La clínica de César Fernández trata diversas afecciones, destacando la importancia del diagnóstico temprano, especialmente en niños y diabéticos. Además, se utilizan tecnologías avanzadas para el tratamiento y diagnóstico.
¿Cómo surge la idea de poner en marcha esta clínica?
Siempre me había dedicado a la enfermería y fue al cursar los dos años de especialidad en enfermería familiar y comunitaria cuando entré más en contacto con el mundo de los pies, concretamente el pie diabético. Me apasionó y decidí formarme más en este campo y marché a Madrid a realizar el grado en Podología.
Tras acabar, volví a Palencia y estuve tres años dedicándome a los dos campos, enfermería y podología, hasta que decidí inclinarme completamente por la podología y abrir mi propia clínica junto a mi mujer Virginia, que me ayuda en la recepción.
La clínica se centra en diagnóstico, tratamiento y cuidados. ¿Podrías darnos algunos ejemplos de las afecciones más comunes que suelen tratar?
Como llevamos poco tiempo abiertos, apenas un mes y medio, te puedo comentar, en general, que las patologías más comunes en los pies suelen ser los hongos en todas sus variedades, las durezas, los callos (“ojos de gallo” o helomas) que son muy dolorosos pero muy agradecidos al tratamiento. Las uñas encarnadas y las verrugas plantares son otros protagonistas en las consultas. Dentro de las patologías “mecánicas” yo pondría en primer lugar la fascitis plantar y los pies planos. Estas patologías coinciden con las que hemos tratado en nuestro corto recorrido como clínica.
De todas ellas, ¿hay alguna que sea especialmente importante de diagnosticar a tiempo?
Te diría, desde mi punto de vista, que con las patologías de los niños es importante el tratamiento precoz, ya que, si pasa el tiempo, de poder tratar, conseguiremos solo corregir.
Otro campo en el que la prevención y el diagnóstico temprano es fundamental es en el pie diabético por sus graves complicaciones.
Hablemos de tecnología e innovación. ¿Utilizáis en la clínica alguna tecnología específica o técnicas avanzadas para el diagnóstico o tratamiento?
Nuestra clínica creo que es bastante completa en cuanto a técnicas o tecnología específica. Disponemos para el diagnóstico de equipo de rayos X, plataforma de la marcha, ecografía (en la que pretendo formarme más profundamente). Para tratamientos tendremos en breve láser (hongos en las uñas, verrugas, fascitis, etc.), impresora 3D para la elaboración de plantillas personalizadas, crioterapia para verrugas y otros.
Desde tu experiencia, ¿cuál es el error más frecuente que cometen las personas en el cuidado de sus pies?
Aparte de temas como no secar bien los pies, el corte de uñas demasiado apurado en los laterales, no hidratar los pies con cremas adecuadas, o el uso de calcetines de fibra sintética… diría que el error número uno es el calzado: muy apretado, estrechos, refuerzos de goma, etc. En el pie diabético hay estudios en los que el calzado está presente hasta en el 80% de las complicaciones.
Para el día a día, ¿qué tres consejos básicos de cuidado podológico darías a la población general?
Hay innumerables consejos básicos generales como secarlos bien, usar calzado cómodo y adecuado, hidratarlos con cremas, no apurar el corte de las uñas, revisarlos frecuentemente y ante la duda, visita al podólogo.
Como bien dices, la elección del calzado es fundamental. ¿Qué características deberíamos buscar en un zapato para considerarlo “saludable”?
El tamaño, ni demasiado holgado ni apretado. Que siga la forma natural del pie, evitando los zapatos puntiagudos o muy estrechos. Suela flexible y que no deslice. Usar con moderación los tacones altos; un tacón bajo y ancho es una mejor opción. Así evitaremos, además de problemas en los pies, otros en la espalda y las rodillas. No siempre vale el “antes muerta que sencilla”, como decía la canción.
¿Con qué frecuencia recomiendas que una persona sin problemas aparentes acuda a una revisión podológica?
Una persona sin problemas debería visitar al podólogo una vez al año. Pero recordemos que personas con factores de riesgo, como diabéticos o quienes tienen problemas circulatorios, así como niños en crecimiento, deben acudir con más frecuencia. Ante cualquier dolor o molestia, acudir inmediatamente.
En el caso de los niños, ¿a qué señales deben prestar atención los padres para saber si necesitan llevar a sus hijos al podólogo?
Deben visitar al podólogo niños con alteraciones de la marcha, como marchar de puntillas, niños con dificultades al caminar que tropiezan o se caen frecuentemente, que caminan con los pies hacia dentro, que tengan algún dolor en los pies, o si el calzado se desgasta de forma irregular, o si se sienten torpes en los deportes…
La primera revisión, idealmente, debería ser entre los tres y los cinco años de edad y luego anualmente.
Mirando hacia el futuro, ¿hay algún proyecto nuevo o servicio que te gustaría implementar en la Clínica CF?
Estamos llenos de ilusión, siempre con ganas de seguir formándonos porque nunca es suficiente. Me gustaría especializarme en cirugía ecoguiada si la edad me lo permite.
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