El míster reconoce la dificultad de alcanzar el ‘play-off’ tras la derrota del Palencia CF ante el Mojados (0-1) en La Balastera
El Palencia CF no encuentra la salida del túnel. Otra vez en casa, otra vez un gol rival en la única clara, otra vez derrota. El equipo cayó por 0-1 frente al Mojados en un partido en el que volvió a exhibir un patrón que ya empieza a parecer castigo repetido con castigos máximos. Como si estuviera atrapado en su propio día de la marmota.
“Es una derrota muy dolorosa, eso es obvio. Penalizamos muchísimo. Todo lo que nos llega nos hace gol. Nos ha pasado ya en la anterior etapa de Joni y la mía. Con poco que hagan se ponen por delante aquí en La Balastera y después podemos remar todo lo que queremos, que tampoco tenemos esa claridad para meter el gol o para ponernos por delante”, resumía el técnico Miguel Ángel Miñambres, visiblemente afectado.
El equipo buscó alternativas. Cambió dibujo. Pero ni con dos puntas, ni con amplitud por bandas, ni con centros laterales llegó el peligro real. “Da igual que vayamos con dos delanteros, con tres o con ocho: en el centro lateral nunca hacemos peligro”, admitió Miñambres. “En el juego interior algo más, pero tampoco es suficiente. Parece que tenemos que hacer cosas muy importantes para meter un gol y si el rival viene y hace cualquier cosa…”.
La falta de puntería volvió a cruzarse con la impotencia. Y la impotencia, con la injusticia. “También tengo que decir que para mí hay un penalti como una catedral, en una mano de ellos que no pitan, que podría haber cambiado algo. Porque es que ya llevamos varios también con estos temas”, denunció.
En el vestuario, el ambiente era de hundimiento. Silencios largos, cabezas bajas. “Están hundidos sinceramente. Algunos no levantan ni la cabeza. Creo que se han esforzado, no es un problema de actitud. Se han vaciado hasta el final”, explicó el técnico.
La clasificación, mientras tanto, se vuelve cruel. Las matemáticas ya no cuadran con la ilusión, y aunque el discurso sigue apelando al compromiso hasta el final, el objetivo del ascenso se aleja. “Podemos estirar el chicle lo que queramos. Es muy difícil, casi imposible. Pero una cosa es eso y otra es abandonarnos. Nosotros defendemos un club, defendemos un escudo. La temporada tiene que acabar bien y tenemos que conseguir mejores resultados. Independientemente de que tengamos más oportunidades de acercarnos arriba o menos, el comportamiento que se debe exigir a los jugadores es el mismo”.