Asaja Castilla y León pide a la Junta que active el observatorio de plagas y evite la propagación del topillo campesino

Ejemplar de topillo campesino en Tierra de Campos
Ejemplar de topillo campesino en Tierra de Campos

Se constata la presencia del roedor en la Ribera del Duero en Burgos y en la provincia de Segovia

Lucía Sánchez / ICAL

Asaja Castilla y León ha exigido la Junta que active el observatorio de plagas para que en aquellas zonas donde se constate la presencia de focos de topillos se permitan realizar prácticas agrícola o se traten de manera inmediata para evitar su propagación.

El presidente de la organización agraria, Donaciano Dujo, confirmó a Ical, la presencia de topillos en la zona de la Ribera del Duero en Burgos y en la provincia de Segovia. “Los topillos proliferan de cara al finalizar el verano. Por eso se requiere realizar un control masivo del terreno y cuando se detectan se debe intentar atajar lo antes posible, ya que es mucho más fácil su control en ese momento, que cuando ya se extiende”, indicó para señalar que, de momento, los focos son “incipientes”.

Asimismo, exigió que los terrenos que son propiedad de las administraciones como las regueras de la Confederación Hidrográfica del Duero o las cunetas de los ayuntamientos se vigilen y se limpien “porque es dónde los topillos tienen los reservorios”.

Dujo indicó que si bien lo idóneo para evitar la proliferación del ratón campesino es que no tengan cereal para comer los agricultores deben cumplir la normativa europea y recoger la cosecha cuando toque.

El presidente de Asaja Castilla y León recordó que “topillos ha habido siempre” pero, indicó, que son plagas “cíclicas” que se dan cada cuatro o cinco años. Al respecto, aseguró que siempre que hay plagas de topillos aumentan los casos de turalemia, y a este problema de salud pública se suman las pérdidas económicas que sufren los agricultores porque los roedores se comen todos los productos.

En años normales, la población de topillos campesinos no llega a superar los 100 millones, pero en el verano de 2007, año de la plaga más intensa de este siglo, se estima que alcanzaron por lo menos los 700. Arrasaron un total de 500.000 hectáreas de cultivos y provocaron pérdidas por valor de 15 millones de euros. La plaga comenzó en Palencia y estuvo presente en toda la comunidad de Castilla y León, siendo las más afectadas las provincias de Valladolid, Segovia, Palencia y Zamora, especialmente en la zona de Tierra de Campos.

Noticias más vistas: