Sois muchos los que me habéis sugerido, tras haber leído la pasada editorial del mes de abril, que siga enumerando y recomendando rincones con encanto de nuestra querida provincia palentina.

Os invito a realizar juntos otro pequeño recorrido por esta maravillosa tierra cargada de cultura, patrimonio, tradición y ricas viandas.

Comenzamos en Torquemada, en el corazón del Cerrato, donde siempre me ha llamado la atención su imponente puente de piedra del siglo XVI, que con sus 25 ojos es uno de los más largos de Castilla y León. Por él pasaron muchos personajes ilustres como, por ejemplo, el emperador Carlos V o su madre Juana I de Castilla (La Loca) que en 1506 trasportó los restos mortales de su marido Felipe I (El Hermoso). Una vez allí no dejéis de probar algún rico caldo de la denominación de Arlanza y si podéis acompañarlo de un exquisito pimiento de Torquemada, únicos en el mundo, junto con una cuña del rico queso cerrateño ideal para coger fuerzas para el viaje.

Antes de abandonar el Cerrato, un sitio que sorprende a todos los visitantes, especialmente a los pequeños de la casa, es encontrarse suspendido junto a la carretera de entrada a Antigüedad todo un avión de combate F4 Phantom II que parece estar a punto de despegar. Se trata de un bonito homenaje que ha hecho el pueblo a la aviación por tener entre sus paisanos ilustres pilotos.

Igualmente, significativa y singular es La Iglesia de San Juan Bautista, es el primer monumento visigodo, consagrado en el año 661 y situado en la localidad de Baños de Cerrato a tan sólo 7 km de la capital palentina. Es Bien de Interés Cultural desde 1897 y junto a ella todos los años, el 24 de junio, el Ayuntamiento de Venta de Baños celebra un interesante mercado medieval al que, si tenéis ocasión, debéis acudir.

Otro rincón con encanto ideal para visitar en familia es la Cueva de los Franceses, situada entre Covalagua y el Páramo de la Lora, donde según los historiadores, sirvió de enterramiento natural de los soldados galos en la Guerra de la Independencia. Su interior atesora un mágico paisaje que podemos disfrutar a lo largo de sus 500 metros de recorrido donde descubriremos como la “insistencia” del agua a lo largo de los siglos es capaz de esculpir un bosque de estalactitas colosal.

Cerca de allí, y visita obligada, es otro enclave que siempre me ha fascinado, el Geoparque de las Loras que es un espacio de la red de geoparques de la Unesco desde mayo del 2017, y que recorre cinco municipios palentinos. Su singular paisaje ha sido configurado por antiguos fondos marinos y ríos, por la erosión del tiempo y la intervención humana. Las Loras se distingue por su naturaleza, su diversidad biológica y cómo no, por su arte. Desde pequeñito me ha sorprendido el laberinto de Las Tuerces por las formas caprichosas de sus rocas.

La erosión con el tiempo ha dado forma al espectacular Cañón de la Horadada, que algunos amigos llaman el “Colorado español”. Si lo queréis disfrutar en todo su esplendor debéis subir al Monte Cildá, su vista desde allí es única.

Podría estar horas escribiendo de rincones con encanto palentinos, pero os aseguro que lo mejor es vivirlos y disfrutarlos en buena compañía.

En próximas entregas seguiremos desgranando más sugerencias.

Disfrutad mucho de este mes tan especial con los días más largos del año y que, bien aprovechados, dan para muchos amigos.

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