida Martín González, cuya pintura es definida por sus profesores como “fresca, ácida, divertida, instintiva”. O los jirones de látex con los que la gallega Alba Prado Fuentes representa los desconchones de un paisaje gallego en decadencia, que parece haber sido abandonado por la civilización.

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Nebulosa-21.25-16. Obra de Aida Martín

Ese interés por los mundos desaparecidos, entornos rurales en transformación que quienes nacieron en el siglo XXI ya solo pueden observar desde la distancia, aparece también en obras como la que protagoniza la Sala de Despiece de este antiguo matadero de animales, un fragmento de tejado segoviano rescatado de la casa familiar del artista Claudio San Emeterio de Lucas, acompañado de un enorme grupo de fotografías de ese paisaje, fruto de su TFG.

Una sensación que transmite también la asturiana Nenyure Llames Cuesta en sus “hibridaciones de la vida cotidiana”, donde rompe con su propia infancia.

Porque ser joven, nacido en este siglo XXI digital y caótico, y ser artista… es  todo un deporte de riesgo. Aunque la enorme cultura audiovisual que traen bajo el brazo es también un punto de partida interesante, a ojos de sus profesores. Se observa en la obra fotográfica de creadores como la segoviana Ruth Cuadrado, que documenta con crudeza y sensibilidad el alcoholismo de un familiar. O en las fotografías teatralizadas de Raquel Fernández Piñero.

Pero, ante todo, hay que reconocer que ser joven es divertido. Y la obra de estos artistas emergentes también lo refleja, en la “estética visceral” del cacereño Kike Martín del Amo, en el “desparpajo” creativo de la británica-manchega Ayala Barber, o en la “musicalidad” de las flores de Alejandra Martín Cachón. O en “el arte por la diversión” del dúo Sala 7, que conforman Adrián Rodríguez y Aida Martín.

Cultura audiovisual que a veces sus profesores tratan de pulir. “Les insistimos en que no pueden tener como única referencia lo que ven en Instagram. Primero, porque el móvil engaña y puede destacar una pieza que, en directo, no tiene calidad”, explica Ayarza. Y después, porque están en plena búsqueda de su lenguaje, definiendo su futuro y encontrando su camino, a ser posible lejos de la homogeneización del algoritmo.

“Soy de aquí”

La oportunidad de exponer en un centro de arte contemporáneo de prestigio, como ya es Nexo990, es también una lección a la sociedad, desde el ejemplo. “La esencia básica de este proyecto, que queremos replicar en otros lugares, es la falta absoluta de apoyo por parte de las Instituciones”, explica Jorge Gil. “¿Cómo consigues que un artista reivindique que es de Palencia, si lo hemos echado, negándole apoyo?”, se cuestiona Ayarza. “No tienen dónde exponer, dónde trabajar… No tienen qué comer, si se quedan aquí. Ser artista emergente, en Castilla y León, hoy en día es insostenible”, puntualiza su compañero.

Ayarza considera que, con muy poca inversión, en otros lugares están habilitando talleres y estudios para favorecer ecosistemas de creación, intercambio y, por supuesto, exposición para estos jóvenes creadores, a partir de los cuales siempre se crean sinergias y nuevas ideas. “No es tan caro habilitar espacios con talleres, herramientas, maquinaria, que les permita producir y establecerse”. Ello redundaría, como comprobamos durante nuestra visita, en una educación del público en el arte contemporáneo. En saber leer y recibir aquello que el artista expresa en lenguajes muy alejados de las artes plásticas que comúnmente llenan las salas de exposiciones en provincias como Palencia.

De otro modo, marcharse es, a la postre, renunciar a la identidad. “Uno es de donde pace, no de donde nace”. Y aquí, hoy por hoy, un artista de la generación zeta no tiene pasto que le permita alimentarse.

Al menos, eso sí, tienen el apoyo de sus profesores y mecenas, como resume Ayarza. “Lo único que intentamos es decirles que lo que están haciendo merece la pena de verdad”.

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