Los vecinos de la localidad palentina llevan más de 2.000 días sin poder beber el agua del grifo por un exceso de fluoruros, «mientras las obras de una solución definitiva permanecen paralizadas», detallan desde el colectivo
El municipio de Boadilla de Rioseco «cumple seis años sin agua potable en su red de abastecimiento», señalan Ecologistas en Acción en un comunicado. El problema, oficialmente confirmado en 2019 por los Servicios de Control de la Consejería de Sanidad debido a un exceso de fluoruros, permanece sin una solución efectiva.
La cronología de esta negligencia administrativa se remonta a 2019, tal y como explican desde la asociación, cuando Sanidad alertó al Ayuntamiento de que el agua superaba los límites legales de fluoruros (2,6 mg/l frente a 1,5 mg/l). La respuesta municipal fue anunciar una pronta solución que, «seis años después, no solo no ha llegado, sino que ha supuesto el incumplimiento continuado de la Ley de Bases de Régimen Local, que establece el abastecimiento de agua como un servicio elemental y obligatorio».
Según denuncia Ecologistas en Acción, «los vecinos no fueron informados debidamente hasta octubre de 2022, por lo que durante casi tres años continuaron consumiendo y cocinando con agua no apta para el consumo. A partir de entonces, las medidas adoptadas han sido provisionales y cambiantes: desde el vertido de cisternas en los depósitos hasta el suministro de garrafas y, finalmente, el acceso a una cisterna durante una hora a la semana para que los residentes llenen sus recipientes».
En 2023, con una subvención de la Diputación Provincial de 97.468,85 euros, el Ayuntamiento aprobó un proyecto de «Actuación Integral de Mejora del Abastecimiento». Sin embargo, «la solución elegida ha generado una fuerte controversia. El plan consiste en reducir a la mitad la capacidad de almacenamiento e inyectar reactivos, entre ellos policloruro de aluminio, para tratar el agua».
«Esta opción fue tomada desoyendo las recomendaciones de los técnicos de la Diputación, que proponían alternativas como la conexión con la estación de tratamiento de agua potable de Villada. Ecologistas en Acción alerta de que los reactivos, altamente contaminantes, terminarán en el río Sequillo, ya que la localidad carece de sistema de depuración. Esto afectaría gravemente a la Zona de Especial Protección para las Aves (ZEPA) «La Nava-Campos Norte»».
La asociación ha destapado, además, que la Confederación Hidrográfica del Duero «no tiene constancia de que se haya solicitado la preceptiva autorización de vertido para estos productos químicos, un trámite obligatorio para evitar un daño ambiental. A este riesgo se suma el mal estado de la red de saneamiento, cuyas fugas podrían filtrar los contaminantes hacia los acuíferos de la zona».




