La Junta autoriza a un total de 25 establecimientos de la provincia a organizar este juego de azar popular
La tradición dice, o la hacen decir, que como los soldados romanos se jugaron a las chapas las vestimentas de Cristo… así como las torrijas son un dulce de Semana Santa, las chapas son el juego de azar de los días de la Pasión.
Y ese es el motivo (o excusa) para que durante unos días, tras las procesiones, antes de ellas o en el interludio, se pueda apostar al designio de dos chapas con caras y lises con la bendición de las autoridades.
En el caso de este año 2025, en Palencia han recibido autorización para montar corros de chapas un total de 25 establecimientos, que estarán repartidos en 16 localidades. Algunas con un único centro de juego. En otras, con gran tradición en esta actividad de azar, con varios. Cada uno de ellos, debe satisfacer una tasa de unos 30 euros.
Según ha informado la Junta de Castilla y León (que no ha dado detalles de los establecimientos que han recibido la autorización), las 16 localidades en las que, al menos, un día habrá al menos un corro, son las de Aguilar de Campoo, Alar del Rey, Amusco, Buenavista de Valdavia, Cervera de Pisuerga, Espinosa de Villagonzalo, Herrera de Pisuerga, Lagunilla de la Vega, Lantadilla, Melgar de Yuso, Osorno, Palencia, Saldaña, Santibáñez de la Peña, Sotobaño y Priorato, y Venta de Baños.
Un total de 25 zonas de apuestas en la provincia de Palencia, solo por detrás de la de León, que con tres veces más de población aglutina una treintena en 21 localidades.
De ahí que desde la Junta de Castilla y León, destaquen que “el juego de las chapas, practicado tradicionalmente en Castilla y León entre Jueves Santo y Domingo de Resurrección, constituye una costumbre profundamente arraigada en municipios de todo tipo, aunque es en las zonas rurales donde sigue desarrollándose con mayor fuerza”.
Ganancias.
El juego consiste en el lanzamiento de dos monedas conocidas como ‘perras gordas’, que tradicionalmente eran monedas de 10 céntimos de la época de Alfonso XIII, pero también hay chapas especiales.
Los jugadores se agrupan en torno a un corro dirigido por el organizador del juego, conocido como ‘baratero’.
En este contexto, los jugadores apuestan una cantidad de dinero establecida por un jugador que actúa como banca y que lanza las monedas, y deben intentar adivinar si ambas monedas quedarán con la cara o la cruz hacia arriba. Si las dos monedas muestran caras diferentes, la jugada debe repetirse hasta que ambas coincidan en la misma cara. En el caso de que salga la elección de la banca, el resto de jugadores, hasta donde ha cubierto las apuestas con el dinero en el suelo, deben entregarle su apuesta. En caso contrario, el resto de jugadores recoge el dinero que tiene a sus pies y la banca pasa al siguiente jugador del corro.
De esta forma, las pérdidas o ganancias de los jugadores se duplican. Es un todo o nada.
En el caso de los establecimientos organizadores tienen una doble ganancia. La directa por el juego, cuando el baratero o escoba recoge las ganancias de la banca, se suele llevar una parte de lo que había en juego.
Por otro, las consumiciones tanto de los jugadores como de los asistentes y curiosos que se acercan, desde fuera, a los corros para ver correr el dinero.







