san juanillo
Plaza Francisco Franco, también San Juanillo en el año 1992. / José Luis de Román

San Juanillo es un barrio que nació oficialmente en 1955 pero que, mucho antes de tener nombre, ya latía en el imaginario colectivo como “Corea”

San Juanillo es un barrio que nació oficialmente en 1955 pero que, mucho antes de tener nombre, ya latía en el imaginario colectivo como “Corea”, tal y como recoge el periodista José Luis de Román en su especial de fin de semana que publicaba en El Diario Palentino en el año 1992.

Un barrio con partida de nacimiento
Las 456 viviendas de la Obra Sindical del Hogar fueron el germen de este populoso distrito, diseñado para albergar a una clase obrera que buscaba arraigo. Aunque inicialmente se le bautizó como barrio de Francisco Franco, los palentinos pronto lo rebautizaron con el nombre de “Corea”, y a sus moradores les llamaron “Coreanos”.

Tal y como recoge De Román, “no fue esta una ocurrencia arbitraria de tertulia de café, sino el desenlace lógico que en ocasiones suelen conllevar historias aparentemente dispares. Fueron, por así decirlo, las circunstancias”.

Explica que “el barrio surgió efectivamente en 1955. Dos años antes había terminado la llamada Guerra de Corea, que se inició en 1950. Este conflicto bélico, que acabó con la división del país en dos partes, tomando como cuchillo el paralelo 38, tuvo un gran seguimiento desde el Occidente. Hacía pocos años que había terminado la II Guerra Mundial, y los ojos del mundo fijaron su atención en esta península del Asia Oriental. Diariamente llegaban noticias sobre los avances, retrocesos y movimientos varios de los contendientes. El enfrentamiento cristalizó a lo largo de tres años en las conciencias de los occidentales.

Tal impregnación popular tuvo la Guerra de Corea que, llegado el caso, como sucedió en Palencia capital, y en otros sitios, el asentamiento de un grupo de casas algo alejado del centro histórico de la ciudad fue denominado por la población en general como “Corea”. Un lugar alejado, donde costaba llegar, poco conocido… En resumidas cuentas, Asia le dio apodo al barrio de Francisco Franco”.

Con los años, los propios vecinos impulsaron un cambio. Quisieron dejar atrás tanto el nombre oficial como el sobrenombre bélico, y encontraron su identidad en una tradición local: la romería de San Juanillo, donde los niños pedían limosna con platillos y estampas del santo solicitando de las gentes ¡Una limosna para San Juanillo!

Aunque el barrio carecía de industria relevante, en 1992 la Plaza de Abastos de la Castellana era el corazón comercial. En cuanto a los problemas, destacaban el aislamiento por el ferrocarril, calles sin urbanizar y una demanda histórica de más zonas verdes.

Equipamientos y lucha vecinal
Pese a todo, San Juanillo contaba con pilares sólidos:
En lo referente a Educación el barrio contaba con el Colegio Público “Francisco Franco”, el Colegio Privado “Santa Clara de Asís”, el Colegio-seminario “San Antonio de Padua -de franciscanos-, el Instituto de Bachillerato “Victorio Macho” y la Escuela Oficial de Idiomas, ubicada en el mismo edificio que el instituto
Además en cuanto a servicios, destacaban en el año 1992 su centro de salud, el Albergue del Otero y el complejo polideportivo.
Lo completaban la parroquia María Reina Inmaculada y el centro sociocultural municipal.

Calles con raíces
Una de las características que identifican al barrio de San Jua nillo es el nombre de árbol con el que son denominadas varias de sus calles. Así están la de Los Sauces, la de Los Nogales, Los Robles, Los Pinos, Los Tilos, Las Acacias, Los Olivos, Las Palmeras, Los Olmos, Los Abetos, Las Encinas y Los Chopos. Otras calles del barrio son Doña Mayor, María de Padilla, Margarita la Tornera, Concha Espina, Infanta Isabel, Doña Juana, Núñez de Balboa, Alonso París, Blanca de Castilla, Francisco Reinoso, Eras del Bosque, San Juanillo, Eugenia de Montijo, Limoneros, Naranjos, López Francos e Infanta Catalina.De “coreanos” a sanjuanilleros

Hoy, el término “Corea” resurge en boca de los más nostálgicos.
San Juanillo ha crecido, pero no ha perdido su esencia. Es un barrio lleno de vida, el símbolo de un viaje que comenzó en 1955 y aún sigue escribiéndose.

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