Súper Agropal Palencia cayó totalmente desarbolado ante el Inveready Gipuzkoa que comandó el encuentro de principio a fin y en el que aventajó a los morados en hasta 24 puntos (64-76)
Dura derrota, por hacerlo en casa, pero especialmente por la forma, la que ha cosechado hoy el Súper Agropal Palencia ante el Gipuzkoa Basket. Un encuentro en el que el Palencia nunca, nunca, tuvo opción real de llevarse el choque y sólo un arreón final, con cuatro de los cinco únicos triples de todo el encuentro para los de Lezkano (que acabó expulsado por doble técnica) pudieron maquillar un poco el resultado, pero no las sensaciones. Cuarta derrota de la temporada, segunda en casa.
Para arrancar, Oroz, Vrankic (dos ex Gipuzkoa), Borg, Wintering y Armus, que ganó el saque inicial, cediendo el balón al base que anotó la primera del partido. Cerrado atrás el Palencia impidió las dos primeras jugadas de los visitantes. No así la tercera, en la que Wintering se vio arrastrado (literal) por Korsantia para dejar liberado a Varela que anotó de 3. Los vascos se colocaban por delante, y los locales, fallando, como en Coruña, sus ataques. Salvo la jugada inicial, los morados no encestaron en 3 minutos. 2-5. Mal le pintaba el ojo a la perrina.
Dio entrada Lezkano a Kamba en sustitución de Vrankic. En su primera intervención cortó un pase, pero concedió una más que controvertida falta de tres tiros. 2-10. «No sé en qué parte de esta historia perdí el argumento primario». Quizá ya en este momento, se podría pensar a posteriori.
Borg, en jugada personal volvió a ver el aro para los locales, que andaban espesos y fallones y, a duras penas, podían enjugar las ventajas visitantes. Las prisas volvían a cegar los ataques palentinos. Todo lo contrario que al Gipuzkoa que poco a poco iba haciendo caja. 8-15 con 3,20 por jugar. Tiempo muerto de Lezkano. «Se apagó el fogón, no funciona nada ¿dónde está la luz?», debía pensar.
Y seguía sin funcionar. Era el Gipuzkoa quien mandaba. Quien acertaba. Ni Kunkel, elegido mejor jugador del mes, estaba entonado, fallando incluso tiros libres. Las defensas no eran mejores. Al final del cuarto, 11-20, con sólo 5 tiros de campo anotados de 18 lanzados.
«Y me tiemblan los pies. Me dice que estoy desconocío. A ver qué me dice después».
Segundo cuarto
Los del Illumbe le estaban sacando los colores a los palentinos, o los estaban dejando «descoloríos». Concediendo facilidades, dejando a los visitantes una parcela en la que suelen dominar, como el rebote.
Wintering cambió un poco la tónica y la cara al equipo, con la ayuda de Oroz, defendiendo. Pero la ventaja estaba ya en los 10 puntos. Tiempo muerto de Sergio García para los donostiarras que seguían dejando en ropas íntimas a la defensa palentina, generando tiros liberados para sumar nuevos triples.
Si el equipo palentino se mantenía en el partido era por Wintering: «Como una regadera que la hierba hace que vuelva a brotar». Pero será por agua y verde en San Sebastián…
Defensa en todo el campo para tratar de anular a los de blanco a los que les entraba casi todo. Ni con esas. 12 abajo, sufriendo el atosigamiento de la defensa de los guipuzcoanos, perdiendo balones… Con cinco por jugar, entrada para Kunkel. Pero el equipo estaba ido. Cuando no cedían una canasta, concedían falta. Tiempo muerto de Lezkano. «No creas que estoy huyendo. Si me ves retroceder, espera., Que estoy cogiendo carrera. Desafiar la perspectiva del fracaso». Un fracaso muy palpable: 19-38 y primeros pitos sonoros en el pabellón.
Achicharrando estaba el cuadro vasco al Palencia. Los de Sergio García estaban explotando todos los deméritos locales y sacando petróleo de sus fortalezas, que eran muchas ante un Súper Agropal desarbolado. Hasta cuando los morados sacaban una falta, luego concedían técnica, como Vrankic. «¡La cago, vuelvo a tiritar!» 24-44.
«¡Es una pana!» que diría Guille Jiménez. Ni los tiros libres entraba. Lo mejor que le podía pasar al Palencia era que llegar el descanso que se alcanzó con ese marcador y con un rosco en los tiros de tres. 0 de 8. En el equipo, no se salvaba ni un jugador. Apenas Wintering y Armus tenían cinco de valoración, y todos en negativo en el +/-.
Tercer cuarto.
«¡Que no, que ha sido un momentito solo de bajada! ¡Que aquí no pasa nada!¡Que no pasa nada!¡Que no pasa nada!» se conjuraría el vestuario morado durante el descanso mientras en el pabellón sonaba Extremoduro.
Wintering anotó, como en el arranque, la primera. Su tirito de cuatro metros. Armus taponó la réplica vasca y Borg reclamó una falta que no pitaron los árbitros en el contraataque. Lo que no había cambiado era el nulo, inexistente, acierto desde el 6,75. Para rematar, técnica a Lezkano tras una recuperación del Palencia.

Todo mal. Las decisiones arbitrales no ayudaban a la épica que el Palencia quería imprimir. «No me mira el Sol, que no me mira».
Segunda técnica a Lezkano por ¿protestar una falta que no pitaron a Wintering? Le «aplicaron ley antiterrorista», que diría aquel.
Se calentó mucho el pabellón. «Fuera, fuera». Las faltas pitadas al Palencia doblaban a las recibidas. Pero lo cierto es que no era excusa. O no la principal. 21 abajo que llegaron a ser 24. Sin ideas. Sin acierto, sin suerte.
«Aún hubo más, menuda pesadilla». A Jakovics salió lesionado de la muñeca. Una pequeña reacción palentina dejó el marcador por debajo de los 20 de desventaja ya con Alberto Padilla a los mandos. Tiempo muerto de Sergio García para que los palentinos no creyeran en la remontada a 12 minutos del final.
Difícil cuando puntales como Borg, Jakovics o Kamba estaban en cero puntos. Solo Manu había logrado encestar desde más allá del arco.
Al final del cuarto: 39-60.
Último Cuarto.
Kunkel, en 30 segundos del último cuarto, logró su primer triple.
El americano se echó el equipo a la espalda, aunque sólo fuera para maquillar el obsceno marcador. Pero no fue sólo un poco de polvo aquí y polvo allá. Fue algo más porque los morados se colocaron entre el caos, a nueve puntos con siete minutos por jugar y con Kunkel enrachado. Tiempo muerto de los donostiarras. El «Sí se puede» sonaba en el Municipal. «Hago milagros, convierto el agua en vino. Me resucito si me hago un canutito».
Retirado Kunkel para descansar, al equipo se le volvió a hacer de noche. «Tieso. Yo sigo todo tieso. La misma trayectoria». Descendente. Desventaja otra vez a 14 puntos con 4,30 por jugar. Tiempo muerto de Padilla.
Borg dio otra bocanada de aire con un triple, el quinto. Se jugó el todo por el todo Padilla con Kunkel y Wintering en el equipo cuando ya no había opción. Dos minutos por jugar, 14 de desventaja.
Minutos para la basura. «Que me entierren con la picha por fuera. Pa’ que se la coma un ratón».
Derrota dolorosa, como la otra de la temporada en casa ante el Alicante. No solo por el resultado, sino por la forma en la que el Súper Agropal lo hizo. Sin ninguna opción de llevarse la victoria. Todo un amargo caos. 64-76.
Entre los morados, el máximo anotador, Kunkel, con 19 puntos; 13 de ellos en el último cuarto. También MVP, morado, con 15 items, la mitad que el MVP del partido, Varela, con una treintena.
Próximo partido, ante sábado ante el Fuenlabrada, en Madrid.



































