Un sello de un legado inmortal

Exposición filatélica en el casino de Palencia
Exposición filatélica en el casino de Palencia en homenaje al que fuera presidente de la Asociación Filatélica Palentina, Luis González Rodríguez, durante más de veinte años, recientemente fallecido

Una exposición filatélica que entrelaza recuerdos y celebra la vida de Luis González Rodríguez, apasionado por los sellos y su tierra, abierta con entrada libre en el emblemático Casino hasta el 21 de septiembre

Jesús García-Prieto / ICAL

En una era digital donde las prisas devoran el tiempo y la escritura de cartas se ha desvanecido como un eco del pasado, la Asociación Filatélica Palentina resiste, fiel a su misión de preservar el arte de los sellos, esos pequeños fragmentos de papel que guardan historias inmensas. En el corazón de esta resilencia late el recuerdo de Luis González Rodríguez, su presidente durante más de 20 años y alma de la filatelia en la provincia, fallecido en noviembre de 2024. Hoy, su legado brilla en una exposición que no solo celebra su vida, sino que invita a redescubrir Palencia a través de 48 vitrinas repletas de pasión postal.

La sede social del Casino, un joyel arquitectónico del siglo XIX, acoge hasta el 21 de septiembre este homenaje gratuito, abierto de 19 a 21 horas de lunes a viernes y de 12 a 14 los fines de semana y festivos. Siete expositores, locales y foráneos, despliegan colecciones que van desde la marcofilia palentina hasta el Camino de Santiago, uniendo el amor por los sellos con el orgullo por la tierra que Luis tanto defendió.

En un escenario de envidia como el del Casino de Palencia, con sus columnas neoclásicas y techos altos, que parece diseñado para custodiar tesoros intangibles. Aquí, la exposición no es solo una muestra filatélica; es un puente entre generaciones, un canto a la paciencia y a la belleza de lo pequeño que encierra lo inmenso. Organizada por la Asociación Filatélica Palentina, de la que Luis fue socio fundador en 1973, esta muestra reúne 24 vitrinas dobles -48 en total- que despliegan el universo postal a través de siete colecciones únicas, cada una un reflejo del espíritu incansable de su inspirador.

Luis González no fue solo un coleccionista; fue un arquitecto de sueños postales. Nacido en 1935 en Palencia, su vida se entrelazó con los sellos desde joven, en una época en que la filatelia era un refugio para soñadores y eruditos. Como presidente de la asociación, transformó un hobby en un vehículo para ensalzar el patrimonio palentino. Gestionó emisiones nacionales que llevaron el nombre de la provincia a todo el país: el sello de los 140 años del Diario Palentino; el del Fuero de Brañosera, el primero de España; el del puente de Puentecillas o, su mayor orgullo, el que celebró a Palencia como cuna de la primera universidad española en el siglo XII. “Fue tenaz, no paró hasta conseguirlo”, recuerda Luis Sendino, actual presidente de la asociación, con la voz cargada de admiración. “Luis usó los sellos para transmitir su amor por esta tierra”. Ahora, Correos prepara un sello con su imagen, un homenaje póstumo que circulará como un eco de su legado.

Las vitrinas del Casino cuentan esta historia. Francisco Osorno, de la Sociedad Filatélica de Palencia, presenta “Marcofilia palentina”, un viaje por los matasellos que han sellado el pulso de la correspondencia local, desde ferias de San Antolín hasta cartas de emigrantes. Luis M. Cuadrado evoca el Camino de Santiago, con sellos que dibujan peregrinos y puentes jacobeos cruzando Tierra de Campos. Pilar Robles ofrece una colección didáctica, un puente para que niños y adultos descubran que un sello es más que papel: es un portal a la historia. Rafael Palacios viaja al Descubrimiento de América, conectando Palencia con el horizonte colombino. Luis Sendino, por su parte, dedica sus tarjetas postales a Albino Rodríguez Alonso, fotógrafo palentino que hace un siglo envió imágenes de la ciudad al mundo. “Recuperar esas postales es traer de vuelta pedazos de nuestra historia”, explica Sendino, cuya pasión por lo postal rivaliza con la de su antecesor.

Desde fuera, llegan refuerzos que amplifican el tributo. Pedro Pastor, de Valladolid, exhibe “Acontecimientos que cambiaron el mundo”, con sellos que narran revoluciones e inventos, temas que Luis admiraba por su universalidad. Begoña Imaz, de la Asociación Filatélica Alavesa, aporta “El granero de España”, un canto a la agricultura castellana con campos dorados y silos que resuenan con la fertilidad de Palencia. “Todos se ofrecieron a traer sus mejores piezas”, dice Sendino. “Luis tenía lazos profundos con otras federaciones. Esto es un coro de cariño hacia él”.

Sendino desvela el germen de la muestra. “Toda la junta directiva y los socios pensamos que Luis lo merecía. Es un referente; la filatelia palentina no se entiende sin él”. El proceso, “laborioso pero reconfortante”, unió a expositores locales y de Valladolid y Álava, con el Casino facilitando un espacio “de lujo”. “Animo a los palentinos a conocer este edificio, en el mejor sitio de la ciudad”, añade. Para la familia de Luis, el homenaje es un bálsamo. Nieves González, su hija mayor, lo expresa con orgullo sereno. “Es un reconocimiento de toda Palencia, de la asociación que fundó y vivió con toda su energía. Nos sentimos muy orgullosos, y damos gracias a quienes han estado con nosotros”. Ver a su padre tan querido, rodeado de amigos y autoridades, es “una satisfacción íntima, reconfortante”.

Recorrer la exposición es como abrir un álbum familiar. Un matasellos de 1920 evoca mercados bulliciosos; un sello de 1993 muestra el puente de Órbigo; las postales de Albino capturan Palencia en blanco y negro. Sendino sueña con expandir el coleccionismo. “No acumulamos por avaricia; mostramos con pasión. Queremos abrirlo a facturas antiguas, calendarios, fotos del siglo XIX. Si alguien tiene un tesoro en casa, que lo enseñe”. La asociación, con 40 socios y un centenar de aficionados, invita a unirse. “La cuota es simbólica, pero nos da fuerza”. Para los jóvenes, planean apostar por lo digital, conscientes de que el coleccionismo madura con el tiempo. “Yo a los 25 no coleccionaba postales. Hay que dejar poso”, reflexiona Sendino.

En un mundo que ya no escribe cartas, Sendino defiende su magia. “Escribir otorga reflexión, parsimonia. Una postal lleva mensajes alegres; el gesto dice más que las palabras”. Los coleccionistas, asegura, son “gente de fiar, reflexiva”. Y Luis era su máximo exponente. Su legado —“el cariño que generó, uniendo sellos y Palencia”— guía el futuro de la asociación, con charlas, conferencias y quizá un acto especial en noviembre, al cumplirse un año de su muerte. “Editamos un libro sobre la historia postal de Palencia para nuestro 50 aniversario. Seguiremos divulgando coleccionismo y Palencia”, promete Sendino.

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