Los Thieldones de Saldaña ya se asoman a “toda la tierra que baña la luz” sobre el Carrión

Vista del nuevo mirador, con los thieldones destacando sobre el atardecer, junto al castillo de Saldaña. / Foto: Mónica Santos

Ya se ha instalado parte del mirador que, desde La Morterona, dominará la Vega de Saldaña

Imagínese a Íñigo López de Mendoza (1438-1500), I Conde de Saldaña, subiendo a lo alto de sus dominios saldañeses y, con voz de Constantino Romero, como Mufasa a Simba, decirle a su hijo, Diego Hurtado de Mendoza y Luna: “Toda la tierra que toca la luz, es nuestro reino”. En este caso “nuestro condado”. Aunque los López de Mendoza, como duques del Infantado que eran, tenían territorios bajo sus dominios para extender mucho la luz.

Imagínense ahora que puede subir a un punto estratégico de Saldaña y emular a Mufasa y a Íñigo López de Mendoza y, con el horizonte hacia el oeste -con la puesta de sol marcando los pasos-, sentirse el dueño o dueña (metafóricamente hablando) de toda la Vega de Saldaña.
Con el Carrión a sus pies. Con una vista de vértigo sobre el valle.
Pues es una situación que ya está muy cerca, pero sepa que no lo podrá hacer solo, sino que lo hará bajo la atenta mirada de uno de los símbolos de Saldaña: los Thieldoles, los caballitos vacceos.
Borja Barba
Se está acabando de instalar la parte más visible del mirador que, desde La Morterona, ofrecerá una visión turística y llamativa de la localidad de Saldaña y su entorno.
El  Ayuntamiento de Saldaña ha ubicado sobre una de las atalayas naturales que tocan la localidad, la última que separa la vertiente del arroyo del Valle de la cuenca del Carrión, este mirador que se asoma nueve metros más allá de donde se acaba el páramo sobre un vacío de hasta 100 metros de desnivel con respecto al río. En borde que forma un desfiladero con múltiples cárcavas.
El espacio donde se ubica está muy cerca del Yacimiento que lleva ese mismo nombre y que es zona de paseo de los vecinos de la localidad y una de las variantes para llegar hasta la ermita de El Valle. Un yacimiento en el que, precisamente, se encontraron a principios del siglo pasado los llamados Caballitos de Saldaña, los thieldones vacceos. Esos mismos thieldones que ahora marcan el punto donde asomarse a la tierra que baña la luz.

Alrededor de la escultura y del mirador se establecerá una plataforma en la que se ubicarán “diversos paneles explicativos del yacimiento, dando a conocer así su importancia arqueológica. Con ello se pretende la divulgación de este importante asentamiento que va desde la Edad del Hierro hasta nuestros días. Estará enfocado a todos aquellos visitantes que se acerquen a este espacio cultural, pero de manera especial a grupos de estudiantes de colegios de toda la provincia”.

Esta plataforma que es de madera sobre tierra de nivelación y sin cimentación para no afectar al subsuelo, servirá así mismo de base para la instalación de un pequeño mobiliario urbano consistente en unos bancos de madera integrados con el mismo material del suelo de la plataforma y una barandilla de protección frente a caídas al cortado del montículo donde se asienta el yacimiento.

Lo cierto es que, ya sólo la vista del borde del páramo coronado por este monumento ya es llamativa.

Noticias más vistas: