‘Escucha2’ es un proyecto del Centro Asistencial San Juan de Dios en colaboración con la AECC de Palencia, que cede su espacio para luchar contra esta lacra social
Soledad, desesperanza, sufrimiento. Son emociones difíciles de gestionar y que pueden conducir a la persona a un callejón sin salida donde, además, ha de enfrentarse al estigma y al dolor que le causa sentir que ha de ponerle fin a su vida.
Poder intervenir a tiempo es fundamental para sanar, acompañar y, sobre todo, evitar la ideación suicida o la autolesión. Un problema de salud mental que está, por desgracia, ganando terreno en nuestra sociedad contemporánea: las defunciones por suicidio en España crecieron un 20 % entre 2018 y 2022. En 2023 descendieron levemente, pero fueron 4.116. Y es especialmente grave que el crecimiento sea continuo en el grupo de edad de 15 a 29 años.
El Centro Asistencial San Juan de Dios, un referente en Palencia de atención a la salud mental, ha puesto en marcha el programa ‘Escucha2’, cuyo nombre hace referencia a esa importante actitud de escucha, mirando a los ojos, y de conversación de tú a tú. Así lo explicaba esta mañana Mariano Cortés, gerente de San Juan de Dios, que agradecía la implicación y colaboración de la Asociación Española Contra el Cáncer en Palencia, que además de participar activamente en la puesta en marcha del programa, cede un espacio en su sede para que puedan celebrarse las reuniones del Grupo de Apoyo para la Prevención de Conductas Autolíticas.
El proyecto ha sido financiado por la Obra Social de San Juan de Dios para su desarrollo este año y el próximo. Pero la intención es poderle dar continuidad a largo plazo e ir conformando nuevos grupos en similares rangos de edad, para poder atender mejor especialmente a los adolescentes. “Buscaremos la financiación donde sea, porque esto es importante”, explica Mariano Cortés.
Escucha activa
Se trata de grupos de personas (hasta el momento son seis, cinco mujeres y un hombre, de mediana edad y mayores de 65 años) que están acompañados por una psicóloga y una enfermera especialista en salud mental y que se reúnen en un entorno seguro, confidencial y empático.
Una escucha activa que ha surgido de las necesidades que planteaban los propios usuarios, según explicaba la psicóloga, Ochi Gutiérrez. “Han sido las personas participantes las que han aportado una serie de valores para sentar las bases del ambiente que necesitan crear”.
Un ambiente en el que aprenden a cuidarse, a sanar sus emociones, al tiempo que cuidan de los demás. Y, muy importante, un ambiente libre de juicios. “Un entorno donde podamos ser y sentir con sinceridad, ser uno mismo, comprendido y validado, donde se facilita la ventilación emocional, se favorece un mayor bienestar y se acompaña en el camino y en la búsqueda de alternativas ante esas circunstancias que a veces nos desbordan”. En ese entorno seguro, las personas “se desnudan emocionalmente” y conectan para comenzar a expresarse y comprenderse a sí mismas.
La dinámica se introduce con una bienvenida, un ejercicio de identificación de las emociones de esa semana y una conversación en torno a las vivencias y circunstancias que cada persona necesita compartir. “Tratamos de favorecer una reflexión individual, que luego se convierte en una reflexión grupal, porque uno de los objetivos es que cada persona se sienta acompañada y apoyada en todo momento”. La sesión concluye con “un compromiso personal o un pequeño cambio individual para la semana”, detalla la psicóloga.
En su labor está acompañada de Mónica Merino, enfermera especialista en Salud Mental. Juntas trabajan también las señales de alerta, el plan de seguridad y los factores de riesgo: situaciones de soledad, desesperanza, ideación autolítica… “Pero también trabajamos muchísimos otros temas porque lo que pretendemos precisamente es reducir la percepción de soledad, mejorar el bienestar emocional”.
Mónica Merino, con una larga trayectoria en el Centro Asistencial San Juan De Dios, se ocupa de mediar entre el grupo y sus participantes, acompañándolos y facilitando “que interaccionen entre ellos en un ambiente seguro, de confianza”, porque “la enfermería se basa en la relación con el paciente”.
Una relación en la que Mónica refuerza la construcción del proyecto de vida de la persona, a través de estrategias como la educación sanitaria. “Se trata de capacitarlas y dotarles de todas aquellas estrategias de autocuidado y de gestión de la propia enfermedad para que adquieran la autonomía necesaria”. Un proceso en el que mantienen un acompañamiento y evaluación continuada.
Un recurso adicional
Tanto la psicóloga como la enfermera insisten en que el grupo de apoyo no es un sustituto de la terapia que cada paciente pueda tener pautada, ya sea psiquiátrica o farmacológica. “Es un recurso más. Las personas que vienen al grupo y tienen su diagnóstico y sus tratamientos, lógicamente tienen que continuar”. Pero ese apoyo, que también se extiende a los familiares, “aporta una conexión más íntima, difícil de encontrar en otros entornos”.







