Aranda de Duero, epicentro emocional de la música en directo

Sonorama Ribera 2025 - Miércoles.
Sonorama Ribera 2025 - Miércoles.

«No hay festival en España que entienda mejor el valor del arraigo»

Aranda de Duero vuelve a transformarse. Como cada agosto, la ciudad entera se sacude la rutina y se convierte, durante unos días, en el epicentro emocional de la música en directo. Llega el Sonorama Ribera 2025, y con él esa sensación de estar viviendo algo más grande que un festival: un reencuentro con lo que somos cuando bailamos juntos, cantamos a pleno pulmón y nos dejamos llevar.

Veintiocho ediciones contemplan ya a este veterano que no envejece, sino que madura con elegancia, como el buen vino del que siempre hacen buena gala gracias a Ribera de Duero. Sonorama ha sabido crecer sin perder el norte, abriendo puertas a nuevos sonidos sin renunciar a su ADN. El que viene por primera vez se marcha con la certeza de que volverá. El que repite, lo hace con la ilusión intacta. Porque aquí no solo se viene a ver conciertos: se viene a vivir un estado de ánimo, una forma diferente de entender este loco mundo.

Sonorama Ribera 2025 - Miércoles.

No hay festival en España que entienda mejor el valor del arraigo. La Plaza del Trigo, con su acústica imperfecta y su magia inimitable, sigue siendo el corazón emocional de todo esto. Aquí han nacido bandas, se han consagrado trayectorias y se han vivido momentos que ya son parte de la memoria colectiva de varias generaciones. Pero el Sonorama es mucho más que un puñado de escenarios: es Aranda entera abriéndose, es la Ribera del Duero ofreciendo lo mejor de sí, es un abrazo entre la música y la tierra.

Este año el cartel vuelve a combinar veteranía y frescura, nombres consagrados y nuevas promesas. Y más allá del quién, importa el cómo. Porque el verdadero protagonista es el público, esa comunidad mestiza y vibrante que convierte las calles arandinas en un mosaico de acentos, camisetas de grupos, gafas de sol y sonrisas abiertas. Aquí se respira compañerismo, respeto y celebración. Aquí se viene a compartir, no a competir.

El Sonorama de 2025 llega en un momento donde el directo sigue siendo más necesario que nunca. En tiempos de pantallas infinitas y algoritmos impersonales, el calor de un concierto al atardecer o la euforia compartida en un pogo espontáneo son más que entretenimiento: son una reafirmación de lo humano.

Así que bienvenidos todos: los fieles de siempre y los recién llegados. Que empiece la liturgia sonora. Que Aranda vuelva a sonar como solo ella sabe. Que el Sonorama siga siendo lo que ya es: un festival con alma, con raíces y con futuro.

Nos vemos en el polvo, en los abrazos, en la música.

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