El Hotel Castilla Vieja es un ejemplo de cómo compaginar la calidez de la tradición con un firme compromiso con la modernidad
Más allá de su reconocida oferta gastronómica, el establecimiento define su identidad a través de una renovación constante de sus instalaciones, buscando siempre el equilibrio perfecto entre el confort familiar y las exigencias del viajero contemporáneo.
La evolución más visible del hotel ha tenido lugar recientemente en su zona de recepción y hall. Según explica su director, Eduardo Relea, se ha apostado por un diseño más moderno y luminoso, dando como resultado un espacio “más diáfano y acogedor”. Esta reforma integral, sumada a la renovación de la fachada que ya han podido apreciar los palentinos, es una muestra de la filosofía del Castilla Vieja, “Un hotel es un ser vivo que hay que cuidar día a día”.
Esta transformación es un paso más en un proceso continuo. Y es que el Hotel Castilla Vieja trabaja de manera constante en la modernización de sus habitaciones, con el objetivo claro de ofrecer a sus clientes instalaciones en perfecto estado y adaptadas a las últimas tendencias, siempre sin perder la esencia que lo caracteriza desde hace años.
Una de las claves del éxito del Hotel Castilla Vieja es su capacidad para hacer sentir al cliente como en casa, especialmente para aquellos huéspedes fieles que los visitan todas las semanas. “La prioridad es huir del estándar del hotel impersonal de paso o de negocios, manteniendo un trato cercano y personal”.
Pero esta calidez no está reñida con la funcionalidad. El hotel dota sus habitaciones de todos los servicios necesarios para una estancia cómoda y productiva, como una buena conexión wifi y un espacio de trabajo confortable, sin renunciar por ello al diseño y la comodidad exigibles hoy en día.
Gastronomía con sello local
La conexión con la tierra es otra seña de identidad inconfundible. El compromiso del Hotel Castilla Vieja con los productos de kilómetro cero es total, describiéndolo como “innegociable”. Apuestan por los “magníficos productos y productores palentinos, considerando una responsabilidad darlos a conocer y ponerlos en valor”.
En su cocina son imprescindibles productos locales como quesos, carnes, vinos, morcillas, patés, embutidos, verduras y hortalizas. Estos no solo sorprenden a los clientes, sino que actúan como embajadores de la marca “Palencia”, llevando su calidad más allá de nuestras fronteras.




