‘Ángulo muerto’ deja sin aliento al público en la segunda noche de Terroríficamente Cortos

Presentación de la segunda jornada del festival Terroríficamente Cortos en Cines Ortega.
Los Cines Ortega acogieron la segunda jornada del festival de cortometrajes. Fotografía: Palencia en la Red

Los Cines Ortega volvieron a contar con una gran afluencia y el regreso, un año más, de Cristian Beteta al festival

La 14ª edición de Terroríficamente Cortos continúa su recorrido en los Cines Ortega con una segunda jornada de proyecciones que mantuvo el excelente ambiente del jueves. La afluencia fue prácticamente la misma que en el estreno —incluso algo mayor—, confirmando el tirón del festival entre el público palentino. En esta ocasión, la noche reunió una nueva tanda de ocho cortometrajes —siete españoles y una coproducción hispano-francesa— con variedad de tonos y estilos.

Entre los presentes estuvieron Raúl Monge, director de La pérdida y ganador del Premio del Público hace dos años y de Efectos Especiales; Mateo Bettinger, responsable de la colaboración hispano-francesa Lixivious; y Cristian Beteta, uno de los realizadores más veteranos del certamen, que participa por quinto año y ya acumula varios premios en su haber. En esta edición presentó Ángulo muerto, un corto de “terror distinto y actual”, como él mismo adelantó antes de la proyección, prometiendo un final que dejaría al público “en shock”.

La sesión arrancó con La pérdida, una historia sobre un grupo de apoyo que se reúne para superar la muerte de seres queridos, con una buena premisa y toques de comedia que funcionaron bien. Le siguió Depredador, de Javier Fesser, con dos amigas atrapadas en una carretera solitaria, un corto con toques cómicos muy buenos que dejó buenas sensaciones en la sala. Uno de los momentos más destacados llegó después con El revisor, dirigido por Jandro (conocido por El Hormiguero), que contó con Pablo Puyol y Mamen García en los papeles principales. La historia, centrada en un falso técnico del gas que intenta engañar a una anciana, fue una de las más redondas de la noche.

Tras ello, llegaría la coproducción Lixivious, rodada en París, que presentó una premisa prometedora sobre una joven dominada por una máscara maldita, aunque el desenlace resultó algo apresurado y dejó un sabor algo descafeinado. A continuación, Ginoide destacó por su original planteamiento de ciencia ficción: dos mujeres participan en un experimento para descubrir cuál de las dos es humana y cuál un androide. Las interpretaciones y el final reflexivo lo convirtieron en uno de los trabajos más interesantes de la noche. Agonía, centrado en el reencuentro de dos mujeres con pasados muy distintos, combinó el drama, la comedia y tuvo su punto de reivindicación.

Y para cerrar, Ángulo muerto, de Cristian Beteta, se llevó los mayores aplausos del público. Un relato sobre el duelo de unos padres tras el suicidio de su hijo víctima de acoso escolar que consiguió una enorme carga emocional y un desenlace estremecedor. Todo ello apoyado con un gran reparto de Carlos Santos y Eva Llorach. Beteta cumplió su promesa: dejó al público en silencio y en shock. Uno de los favoritos para ganar el festival, sin ninguna duda.

Con esta segunda sesión, el festival encara su recta final. Este sábado 1 de noviembre, a las 22:15 horas, se celebrará la última jornada de cortos, con los siguientes títulos en cartel: Polvo de ángel, Leonardo, The Call, Pálpito, Killjote, Lo que faltaba, Tito y Berta.

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