Argüello, durante su pregón de la Semana Santa de Palencia de 2025. / Óscar Herrero

El presidente de la Conferencia Episcopal y arzobispo de Valladolid resalta que la Semana Santa de Palencia “nos permite unir, en el año 2025, Palencia y Jerusalén” y  “ser contemporáneos para recibir de nuevo la llamada”

La Semana Santa de Palencia ya ha comenzado. A diferencia de una fiesta popular, y a pesar de ser un de las celebraciones más populares, aquí no hay chupinazo. Un amen hizo las veces de estallido. Un amén, un así sea, proclamado tras un “canto” por parte del palentino Luis Argüello, presidente de la Conferencia Episcopal, arzobispo de Valladolid y esta tarde pregonero de la Semana Santa de Palencia.

“Un pregón es un canto, un grito, un anuncio cantado. Canto en medio de la sociedad; una promulgación que se hace en voz alta de un asunto de interés general”, comenzó diciendo el prelado, que justo antes de empezar con su texto preparado tuvo un recuerdo para la familia del menor desaparecido hoy en las aguas del Carrión.

Argüello, durante su pregón de la Semana Santa de Palencia de 2025. / Óscar Herrero

“Pregonamos un acontecimiento cósmico. Después de la primera luna de la primavera,
en el mes de Nisán, según la forma de contar el tiempo y de nombrarle los judíos, se
celebra la Pascua. Es también un acontecimiento histórico puesto que estamos haciendo
referencia a hechos concretos que sucedieron en Jerusalén hace casi dos mil años y
estamos hablando también de un acontecimiento eterno. Sí, Jesucristo ha resucitado”.

Igualmente, reconoció que pregonaba “un acontecimiento del que nosotros podemos ser contemporáneos y acogerlo en el hoy del tiempo, en el hoy de nuestra vida. Por eso, los tres relojes, el que marca el tiempo cósmico, el que marca el tiempo histórico y el del corazón que quiere acoger el acontecimiento eterno, son llamados a sincronizarse, a converger en estos próximos días”.

Por ello, Argüello, emplazo a “aprovechar cada uno de los pequeños detalles de la Semana Santa palentina para experimentar con los cofrades (…) la llamada que nos hace descubrir el secreto de lo que somos, nuestra vocación en una iglesia asamblea de llamados”.

“En estos días estamos llamados a vivir un admirable intercambio entre lo que ocurre en Jerusalén y en Palencia, un asombroso intercambio entre lo que vive Jesús, sentenciado, condenado, golpeado, camino del calvario en la cruz, descendido, enterrado, resucitado, y nuestra propia existencia”.

Por ello, apostó por una novedad para esta Semana Santa en Palencia. “Os propongo que os preguntéis hoy, cada uno desde el puesto en la vida en el que estamos, ¿cuál es
mi cruz 2025?, ¿qué quiero intercambiar con Jesús?, ¿qué cruz quiero intercambiar?
¿cuál es mi zona de tinieblas que ha de ser iluminada?, ¿cuál es mi zona quemada,
muerta, que ha de ser resucitada?, ¿para quién soy una carga pesada, una cruz?, ¿de
quién puedo ser Cireneo?, ¿cuál es mi cruz 2025? Porque con esa cruz vamos a poder
acercarnos a Jesús de una forma especial”.

Durante su pregón, en ocasiones una especie de homilía, Argüello fue haciendo un repaso por las calles y plazas más importantes de la Semana Santa de Palencia. Lugares que estos días se trasforman pero que dejan su poso a lo largo del año para que “encontremos con el Señor o donde tengamos la posibilidad de un encuentro renovado con aquellos que están en nuestras sendas de la vida cotidiana”.

En la iglesia de San Francisco, antes los representantes institucionales y religiosos y miembros de las hermandades y cofradías de Palencia apuntó que lo que “en esta gran semana se nos narra el final de un relato extraordinario, un relato que comenzó con el anuncio de un ángel a una mujer”. Un relato que se lleva a cabo durante 10 días en Palencia, desde “el Sacramento de la reconciliación en la iglesia penitencial de San
Agustín” mañana, hasta que “el Aleluya resuena y el Gloria con el toque de las campanas anuncia a quien quiera oírlo que ¡Jesús ha resucitado!” del Domingo de Resurreción. 10 días que el presidente de la Conferencia Episcopal desgranó con sus particularidades palentinas.

Y así conminó a los cofrades y a las Hermandades a tomar “la responsabilidad de contar el relato, de ayudar a contarlo. Estáis también llamadas a escuchar el relato de nuevo y asombraros nuevamente por este misterio de amor, a sentir como, un año más, pisáis Jerusalén pisando Palencia. Representáis escenas y acontecimientos de Jerusalén para hacerles presentes en Palencia”. Una forma, dijo de proclamar, y “hacer honor” a este “bendito nombre que os da una identidad. Pero también es la comunidad cristiana que celebra la liturgia”.

El arzobispo de Valladolid acabó recordando a los presentes y a los palentinos por extensión que “recibís este pregón para que vosotros seáis pregoneros. Recibís el pregón, este anuncio, que es un canto y un grito para también pregonar, para pregonar el acontecimiento: Hay un Dios”.

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