COOCYL presenta una nueva historia real dentro de su campaña #COOCYLConLosPacientes, centrada en el tratamiento nocturno que permite ver con nitidez durante el día y frenar el avance del defecto refractivo
El Colegio de Ópticos-Optometristas de Castilla y León (COOCYL) presenta una nueva historia real dentro de su campaña #COOCYLConLosPacientes, centrada en visibilizar el impacto de la atención sanitaria de los ópticos-optometristas en la vida de las personas. En esta ocasión, el protagonismo recae en Mateo Delgado Amigo, un joven atleta de Burgos que utiliza lentes Orto-K, un tratamiento nocturno capaz de ofrecer visión nítida durante el día y frenar la progresión de la miopía.
La ortoqueratología, más conocida como Orto-K, consiste en el uso de lentes rígidas permeables al gas durante la noche. Estas lentes ejercen un moldeado controlado y reversible de la córnea, de modo que al despertar el paciente puede ver perfectamente durante el día sin necesidad de gafas ni lentes de contacto.
Además, la Orto-K se ha consolidado como uno de los métodos más eficaces para frenar la progresión de la miopía infantil y juvenil, con tasas de reducción del 40–60% según la evidencia científica. Es especialmente útil en niños activos, adolescentes deportistas o personas con intolerancia a las lentes de contacto convencionales. Además —como explica Alejo Ruiz, delegado de COOCYL en Burgos— la Orto-K la utilizan dos grandes grupos de pacientes: por un lado, menores y jóvenes que necesitan frenar la progresión de su miopía, y por otro, adultos que requieren una visión perfecta durante el día por motivos laborales (oposiciones de policía, bomberos, ADIF, centrales nucleares, etc.), y que no pueden llevar gafas ni lentillas en su jornada. Su efecto es totalmente reversible: al dejar de usar las lentes, la córnea recupera su forma original en unos días.
Un caso de éxito: siete años frenando la miopía y compitiendo sin gafas
Mateo comenzó con el tratamiento a los 7 años, tras ser diagnosticado de miopía. Su madre, Ascensión Amigo, recuerda el impacto inicial: “Cuando me enteré de que era miope con solo seis años, me llevé el disgusto del siglo. Yo soy muy, muy miope y sabía lo que podía venir. Busqué todas las opciones y descubrí la Orto-K. Fue entonces cuando acudimos al Instituto Universitario de Oftalmobiología Aplicada (IOBA) y nos hablaron de esta óptica de Burgos, donde nos dijeron que el tratamiento sería exactamente igual”.
Desde entonces, el seguimiento ha sido continuo. Alejo Ruiz, delegado de COOCYL en Burgos y óptico-optometrista responsable del caso, destaca la evolución: “Mateo debutó con una dioptría. Siete años después apenas ha aumentado una dioptría más en un ojo y 0,75 en el otro. Cuando en esas edades lo normal sería un aumento de 0,75 dioptrías por año. Su evolución es espectacular”.

Ruiz añade que no solo los datos refractivos avalan el éxito: “Gracias al biómetro, podemos medir la longitud axial del ojo. En estos siete años su biometría solo ha variado alrededor de 0,25–0,26 mm por ojo, cifras bajísimas para un niño con antecedentes familiares de miopía alta”.
Para Mateo, deportista de alto nivel —once veces campeón de Castilla y León en distintas categorías y camino hacia el Campeonato de España—, las ventajas son claras: “Sería muy incómodo tener que correr con gafas. Con este tratamiento duermo con las lentillas y durante el día veo perfecto. El mantenimiento es fácil y en una semana ya lo hacía todo yo solo”.
Su madre apunta que la libertad visual ha sido determinante: “Para un niño o adolescente que hace deporte, estar libre de gafas durante el día es fundamental. Solo le veo ventajas. Me parece increíble que exista algo así y que haya funcionado tan bien”.
Incluso en los momentos de duda inicial, la constancia de Mateo fue decisiva. “Pasamos una semana mala adaptándonos”, recuerda Ascensión. “Pero un día me dijo: mamá, soy un niño, pero lo voy a conseguir. Y así fue”.
El papel del óptico-optometrista: formación, seguimiento y confianza
Ruiz subraya que la Orto-K requiere formación específica y un seguimiento riguroso: “Hay que estar autorizado y actualizado. La tecnología cambia rápido y no puedes quedarte atrás. La higiene es fundamental: si te la pones sin lágrima artificial, tendrás problemas. Pero Mateo es especialmente disciplinado: nunca le he visto hacer nada mal”.
Para la madre, la figura del óptico ha sido decisiva: “Ha sido increíble. No me vendió un milagro; me explicó bien en qué consistía, con claridad y honestidad. Siempre disponible para cualquier duda. Para mí ha sido un profesional sanitario de referencia”. Por todo ello, destaca que su experiencia debería llegar a más familias: “Cada vez que llega un pediatra nuevo a Briviesca, se lo cuento. Hay alternativas, y si mi experiencia puede servir para otros, yo encantada. Es un sobresfuerzo económico, sí, pero a mí me ha compensado con creces”.
Además, reflexiona sobre la importancia de incorporar ópticos-optometristas a la Atención Primaria: “Sería muy ventajoso que hubiera un óptico entre la enfermera y el oftalmólogo, porque hay muchos niños miopes que necesitan esta atención”.
Datos que alertan: el avance de la miopía en la infancia
La realidad es que la situación epidemiológica confirma la necesidad de actuar: el 20% de los niños de 5 a 7 años ya presenta miopía, y la cifra supera el 30% entre los 12 y 18 años. En España, 6 de cada 10 jóvenes universitarios son miopes y, a escala global, se estima que en 2050 la mitad de la población será miope.
Pero es que, además, la miopía alta —más frecuente cada año— conlleva un mayor riesgo de glaucoma, desprendimiento de retina y maculopatías, por lo que ralentizar su progresión no solo es importante para ver mejor, sino para prevenir patologías mucho más graves.
Una campaña que da voz a los pacientes
La historia de Mateo forma parte de la campaña #COOCYLConLosPacientes, que el Colegio lanzó el pasado mes de octubre, coincidiendo con el Día Mundial de la Visión, para mostrar cómo la atención personalizada de los ópticos-optometristas transforma vidas y mejora la salud visual de la población.
Bajo los hashtags #VocesCOOCYL, #HistoriasQueVen y #VocesConVisión, la iniciativa recoge testimonios reales que refuerzan la importancia de la prevención, las revisiones periódicas y la intervención temprana de los ópticos-optometristas.





