El pasado mes de junio, en Población de Campos, nacía un proyecto ilusionante de la mano de dos hermanas que decidieron cambiar el ritmo de la ciudad por el arraigo a su tierra. Pepa y Susana, tras años desarrollando sus carreras en Madrid, volvieron a sus orígenes para dar vida a Finca de la Puebla, un espacio que combina la esencia de la cocina tradicional con el encanto de la naturaleza.
La belleza de esta finca, que llevaba dos años cerrada, fue el imán que las atrajo de vuelta. “Siempre nos gustó este lugar, y cuando surgió la oportunidad no lo dudamos”, comenta Pepa. Ese impulso se materializó en la primera fase del proyecto, un acogedor restaurante de cocina casera y una extensa zona ajardinada que invita a la desconexión y al disfrute de la tranquilidad.
La cocina, el alma de la casa
El restaurante se ha convertido rápidamente en el pilar del proyecto. Su propuesta gastronómica apuesta por los sabores de siempre, con guisos tradicionales.
Los clientes pueden disfrutar de una carta con especialidades que ya han comenzado a ganarse a los comensales. Entre ellas, destacan las croquetas caseras de chipirones con ali oli, rabo de toro o un risotto de trigo con boletus sin dejar de lado los deliciosos y siempre apetecibles postres caseros.
La terraza-jardín, el pulmón verde de La Finca
La gran terraza-jardín es otro de los grandes atractivos. Además, Finca de la Puebla conserva y pone en valor uno de sus iconos más fotogénicos, una imponente escultura de una mano que durante años ha sido retratada por numerosos peregrinos y viajeros.
Albergue, eventos y piscina
Aunque el restaurante y el jardín son ya una realidad, el proyecto continúa su marcha. El compromiso de las hermanas es claro. Para el próximo mes de marzo está previsto que estén terminadas las obras de la segunda fase, que incluye la puesta a punto del albergue y una gran cubierta multifuncional preparada para acoger eventos y celebraciones.
Por el momento ya se puede ver en una de las fachadas del futuro albergue un gran mural, de la artista Eva García Mateo, que dota al conjunto de una personalidad única y contemporánea.
Asimismo, el albergue, que antiguamente contaba con 30 plazas, ampliará su capacidad hasta las 150, estando dirigido a grupos escolares, peregrinos del Camino de Santiago y a huéspedes de todo tipo de colectivos. Además, todo el complejo, que se encuentra cuidadosamente ajardinado, se completará con una piscina exterior para el uso de los niños que acudan en campamento al albergue así como por los peregrinos.
“El sitio es espectacular, y queremos que se convierta en un lugar de referencia para toda la zona”. Con la próxima inauguración de las nuevas instalaciones, Finca de la Puebla está llamada a ser mucho más que un restaurante, se convertirá en un punto de encuentro, descanso y celebración en la Tierra Campos.
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