Campanas, pendones y mosaicos romanos tejen una jornada de orgullo y tradición en el XL Día de la Provincia
Jesús García-Prieto (ICAL)- O. H.
El repicar de las campanas resonó como un latido en el corazón de Saldaña, un eco que reverberó entre los montes de la zona y despertó a un municipio engalanado para la ocasión. Este año, la localidad palentina fue el epicentro del XL Día de la Provincia, un evento que, desde sus inicios, ha servido como un faro para la identidad cultural de Palencia. Las calles empedradas de Saldaña se convirtieron en un hervidero de vida, con visitantes que, atraídos por el bullicio festivo, descubrieron los tesoros ocultos de esta tierra.
El reconocimiento de la Unesco al toque manual de campanas como Patrimonio Cultural Inmaterial de la Humanidad añadió un matiz especial a la jornada, marcada por la tradición, el orgullo y el espíritu comunitario. Una celebración del más puro ‘palentinismo’, desde el vibrante desfile de pendones hasta la artesanía romana y la unión de generaciones en torno a su legado.
El día comenzó con un sonido que es más que un simple ruido: el toque de campanas, ejecutado con maestría por la Asociación de Campaneros Villaltanos de Villota del Páramo, marcó el inicio oficial de las festividades. Julián Caballero, miembro de la asociación, no ocultaba su entusiasmo. “Teníamos mucha ilusión en participar, y más siendo en Saldaña, a solo 10 kilómetros de nuestro pueblo. Es el día de todos”. Este año, la proximidad geográfica añadió un simbolismo especial para los campaneros, quienes, con cerca de una veintena de participantes, llevaron el peso de una tradición que trasciende el tiempo. El reconocimiento de la Unesco al toque manual de campanas, otorgado por su valor cultural y su capacidad para unir comunidades, resonó en cada tañido. “Una de las mazas está dedicada a recordar ese momento en que fuimos reconocidos”, explicó Caballero. Este acto no solo abrió el desfile, sino que también sirvió como un recordatorio de la riqueza sonora de Palencia, un patrimonio que, aunque afectado por los saqueos históricos, sigue vivo en campanas históricas que aún resuenan en la provincia.
El papel de los campaneros no se limitó a marcar el ritmo del día. Conscientes de la importancia de transmitir esta tradición a las nuevas generaciones, organizaron un taller infantil en la plaza del Ayuntamiento tras el acto institucional. “Queremos dar a los más jóvenes un bautizo de campanero enseñándoles un toque y entregándoles caramelos y un pequeño título”, detalló Caballero. Este esfuerzo por involucrar a los más jóvenes refleja un compromiso profundo con la continuidad de un arte que, como él mismo señaló, sorprende a los niños cuando sienten la vibración del bronce en sus brazos. “Cuesta enganchar a las nuevas generaciones, pero cuando tocan, se sorprenden y les gusta”, afirmó.
El sonido de las campanas dio paso a uno de los momentos más emblemáticos del Día de la Provincia: la pendonada concejil. Desde el antiguo cementerio hasta la plaza del Ayuntamiento, y de allí a la plaza Vieja, 37 pendones y tres pendonetas de la provincia de Palencia desfilaron con orgullo, representando a sus pueblos y sus historias con cerca de dos centenares de personas a su alrededor. Javier Liebana, presidente de la Asociación ‘Palencia, Tierra de Pendones’, explicó la relevancia de este acto. “Es la fiesta más importante de nuestra provincia. Cada pendón representa a su pueblo, y estar aquí es fundamental para mostrar esa identidad”.
La pendonada, una tradición arraigada en el antiguo Reino de León y revitalizada en Palencia en las últimas décadas, es mucho más que un desfile. Es un símbolo de comunidad, un lienzo donde se pintan los colores y las formas que identifican a cada localidad. “Los pendones son como una bandera: respetas la forma y los colores originales, pero no necesariamente la antigüedad del tejido”, aclaró Liébana. Aunque algunos pendones históricos no pudieron estar presentes este año debido a circunstancias como la ausencia de portadores, la energía de los participantes compensó cualquier carencia. “Los jóvenes están cogiendo los pendones con ganas. En pueblos como Barrios, hay cuadrillas de chavales que no paran”, destacó.
El desfile, acompañado por los dulzaineros de Saldaña ‘Vino Aquilio’, creó una sinfonía de tradición que resonó en las calles. Los campaneros abrieron el camino, marcando el paso con su potencia sonora, mientras los pendones, elevados con destreza, ondeaban al ritmo de la música tradicional. La coordinación logística, aunque compleja, fue impecable.
Tras salir del antiguo cementerio y ser recibidos por las autoridades, el desfile se desplazó hasta la plaza España donde comenzó, a mediodía, se abrió la Muestra de Alimentos de Palencia. Este recorrido, cuidadosamente planificado, culminó con una foto grupal que inmortalizó el momento, un testimonio visual del orgullo palentino.

«Hoy es el día de sentirnos orgullosos de ser palentinos», expresaba Ángeles Armisén, presidenta de la Diputación de Palencia, institución organizadora, como ayer del acto institucional, de la parte popular del Día de la Provincia. «Nos sentimos una cultura variada, diversa, pero hoy nos sentimos Palencia heréditas romana. Qué mejor sitio de sentirse romano que en el municipio y en la villa de Saldaña», manifestó ensalzando también la participación de danzantes y pendones «Dos señas de identidad», reconoció.
En la plaza Vieja, el ambiente festivo se enriqueció con la muestra alimentaria, un escaparate de los sabores de la provincia que atrajo a locales y visitantes por igual.
Entre los puestos, destacó el stand de la Diputación ‘Palencia Romana’, donde el restaurador y conservador de la Villa Romana La Olmeda, Carlos Vela, ofreció una demostración de elaboración de mosaicos romanos. Su presencia no solo añadió un componente cultural, sino que también sirvió como un puente entre el pasado y el presente de Palencia.
Vela, cuya trayectoria profesional comenzó casi por casualidad, se ha convertido en un referente en la restauración de mosaicos romanos. “Estudié escultura, pero la vida profesional me llevó a especializarme en patrimonio romano”, relató. Su experiencia, que incluye trabajos en las murallas de Ávila, catedrales de Navarra y Valencia, y yacimientos como Clunia, le ha permitido dominar un arte que combina técnica, historia y paciencia. En Saldaña, recreó el proceso romano de creación de mosaicos, utilizando mortero de cal y piedras cortadas a mano, aunque con algunas adaptaciones modernas, como una base de plástico en lugar de madera.
La demostración de Vela no fue solo un espectáculo visual, sino también una lección viva sobre la artesanía romana. “Utilizo herramientas modernas, pero las formas son las mismas que usaban los romanos. Los alicates y la martelina no han cambiado mucho”, explicó.
Su objetivo era mostrar al público, especialmente a los niños, cómo se construían los mosaicos que adornaban las villas romanas como La Olmeda. Aunque el stand no permitía la participación directa del público debido a limitaciones de espacio, Vela se aseguró de explicar cada paso, desde la preparación de las teselas hasta el uso de mortero con polvo de ladrillo cocido para darle resistencia. “La gente pregunta, y yo les explico todo: cómo corto las piedras, cómo mezclo el mortero, cómo los romanos lograban esa durabilidad”, señaló.
El trabajo de Vela trasciende la mera restauración; es un esfuerzo por preservar la historia sin alterar su esencia. “Nuestro trabajo consiste en que no se note. No somos artistas creativos, sino técnicos que respetamos el material original”, afirmó. En La Olmeda, su labor ha evolucionado con la incorporación de tecnologías modernas, como la gelificación de disolventes para proteger los mosaicos y la fotogrametría para documentarlos. Estas innovaciones aseguran que tesoros como los mosaicos de la villa permanezcan intactos para las futuras generaciones, un legado que eventos como el Día de la Provincia ayudan a difundir.
La jornada continuará con una alubiada popular en el parque Javier Cortés, un momento de convivencia que reunirá a vecinos y visitantes en torno a un plato típico de la comarca y que como resaltó la presidenta de la Diputación, tiene su propia feria. Los niños, en particular, serán protagonistas, no solo en el taller de campaneros, sino también en las actividades diseñadas para despertar su interés por el patrimonio cultural.

Una jornada, destacó el alcalde de Saldaña, Adolfo Palacios, «llena de actividades, muy bien programada por los departamentos y servicios de mis compañeros de Cultura y Turismo de la Diputación de Palencia, así que bienvenidos y que pasen todos un feliz día con nosotros».
La combinación de sabores, sonidos y colores convirtió el Día de la Provincia en una experiencia multisensorial. Los dulzaineros, con su música vibrante, complementaron el repicar de las campanas y el ondear de los pendones, mientras los aromas de la alubiada llenaban el aire. Cada elemento, desde los mosaicos romanos hasta los talleres infantiles, estaba cuidadosamente pensado para resaltar la riqueza cultural de Palencia y su capacidad para unir a las personas.
El XL Día de la Provincia en Saldaña no fue solo una celebración del pasado, sino también una apuesta por el futuro. La implicación de los jóvenes en las pendonadas, el interés de los niños en los talleres de campanas y la difusión del trabajo de restauradores como Carlos Vela demuestran que el palentinismo es una fuerza viva, capaz de adaptarse y renovarse. “Los jóvenes están arrancando con ganas, y eso asegura que las tradiciones sigan vivas”, afirmó Liebana. Por su parte, Caballero subrayó la importancia de eventos como este para “difundir el patrimonio sonoro y cultural de Palencia”.
La elección de Saldaña como sede no fue casual. Su ubicación, sus calles históricas la convirtieron en el escenario perfecto para un evento que celebra la diversidad y la unidad de la provincia. Los visitantes, muchos de los cuales descubrieron por primera vez los encantos de la localidad, se llevaron consigo una impresión imborrable de la hospitalidad y el orgullo palentino, algo que destacó el propio Javier Liebana. “Representar a tu pueblo en el Día de la Provincia es algo fundamental”, y en Saldaña, esa representación brilló con una intensidad que resonará durante años, un eco tan poderoso como el de las campanas entre las montañas.


















