El delantero del Palencia Cristo Atlético repasa su carrera, su experiencia en televisión y uno de los momentos más especiales de su vida: va a ser padre
Rubén ‘Rubo’ Blanco (Madrid, 1993) ha jugado en mil campos, ha vestido un buen puñado de camisetas, ha salido en la tele y ahora está a punto de ser padre. A sus 31 años, el delantero del Palencia Cristo Atlético llegó el pasado verano al equipo con la mochila cargada de experiencias, y lo que ha encontrado en Palencia, dice, es algo muy sencillo: estar a gusto, en un ambiente “idóneo”: “Desde el primer día me han tratado muy bien. La directiva está encima de nosotros, nos cuida. Ahora encima con Álex Izquierdo (al que conocía de Aranda) estoy muy contento. Ojalá conseguir el objetivo y que se pueda quedar. Al final también el ser de Valladolid te hace tener esas ganas de ya quedarte por aquí”, asegura. “¿Seguir? La verdad que estoy súper bien”.
Rubo habla del momento con mucha ilusión, con el tono de quien aún siente el gusanillo cada fin de semana, y eso es muy necesario para lo que se viene en el último tramo de temporada en el que el equipo tiene que estar más enchufado que nunca. “Estamos en un momento muy bueno, y llegamos al tramo importante de la temporada. Veo al equipo capacitado de sobra para lograr el objetivo”, afirma sobre llegar al ‘play-off’ a Segunda RFEF. “Y personalmente, estoy bien. A diferencia de otros, en vez de perder ilusión, la estoy ganando. Le estoy sacando cosas positivas a la temporada”, comenta.
“Si hablara ahora con el Rubo de 18 años… yo creo que estaría jugando en Segunda División”
La carrera de Rubo es una suma de etapas, de categorías, y una amplia gama de chinchetas con las que cubrir el mapa. Incluso hasta una experiencia en Gibraltar. “Soy un poco mochilero, la verdad, no he parado quieto”, bromea. “Mi camino en el fútbol hasta ahora lo definiría como aventuras y experiencias. He tenido la suerte de estar a gusto en todos los equipos en los que jugado”. Entre todos, hay uno que menciona con especial cariño: el Tordesillas. “Es el club donde he jugado en varias etapas diferentes y le tengo ese cariño especial”.
Se le pregunta por su yo de 18 años. Por ese Rubo que soñaba con llegar lejos. Y responde, entre risas, pero sin dudar: “Si hablara ahora con el Rubo de 18 años, sin ser ningún flipado, yo creo que estaría jugando en Segunda División”.
El peso mediático: “Soy una persona muy cercana, siempre de buen rollo”
Durante un tiempo, Rubo fue más reconocido por salir en televisión. Mujeres y Hombres y Viceversa, La Isla de las Tentaciones… Dos programas que le pusieron en el radar mediático, sobre todo el segundo, pero que también le han colgado una etiqueta difícil de soltar.
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“Creo que la gente suele prejuzgar, y eso es algo que me gusta, que lo hagan para mal porque luego me encuentro en un montón de vestuarios que la gente, cuando me conocen, me dicen: ‘joder, si yo pensaba que eras el típico flipao y para nada’. Yo soy una persona muy cercana, siempre de buen rollo. También es verdad que cuando las cosas se ponen serias soy el primero que me encanta la seriedad”, explica el veterano jugador. Eso sí, ya en los vestuarios cada vez se lo recuerdan menos: “Yo cuando participé en estos realities no decía nada. Yo dejaba que la gente lo viera y cada día siguiente te encuentras con una sorpresa. Pero no, al final es un tema que siempre se ha comentado mucho, que me han preguntado muchísimas cosas y que básicamente las preguntas siempre son las mismas. Que si es real, que si no sé qué… lo típico”.
Ahora habla de aquello con distancia. “Yo creo que fue una etapa más. Yo creo que te puede perjudicar más de lo que te ayuda si no lo gestionas bien. Yo creo que a mí ni me ha ayudado ni me ha perjudicado. Creo que es una experiencia que al final decides jugártela un poco, a ver qué pasa. Y yo creo que, si tienes las ideas claras, que yo me considero que las he tenido desde bastante joven, creo que no te va a beneficiar, pero tampoco te va a perjudicar”.
Otro tipo de vértigo
Hoy su vida gira en torno a otras cosas. En pocas semanas será padre, y no se le borra la sonrisa al hablar de ello. “Te cambia la vida. No ha nacido y ya tengo preocupaciones máximas. A mi pobre mujer (Jennifer Lara) la tengo todo el día agobiada, estoy todo el rato tocando la tripa”, confiesa. No era algo que tuviera en mente, reconoce. Pero ahora le hace mucha ilusión.
Fuera del campo, Rubo se define como alguien activo. “Me gusta correr mucho, hacer deporte, todo el día haciendo deporte. Soy muy activo en general. Y desconecto sobre todo con la música o me pongo con mi mujer a ver series. También me gusta tener esa tranquilidad con ella. Y más ahora que tampoco está para muchos trotes, la pobre”.
El fútbol le ha dado muchas cosas. Y él, por su parte, sigue devolviendo compromiso, entrega y una sonrisa que nunca termina de irse. “Yo no dejaré el fútbol. Será el fútbol el que me deje a mí”. Y mientras no llegue ese día, Rubo seguirá en lo suyo. Simplemente, Rubo.
