San Pablo y Santa Marina, el barrio de la calma privilegiada en la Palencia de 1992

Fachada del convento de San Pablo en Palencia
Iglesia de San Pablo en el año 1992. José Luis de Román

“Entre las vías y el río, en la Palencia antigua, conventual, obispal, desliza este barrio una calma privilegiada”. Con estas palabras daba comienzo el periodista José Luis Román a su especial sobre este barrio en El Diario Palentino en 1992

A principios de los años 90, el barrio de San Pablo y Santa Marina se erigía en el corazón de Palencia como un remanso de paz. Según el especial de fin de semana de José Luis de Román para El Diario Palentino en 1992, esta zona, encajada entre las vías del tren y el río Carrión, deslizaba “una calma privilegiada” y guardaba un “sosiego inusual” pese a su ubicación céntrica. Era un espacio donde las piedras y paredes de la ciudad antigua, conventual y obispal, empezaban a renovarse sin perder su esencia.

Un barrio con límites y carácter propios

El barrio se definía por un perímetro que formaba una especie de rectángulo, delimitado por las calles Salvino Sierra, Hospital, Santa Teresa, Eduardo Dato y Obispo Barberá, y las avenidas Simón Nieto y Miguel P. de Rivero, extendiéndose hasta la plaza de León, la estación de RENFE y el río. Este territorio, flanqueado por el barrio San Antonio y el centro, tenía una identidad tan marcada que sus límites sentimentales diferían de los fijados oficialmente por el Ayuntamiento. Según el padrón municipal, al 1 de marzo de 1991, la población del barrio era de 6.183 habitantes.

Internamente, el carácter no era homogéneo. La zona norte se distinguía por su ambiente más apacible, con grupos de casas bajas y pequeños jardines entre pasajes, que contrastaban con la zona más cercana al centro, dominada por edificios más altos y mayor bullicio. Este contraste estaba acentuado por la concentración de comercios, centros de enseñanza y la Biblioteca Pública en la parte sur. Las avenidas Simón Nieto y General Goded actuaban como ejes que marcaban dos áreas peculiares: una vinculada a Los Jardinillos y las estaciones, y otra a las Huertas del Obispo y el Pabellón Municipal de Deportes.

Un barrio “superdotado” en equipamientos

El reportaje destacaba que se podía hablar de San Pablo y Santa Marina como un barrio “superdotado” en servicios e infraestructuras. Contaba con tres centros de enseñanza: el C.P. “Blas Sierra”, el Colegio Filipenses “Blanca de Castilla” y el Colegio Academia Edén. A estos se sumaban una impresionante dotación cultural y social: la Biblioteca Pública, el Archivo Histórico Provincial, el Museo Diocesano, un centro socio cultural municipal y la Academia Municipal de Música.También albergaba importantes instituciones asistenciales como la residencia para la Tercera Edad “San Bernabé”, la residencia de las Madres de la Providencia, la clínica “Virgen de la Salud” y la Asamblea Provincial de Cruz Roja. La vida religiosa estaba ampliamente representada por las iglesias de Santa Marina (que hacía las funciones de parroquia) y San Pablo, así como por varios conventos, entre los que se citaban los de las Madres Dominicas, San Pedro Mártir, Jesús Nazareno y las Religiosas de María Inmaculada.

Raíces históricas

El barrio tenía sus orígenes como uno de los núcleos primigenios de la ciudad, formado “a la sombra de lo que nadie quería: los pastores”. Su historia estaba ligada al convento de San Pablo, ya extendido a comienzos del siglo XVIII, y a un mercado que luego se trasladaría al pie de la calle Mayor. Aunque el barrio mantuvo durante mucho tiempo características rurales y sus servicios fueron mínimos en comparación con el resto de Palencia, en los últimos treinta años (desde aproximadamente los años 60) había experimentado un cambio marcado.

Para 1992, se presentaba como un barrio con “equilibrio urbanístico y agradable de habitar”, aunque aún conservaba rincones con cierto aspecto abandonado, como la calle Los Pastores, donde las viejas casas iban cediendo su sitio a nuevas edificaciones. Su futuro urbanístico pasaba por “rematar los trozos” rezagados, mejorando fachadas, asfaltado, saneamiento y alumbrado. Una transformación importante e inminente era la peatonalización de parte de la calle San Pablo, una obra cuya adjudicación acababa de ser aprobada.

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