Un proyecto solidario nacido hace apenas una semana en Villaumbrales combina tecnología, música y empatía para combatir la soledad en estas fechas
Jesús García-Prieto / ICAL
Mientras las calles se llenan de luces, anuncios y listas interminables de regalos, en un pequeño pueblo de la provincia de Palencia ha nacido una iniciativa que recuerda lo que de verdad importa en estas fechas como son el tiempo y la compañía. Se llama ‘Música por Navidad’ y su objetivo es sencillo pero poderoso, llevar música en directo y gratuita a las residencias de mayores de la capital y la provincia entre el 20 de diciembre y el 5 de enero.
Detrás del proyecto está Sara Lobete García, una joven de Villaumbrales que trabaja como directora de marketing en una startup y que, paralelamente, está cursando la carrera de Inteligencia Artificial. Hace apenas siete días, su universidad le pidió un proyecto final que podía ser “funcional o no”. Sara decidió que el suyo sí funcionaría. Y lo hizo realidad en tiempo récord.
“Pensé: ¿por qué no crear algo que combine lo que sé de tecnología con lo que me apasiona, que es la música, y además sirva para algo bonito?”, explica Sara. “Llevo 22 años tocando la caja en peñas y grupos de folk. Cada vez que he ido a tocar a una residencia he visto cómo se les ilumina la cara. Romper la rutina con media hora de música cambia completamente su día”.
Así nació esta iniciativa, que, a través de una plataforma web (musicanavidad.org) creada íntegramente con inteligencia artificial, pone en contacto a músicos voluntarios con residencias de mayores. El sistema es simple: los centros se inscriben indicando fechas, horarios disponibles y preferencias; los músicos o grupos hacen lo mismo con su disponibilidad y estilo musical; y un algoritmo supervisado por Sara realiza el “matcheo” automático. Después, ella revisa personalmente cada propuesta para garantizar que todo encaje.
“La IA ha hecho posible algo que yo sola no podría haber montado en tan poco tiempo”, reconoce. “La web, la nota de prensa, las publicaciones en redes sociales, el formulario inteligente… todo lo ha generado inteligencia artificial». Pero el objetivo es profundamente humano, usar la tecnología para generar contacto personal, no para evitarlo.
A día de hoy, y cuando apenas han transcurrido unos días desde su lanzamiento, el proyecto ya cuenta con ocho grupos y solistas inscritos y seis residencias confirmadas, algunas de ellas en localidades como Osorno, Venta de Baños o Carrión de los Condes. Entre los músicos hay desde cantautores con guitarra hasta grupos especializados en versiones adaptadas para mayores.
Un regalo que no se compra: presencia y cercanía
“En Navidad todo gira en torno a las compras y los planes de ocio”, reflexiona Sara. “Pero hay personas que hicieron posibles nuestras mejores Navidades y que ahora pasan estas fechas en silencio. Nuestros mayores no piden grandes cosas, piden presencia, cercanía y un rato que rompa la monotonía”.
Por eso las actuaciones están pensadas para adaptarse completamente a la realidad de cada centro: duración ajustada (normalmente en torno a una hora), horarios que no interfieren con comidas ni medicación, y un formato íntimo que prioriza el bienestar de los residentes y el normal funcionamiento del personal.
Y lo más importante, que es totalmente gratuito para las residencias. Los músicos participan de forma voluntaria, regalando su tiempo y su talento.
“No buscamos al músico profesional con una discografía interminable”, aclara Sara. “Buscamos a personas que sepan tocar un instrumento o cantar, pero sobre todo que tengan ganas de compartir una hora de su vida con quienes más lo van a agradecer. Al final, los que más recibimos somos nosotros, la sonrisa de un abuelo que empieza a dar palmas o que se pone a cantar una copla que creía olvidada no tiene precio”.
El proyecto tiene su raíz en Villaumbrales, un pueblo que, bromea Sara, “tiene la mayor densidad de dulzaineros por metro cuadrado de España”. Allí creció rodeada de música tradicional, verbenas y peñas. “Esa tradición de tocar por el gusto de tocar, de hacer pueblo, es lo que quiero llevar ahora a quienes más lo necesitan”.
Un proyecto que poco a poco está cuajando y del que Sara no oculta su ilusión por el futuro. “Si este año funciona, el que viene lo prepararé con más tiempo y ojalá podamos llegar a más sitios. La plataforma está diseñada para escalar”.
Por ahora el mayor esfuerzo está siendo dar a conocer la iniciativa a las propias residencias. Muchas no tienen presencia en redes sociales y algunas directoras han confesado a Sara que, al principio, pensaban que era “demasiado bonito para ser verdad”. “Solo necesitan saber que detrás hay una persona de carne y hueso, no una empresa que luego les vaya a pasar factura”, cuenta. “En cuanto hablo con ellas y les explico que es 100 por cien solidario, se apuntan encantadas. Algunas hasta me han dicho que si queremos ir todos los días, que nos reciben con los brazos abiertos», ríe Sara con orgullo.
Uno de los aspectos más llamativos del proyecto es precisamente el uso masivo de inteligencia artificial, aunque Sara lo tiene claro. “Mucha gente piensa que la IA va a quitarnos lo humano. Yo estoy utilizando IA para multiplicar lo humano. Me permite hacer en días lo que de otra forma me llevaría meses, sin dejar mi trabajo ni mis estudios. Y el resultado es que más personas van a poder disfrutar de buena música en directo durante estas Navidades”.
El formulario de inscripción, por ejemplo, está diseñado para que el algoritmo entienda preferencias como “música tranquila por la mañana” o “algo animado después de la merienda” y proponga los músicos más adecuados. “Luego yo lo reviso todo, claro. La última palabra siempre la tiene una persona”.
A falta de poco más de una semana para que comience el periodo de actuaciones, Sara lanza un doble llamamiento. Por un lado a las residencias. “No lo dudéis. Es gratuito, es sencillo y vuestros residentes lo van a disfrutar muchísimo. Solo tenéis que entrar en musicanavidad.org y rellenar el formulario. Cuantos más datos pongáis vuestras preferencias, mejor podremos adaptar la actuación”.
Y por otro lado, a los músicos. “Si tocáis algún instrumento o cantáis, aunque sea a nivel aficionado, apuntaros. No hace falta ser profesional. Hace falta tener corazón y una hora libre entre el 20 de diciembre y el 5 de enero. Os aseguro que os vais a llevar mucho más de lo que deis”.
En un mundo donde la tecnología avanza a pasos agigantados y la soledad se ha convertido en una de las grandes epidemias del siglo XXI, iniciativas como ‘Música por Navidad’ demuestran que ambas cosas pueden ir de la mano. Que una joven de un pueblo de algo más de 600 habitantes haya sido capaz de montar en una semana un proyecto que ya ha movilizado a decenas de personas es la mejor prueba de que, cuando se quiere, se puede.
«Al final la Navidad no va de lo que compramos, sino de lo que regalamos y el mejor regalo que podemos hacer a quienes nos criaron es un rato de música, unas risas y la certeza de que no están solos”, concluye Sara que espera poder repartir muchas sonrisas de quienes más lo necesitan durante estas navidades.





