El espacio dedicado a divulgar la arquitectura de las bodegas de Baltanás y la gastronomía palentina cumple 5 años
Por curioso que parezca, a veces es más fácil poner en valor lo que uno tiene fuera de sus fronteras, que dentro de su casa. Patxi y Julia tenían la intuición de que el patrimonio vinculado al vino en Baltanás, y en el conjunto de la comarca del Cerrato Palentino, tenía un gran potencial para ubicar este territorio en el mapa de las principales rutas enoturísticas del país. Y por ello abrieron un negocio audaz: La Zarcera, donde podemos adentrarnos, literalmente, en las profundidades de los secretos de su barrio de bodegas, excavadas hasta en 6 niveles y declaradas Bien de Interés Cultural.
A pesar de que abrieron en 2020, en plena pandemia, la experiencia avala su apuesta, viendo el agrado con el que vienen, regresan y recomiendan el enoturismo en Baltanás y en el Cerrato visitantes de todo el país e incluso del extranjero. Así que se proponen darse a conocer al público palentino, tal vez todavía no muy consciente del valor y el interés que tiene todo este patrimonio.
«Nosotros creemos que uno de los grandes valores de de nuestro proyecto, La Zarcera, es que hemos ligado ese patrimonio arquitectónico vinculado al vino con la cultura gastronómica. Quien visite la Zarcera, va a encontrar una gastronomía de cercanía, unos platos que se preparan exclusivamente para las personas que nos visitan con productos de la zona», explican. Gastronomía que se saborea, pero cuya historia se conoce: «buscamos que se valore la materia prima de esos productos tan buenos que tenemos en Palencia, junto con el cariño que le ponemos».
Historia, sabor y arquitectura que, afirman Julia y Patxi, en estos diez años desde la declaración del conjunto de bodegas como Bien de Interés Cultural se ha puesto en valor. «Se ha avanzado en la proyección y reconocimiento de nuestras bodegas, pero queda mucho camino por recorrer».
Un camino que, más allá de los visitantes, debe enfocarse hacia el público palentino, «que valore ese tesoro arquitectónico ligado al vino que tenemos aquí». Después de cinco años, La Zarcera ha logrado también una enorme proyección, de la que Patxi y Julia están orgullosos: «Vemos que estamos teniendo nuestros frutos». Pero su ilusión por crecer sigue siendo la del primer día. «A La Zarcera le queda mucho recorrido, hay muchos proyectos, muchos muchos planes por hacer, pero está en un camino en el que está siendo reconocida por el trabajo que hacemos y por los servicios que ofrecemos».
En esta época, los visitantes del Cerrato encuentran «tranquilidad» frente a la masifiación turística de otros destinos, «sosiego, calma, un lugar diferente disfrutando de un patrimonio pequeño en tamaño, pero grande en historia». Y para el público palentino, lanzan un mensaje: «que sigan el camino que están tomando las nuevas generaciones, de valorar mejor y defender lo suyo: nuestro patrimonio histórico, nuestra gastronomía, nuestros barrios de bodegas… Y que disfruten de ello sin más». Porque al hacerlo, afirman, «muestras ese orgullo y esas ganas de decir ‘‘vivo en un sitio estupendo, con cosas que nadie puede ver en ningún otro lugar’’».







