La joven bailarina palentina de la Escuela de Danza Smile nos cuenta cómo ha vivido su pasión por la danza y cómo inspira a nuevas generaciones a atreverse a bailar
Descubrimos este mes, en la nueva sección “Los jóvenes de PaCO”, a una bailarina que transmite energía y pasión en cada movimiento. Lydia Vian, formada en la Escuela Smile, cree que la danza en Palencia sigue creciendo y que, aunque no siempre sea fácil, hay espacio para quienes quieren dedicarse a ella con ganas y perseverancia.
¿Cómo y cuándo empezó el baile en tu vida?
Pues empezó con tres o cuatro años, en infantil. Yo estaba en un colegio y vi que había una profesora que bailaba muy bien y un grupo de niñas también. Y yo estaba todo el rato diciéndole a mi madre: ‘Mamá, yo quiero bailar, yo quiero estar ahí’.Me apunté, y no recuerdo el primer día que empecé, pero desde ahí para arriba y hasta ahora, con 20 años. Y es que es mi vida. Luego fui formándome y hasta ahora.
¿Recuerdas tu primer escenario? ¿Cómo fue la sensación de estar ahí arriba?
Pues no recuerdo la primera vez, pero sí recuerdo que nunca he estado nerviosa como tal por subirme a un escenario. Era algo que me encantaba tanto que no estaba nerviosa ni nada.
¿Qué se te pasa por la cabeza justo antes de salir delante de todo el mundo?
Que salga bien. Antes era mucho más ‘a disfrutarlo’. Ahora lo disfruto, pero como también lo veo desde la visión de profesora, pienso: ‘por favor, que salga bien todo lo que hemos ensayado’.Yo no salgo nerviosa, salgo tranquila, para disfrutar y pasarlo bien, y para disfrutar de las caras del público, que es lo que ahora me llena. Antes era solo pasarlo bien; ahora, si llego al público, eso me llena a mí misma. Eso me gusta muchísimo.
¿Qué supuso para ti entrar en la Escuela de Danza Smile?
Entré porque mi profe del cole estaba en Smile. Crecí, me fui del colegio y vi la escuela. Era otro mundo totalmente: pasas de un colegio chiquitito, con cuatro personas con las que vas toda la vida, a una escuela que ya tenía caché, sobre todo en danza contemporánea y ballet. Era como ‘wow, estoy aquí’. Veía otro nivel, otra forma de vida que no conocía.Fue increíble entrar, además me acogieron muy bien. Yo siempre he sido muy grande y siempre pasaba con los mayores, y era como ‘madre mía, qué miedo’, pero siempre me hacían sentir familia.
Y ahora eres una de las caras visibles de la escuela.
Ahora mismo siento que represento a la escuela de danza Smile y a las danzas urbanas, pero sobre todo me siento parte de esta escuela, como si llevase toda la vida —que realmente la he pasado casi entera aquí—. Estoy muy contenta de formar parte, de cómo me acoge la gente, de poder enseñar a mis alumnos, ver sus caras de felicidad… y bailar con ellos, que eso me encanta.
¿Quiénes han sido las personas que más te han ayudado a ser bailarina en este proceso?
La primera que confió en mí fue Miriam Panero, la profe que estaba en mi colegio y ahora está en Smile. Fue la primera que confió en mí, que me enseñó cómo enseñar, cómo tratar a un alumno, cómo estar en clase, que hay que disfrutar principalmente… Ella me enseñó que si la danza no te llena y no tienes un buen profesor, no puedes hacer nada.También Danilo, que es profesor de danza contemporánea, me inspiró muchísimo. No estuve tanto con él como con Miriam, pero me impactó porque tenía una forma parecida de enseñar y hacían que disfrutara del proceso, que quisiera ir todos los días a bailar.Y ahora eso es lo que transmito a mis alumnos: hay que ser disciplinado, sí, pero sobre todo hay que disfrutar. Si no, ¿qué sentido tiene?
¿Ves más chicos apuntándose a bailar?
Sí, muchísimos. Cada vez más. Mi primo pequeño también se ha apuntado este año. Se está quitando el estigma —por fin— de que es solo para chicas.Algunos alumnos me han escrito: ‘Lydia, me pasa esto, no sé si dejar el baile…’ Y yo siempre les digo: ‘No lo dejes. Si disfrutas, sigue’. Cada vez hay menos prejuicios y al final lo importante es pasarlo bien, disfrutar con la gente, que ese es el objetivo.
¿Cómo es crecer y bailar en una ciudad más pequeña que Madrid, por ejemplo, que puede contar con más oportunidades en este mundillo?
Sí que me lo he planteado, pero no me he comido la cabeza. Siempre intento salir fuera a aprender para traerlo aquí. La danza urbana está creciendo en Palencia y la danza en general también. Yo me siento realizada como bailarina aquí.No es igual que Madrid, pero poco a poco se va reconociendo. Nunca me he planteado irme a vivir fuera para crecer, prefiero moverme y formarme por ahí para luego traerlo aquí.
¿No te ves viviendo fuera para seguir creciendo?
No siempre. Quizás una temporada sí, para formarme más o trabajar con alguien, pero yo estoy a gusto en Palencia.
¿Cómo definirías tu estilo bailando?
Soy muy de hip hop y afro —afro engloba muchísimo—, pero necesito aprender todos los estilos. También me encanta la danza contemporánea. Se podría decir que intento ser versátil. Me encanta aprender de todo y de todos, para poder enseñarlo luego.
¿Y quiénes son tus referentes?
Me fijo mucho en Karuquesi, bailarina de afro increíble. Y en Quique Guijarro, que es de hip hop y salió en ‘Fama a Bailar’. Me ha enseñado muchísimo y tiene una forma de enseñar muy parecida a Miriam. Siempre me inspira, me enseña mil cosas y me dice dónde mejorar. Para mí es una inspiración total.
¿Una palabra o canción que te represente?
No sabría decir una canción. Pero sí una palabra: perseverancia. La tengo tatuada en el brazo. Me representa totalmente. Soy muy perseverante, todo el rato intentando conseguirlo, sin llevarme a nadie a mi paso, obviamente, y ayudando a todo el mundo. Todo el rato estoy machacándome para conseguirlo; quizás a veces soy un poco demasiado autoexigente, pero eso también lo he aprendido a controlar, y básicamente eso: siempre he trabajado desde que era muy pequeña, en todo.
¿Tu momento más emocionante hasta ahora?
Bailar en Los Ángeles, en el World of Dance, con la escuela Cras Dance, que está unida a Smile. Fue increíble.Y aquí, el Megastar el año pasado: nunca había visto tanta gente desde un escenario en Palencia.
¿Te imaginas bailar para algún artista o escenario en concreto?
No tengo uno en mente, pero me gustaría mucho bailar para alguna artista. Emilia sería increíble. Lola Índigo, súper top. Siempre me ha encantado por cómo da visibilidad a los bailarines.
¿Cuál es tu sueño a largo plazo?
Vivir el día a día, como ahora. Estoy en el peak de felicidad: tengo un trabajo que me llena, estudio algo que me gusta, y tengo gente buena a mi alrededor. Mi sueño es seguir así o parecido.


