Era el sacerdote más longevo de la Diócesis, con 75 años de ordenación
Se ha conocido hoy la triste noticia del fallecimiento del sacerdote diocesano Germán García Ferreras. Reconocido por su longevidad sacerdotal en la Diócesis de Palencia y su incansable servicio pastoral y social, su partida deja un profundo vacío en la comunidad. García Ferreras fue un gran impulsor de causas benéficas y un colaborador habitual en diversos medios de comunicación, siendo una figura muy querida entre los palentinos.

Nacido en Fáfilas (León) el 8 de junio de 1927, García Ferreras fue ordenado sacerdote un 15 de octubre de 1950. Su muerte acontece justo después de la celebración de un hito extraordinario: sus 75 años de ordenación sacerdotal. Esta efeméride se celebró precisamente el día de la fiesta de Santa Teresa de Jesús, una santa que, junto con San Juan de la Cruz, tuvo un peso significativo en su trayectoria, según informan desde la Diócesis de Palencia.
Además de su intensa vida pastoral, Germán García Ferreras poseía una sólida formación académica, siendo Licenciado en Derecho Canónico y periodismo. Su vida espiritual estuvo profundamente marcada por su devoción a Santa Teresa de Jesús y a San Juan de la Cruz, dedicándose a la intensa divulgación de sus vidas y escritos. En relación a esta pasión, él mencionó que le «entusiasma las moradas de Santa Teresa y el cántico espiritual de San Juan de la cruz».
Tras su primera encomienda como párroco de Almodóvar del Campo (Ciudad Real), García Ferreras sirvió extensamente en la Diócesis de Palencia. Desempeñó múltiples cargos, incluyendo vicario sustituto de Alar del Rey, ecónomo de Autillo de Campos y Abarca, y arcipreste de la Zona de Campos. También fue director general de la Legión de María de Palencia, párroco de Villalobón y Villajimena, y capellán de las Carmelitas Misioneras Teresianas en la “Residencia San José”.
Uno de los legados más perdurables de García Ferreras es su histórica vinculación con la Hermandad de Donantes de Sangre de Palencia. En esta entidad, fungió como capellán, secretario y, durante 14 años, como presidente. Sobre la importancia de este acto altruista, el sacerdote palentino afirmó que «lo más que puede dar las personas es la sangre», destacando que no se puede comparar con ninguna otra dádiva económica.
Su profunda dedicación también se extendió al acompañamiento de los reclusos, a quienes acompañaba en permisos penitenciarios. Habiendo vivido tres años atendiendo a presos y con su formación en Derecho, llegó a comprender la falibilidad del sistema, afirmando que «llegué a comprender cómo la justicia Yo soy de derecho tengo el título en derecho no cómo la justicia es injusta». Asimismo, fue un firme defensor de la vida, publicando artículos y un libro sobre la pena capital, declarando enfáticamente que «nunca se puede aplicar la pena de muerte a nadie».
Consultado sobre el valor de su ministerio, García Ferreras respondía de manera afirmativa y rotunda: «merece la pena ser sacerdote, sí». A pesar de su plena vocación, confesó que su «fracaso» fue no haber podido ir de misiones a la India, pues su madre se lo impidió. En momentos difíciles, acudía al Sagrario, siendo su texto bíblico preferido: «los que estáis cansados y agobiados Venid a mí que yo os aliviaré».
Los restos de Germán García Ferreras descansan en el Tanatorio de Palencia. La misa funeral en su honor se celebrará mañana, 17 de octubre, a las 12:30h en la Iglesia parroquial de Santa Marina.


