Reseña de Fernando Caballero
El pintor Alberto Reguera, que nació en Segovia en 1962 pero pasó su infancia, adolescencia y juventud en Palencia, vuelve a protagonizar una exposición en París, la ciudad en la que reside parte del año y en la que arrancó su proyección internacional, ahora totalmente consolidada. Después de la muestra individual celebrada en mayo y junio de este año, promovida por el Ayuntamiento de la capital gala, el artista dará a conocer en la Galería Olivier Nouvellet de París una obra inspirada en los paisajes de Chile, país al que viajó en febrero y marzo de 2024. La exposición, que se inaugurará el 23 de septiembre y permanecerá abierta hasta el 27 del mismo mes, se titula ‘Retour du Chili’ y constituye la primera entrega de este ciclo dedicado al país latinoamericano.
Esta primera entrega consta de una docena de pinturas de pequeño y mediano formato que evocan los paisajes de los grandes lagos del sur del país andino. Estas obras fueron realizadas entre 2024 y 2025 y algunas se inspiran en lugares concretos. “En esta serie, intento capturar los perfiles de los volcanes de esta región, observados desde distintos puntos de vista y distancias, como el imponente volcán Osorno, en contraste con la belleza cristalina de sus vastas extensiones acuáticas, especialmente del Lago Llanquihue, o los saltos de Petrohué, cuyo entorno de vegetación exuberante se eleva hacia el cielo, formando lo que llamo una nube verde que se funde con los cielos transparentes del sur de Chile”, explica el pintor.
Reguera expone con el galerista Olivier Nouvellet, que gestiona su sala en la nutrida zona de galerías de la Rue de Seine y con el que mantiene una estrecha relación profesional. “Fue mi primer galerista, el que primero confió en mí, allá por 1985. Me ha realizado más de una quincena de exposiciones individuales. Ahora cumplimos cuarenta años de colaboración”, señala el pintor.
Alberto Reguera se considera “un artista multidisciplinar, utilizando los pigmentos como instrumento para expresar mi pasión interior desde la intimidad de mi estudio, pero en ocasiones también estableciendo una relación interactiva entre la obra, el espectador y el espacio como instrumento”, según se define él mismo. Este tripe concepto pictórico le lleva a trabajar diferentes vertientes, como la pintura expansiva, la performance, la instalación, la fotografía y los paisajes abstractos. Es en esta última vertiente en la que se enmarca la exposición dedicada a los paisajes de Chile. “Esta muestra se inscribe dentro de una tradición realizada a lo largo de mi carrera, la de los paisajes abstractos inspirados en mis viajes”, señala, y especifica su experiencia en Saint-Malo (1997), los fiordos de Noruega (1999), Australia y Nueva Zelanda (2006), o su Castilla natal, “fuente inagotable e hilo conductor de mi trayectoria”, apostilla.
La relación de Reguera con Francia va más allá de su galerista, ya que se interna en el origen de su obra. “Se podría encontrar el origen de mi obra en mi admiración hacia los pintores de la abstracción lírica francesa. Desde el comienzo de mi carrera, me he sentido atraído por este movimiento, que surgió en la década de 1950. Admiro a pintores como Gérard Schneider, Hartung, Nicolas de Stael, Olivier Debré, Tal-Coat y Soulages por su capacidad para convertir los sentimientos internos en poesía y transformar estados emocionales fugaces en gestos pictóricos sobre el lienzo. Posteriormente, y sin abandonar esta influencia, también me atrajeron los campos de color y el ‘action painting’ de los expresionistas abstractos norteamericanos”, explica el pintor.
La cultura chilena no es ajena a la formación de Reguera. “De Chile admiro a poetas como Gabriela Mistral, Zurita o Huidobro…, y a pintores como Jorge Tacla, Matta y Cienfuegos, así como a otros anteriores en el tiempo, como Thomas Somercales, o Valenzuela, todos ellos por su particular y personal, tratamiento del paisaje”, concluye.





