Siglos de selección de semillas y el impulso industrial de hortelanos como la familia Valdespina han garantizado la continuidad de una variedad que hoy es una imprescindible de la cultura gastronómica palentina
Siglos de selección de semillas por parte de los agricultores de Torquemada se resumen en una sola sensación: la textura, el intenso sabor y la carnosidad del pimiento asado, que hoy degustarán miles de personas en una de las principales ferias gastronómicas de nuestra provincia. ¿Y qué es lo que distingue a este producto de otras variedades?
Este pimiento, junto a otros productos de la huerta de Palencia como la cebolla de Palenzuela o los guisantes, forma parte de un valioso patrimonio gastronómico que, sin embargo, a menudo permanece desconocido incluso para los propios palentinos. Su defensa y promoción son clave no solo para preservar una joya agrícola, sino para impulsar el reconocimiento de toda una provincia, tal y como reconocen, en sus artículos científicos, investigadores como Fernando Franco Jubete, autor de libros como Gastronomía de Palencia: Historia, alimentos y recetario’ (Diputación de Palencia, 2017)
Un Tesoro Inconfundible por su Sabor y Forma
Las características del pimiento de Torquemada lo hacen inconfundible. Su forma achatada, con cuatro o cinco “morros” o gajos bien marcados, lo distingue de otras variedades de pimientos morrones de Castilla y León, como los del Bierzo o Fresno, que tienden a ser más alargados. Posee una carne gruesa y consistente, de 6 a 8 milímetros de grosor, que le confiere una textura suave y un sabor intenso y ligeramente dulce. Su color anaranjado rojizo y su gran tamaño, con ejemplares que pueden pesar entre 300 y 700 gramos, completan su perfil, haciéndolo ideal tanto para consumir en fresco como para asar, método que potencia todo su esplendor.
El proceso de elaboración tradicional es tan importante como el propio fruto y define su calidad final. Los pimientos de Torquemada se asan directamente sobre brasas, con un cuidado exquisito para no quemar la piel, lo que les impregna de un sutil regusto ahumado. Tras ser retirados del fuego, se guardan en un recipiente cerrado para que el calor residual complete su cocción. Una vez fríos, se pelan a mano y se presentan listos para su consumo, conservados en su propio jugo o con un simple sofrito de ajo y aceite de oliva virgen. Esta técnica artesanal garantiza que el pimiento mantenga intacta su textura y su sabor característico.
Guardianes de la Semilla: El Futuro de una Tradición
La supervivencia de esta variedad local se debe al esfuerzo de un reducido grupo de productores. La colaboración de los horticultores, junto a empresas como Hortalizas Salus, liderada por la familia Valdespina y una de las principales garantes de esta variedad hortícola, favorecieron durante unos años un cierto auge de las explotaciones, que en los últimos tiempos ha disminuido por las dificultades para rentabilizar el cultivo de un producto delicado en un contexto de climatología cambiante. Pero este esfuerzo se mantiene y es fundamental para evitar la pérdida de un patrimonio genético y cultural único.
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Un Símbolo en la Gastronomía de Castilla y León
Aunque el pimentón, derivado del pimiento seco, es un ingrediente fundamental en la cocina castellana y leonesa desde hace siglos, presente en recetas tan icónicas como las sopas de ajo, la apreciación de las hortalizas frescas de calidad es más reciente. Castilla y León destaca por sus “hortícolas de altura”, productos cultivados a más de 700 metros que desarrollan una concentración de sabores y aromas excepcional. El pimiento de Torquemada es un ejemplo perfecto de esta excelencia, aunque la región no siempre ha sabido poner en valor este tipo de productos frente a sus afamadas carnes y legumbres.
En un contexto donde la gastronomía se ha convertido en un motor clave del turismo, con un 10% de los visitantes extranjeros llegando a España motivados exclusivamente por ella, productos como el pimiento de Torquemada son un tesoro por explotar. La defensa de lo autóctono y la promoción de una cocina de proximidad, que utilice los “Alimentos de Palencia”, se valora como fundamental para atraer a un turismo que busca experiencias auténticas. Hoy, el pimiento es el protagonista de ese impulso del turismo con sabor.

