Una familia palentina abre las puertas de su casa en un particular pasaje del terror al que invitan, durante esta tarde, a todos los que quieran pasar miedo
Siendo la calle Cesáreo Estébanez de Palencia, llegar a la puerta (no hace falta decir el número, se ve perfectamente) invita a decir aquello de Para dentro, Romerales. Pero lo cierto es que el cartel invita a todo lo contrario. Prohibido el paso: Estamos cansados de esconder los cuerpos. La advertencia es clara, pero también desafiante.
Quien pueda leerlo, es que ya ha entrado en el Halloween propuesto por una familia palentina que ha llegado a pedir permiso al Ayuntamiento para celebrar esta fiesta como lleva haciéndolo hace más de una década: con un pasaje del terror en el que participan los familiares y amigos. Solo que antes lo hacían en Villamuriel, y con la mudanza a la capital, el terror también ha cambiado de municipio.
“Empezamos primero en casa, luego el Ayuntamiento de Villamuriel nos cedió el Centro Joven”, recuerda Jesús Nava, titular del pasaje del terror de la calle Cesáreo Estébanez, quien asegura que todo empezó por sus hijos, pero ahora ya tienen entre 12 y 18 años y son parte del ‘espectáculo’ que se desarrollará esta tarde, desde la 18,30 a las 22,30 horas.

Pasaje por dentro de la casa
Que el terror, lo macabro y las vinculación con la muerte, siempre de forma festiva, ha calado fuerte en esta familia se ve desde lejos. Las luces que iluminan la guarida se pueden ver desde lejos y desde hace unos días, gracias a la colaboración de Lorenzo, de la empresa palentina LRS Pro. Una vez a los pies de lo que por fuera parece un antro, quienes tengan el valor de acercarse podrán ver un atrezzo que crece cada año: calaveras, esqueletos moviéndose y vomitando productos tóxicos, calabazas, espantapájaros terroríficos, brujas con su ollas bullendo. Y un arco que anuncia la entrada en un cementerio, ante el que, si el tiempo lo permite, se formará una cola con las personas que quieran participar de la experiencia de esta celebración familiar.
La puerta entreabierta deja ver un pasillo negro. Ahí empieza el pasaje del terror en el que toma parte una quincena de personas, y que recorre las estancias de la casa. “Lo importante es pasarlo bien. Nosotros nos divertimos”, quita importancia Nava al hecho de abrir su hogar, algo tan íntimo, a desconocidos.
Sobre quiénes pueden entrar, Nava no se pronuncia. Sólo afirma que él está fuera, recibiendo a las visitas “y no sé qué ocurre ahí dentro”. Aunque algo debe de saber porque afirma que si bien antes, cuando montaban el pasaje del terror en Villamuriel daban caramelos a los niños, desde hace unos años han dejado de hacerlo. “Se les caían de las manos” de los sustos ” y teníamos que recogerlos del suelo”.
La experiencia durará solo esta tarde-noche. Como en los pasajes fantásticos, la puerta la otro mundo, a la ultratumba, al mundo de los muertos y seres increíbles solo se abrirá durante unas horas. Mañana, se habrá acabado la magia y la puerta ya no se abrirá hasta dentro de un año. Ni por fuera, ni por dentro. Un consejo para quienes quieran escapar de este voluntario y voluntarioso Pasaje del Terror: La puerta de la calle, para huir, se abre “para dentro, Romerales”












