Tras haber desoído los propietarios una orden de ejecución de 2010, el Ayuntamiento pagará los trabajos que deberán mantener, en todo caso, la fachada
Las ruinas en el casco urbano son un problema para muchos municipios. Edificios sin más ocupantes que el aire, el agua que se filtra y algún que otro animal, no siempre mamíferos. Espacios que afean los pueblos. Pero es que además, en ocasiones esas construcciones que vivieron tiempos mejores suponen peligros para los propios vecinos de la localidad. Porque ya no se tienen en pie y cualquier día pueden dar con sus piedras en el suelo, en el mejor de los casos.
Habitualmente, son los propietarios quienes, a requerimiento del Ayuntamiento, se hacen cargo del arreglo, seguridad, o derribo de esas edificaciones. Incluso la Diputación de Palencia saca periódicamente unas ayudas destinadas a ayudar a sufragar los gastos de acabar con esas ruinas.
No es el caso con el que se llevan encontrando en Aguilar de Campoo desde hace tres lustros con un edificio centenario en origen. El número 6 de la calle Tobalina. Una edificación de piedra, que originalmente “data del siglo XVI, “aunque ha sufrido multitud de actuaciones posteriores”, conservando una característica que dio como resultado que popularmente como la casa de la panza.

Ya en 2010 “fue emitida una orden de ejecución por el Ayuntamiento de Aguilar de Campoo por el mal estado de su fachada, época de la que datan los trabajos de estabilización del edificio. En 2023 se lleva a cabo informe de la Policía Local sobre el mal estado de algunos elementos constructivos; en definitiva, su estado es muy deficiente, y la cubierta presenta un estado de muy mala conservación”, explica el proyecto municipal.
En el mismo se subraya que “este inmueble no está bien conservado, y la mayor parte de sus materiales tienen su vida agotada. Las zonas con más exposición a la intemperie, como las cubiertas, se han deteriorado más que las otras mejor resguardadas. Todos los elementos estructurales presentan una deformación generalizada y se encuentran apeados precariamente con puntales” desde hace lustros.
Así, el estudio de la situación del edificio señala que resumirse en “Ruina parcial de la cubierta, que provoca la entrada de agua y sus consecuencias por el paso del tiempo”.
No es que hasta ahora no se haya hecho nada en este edificio: Por ejemplo, “el revoco de las fachadas en planta primera sobre el soportal, se ejecutó en 1976. En 1984 se dañó el muro de la fachada exterior sur por la ejecución de las obras del edificio situado enfrente, por situar una grúa móvil de grandes dimensiones para desmontaje de la grúa de la obra, provocando un blandón en la acera. Se ejecutó una reparación muy precaria y compleja de revertir, cosiendo las dos hojas de piedra del muro con varillas de acero, y colocando unos perfiles interiores para sujetar el muro”.
La actuación la costeará el Ayuntamiento de Aguilar de forma subsidiaria (es decir, luego la repercutirá en los propietarios) dado que “se trata de una obra en ejecución subsidiaria de una orden de ejecución incumplida por parte del propietario y emitida a causa de los riesgos que causa el edificio. Se realiza de conformidad con los informes emitidos por parte del arquitecto municipal”.
El límite económico será de casi 100.000 euros. En concreto, 95.940 euros y con ellos se plantea “la demolición del inmueble con mantenimiento de fachada”. “En resumen, se pretende eliminar la cubierta y toda la estructura de la misma, así como los muros interiores”. Todo ello, siguiendo las instrucciones del arquitecto municipal.


