El ejemplar apareció sin vida el lunes 8 de diciembre en Villajimena, apenas meses después de la muerte de Vouga por atropello y del ahogamiento de Vuelvepiedras en el Canal de Villalaco
El proyecto de reintroducción del lince ibérico en el Cerrato Palentino vuelve a quedar marcado por otra muerte. Un nuevo ejemplar fue hallado sin vida el lunes 8 de diciembre tras ser atropellado en la carretera P-405, a la altura de Villajimena, en lo que supone ya la tercera baja registrada desde que comenzó el programa hace apenas medio año. La sucesión de accidentes está acelerando la puesta en marcha de medidas de protección que la Junta de Castilla y León tenía previstas, pero que ahora considera urgentes.
Hasta este momento, la comarca ya había perdido a dos linces liberados: Vouga, una hembra soltada en abril que murió atropellada en verano en la P-412, y Vuelvepiedras, el primer macho reintroducido, que falleció ahogado en el Canal de Villalaco tras caer al cauce. Su necropsia reveló pulmones colapsados, líquido en la tráquea y uñas desgastadas por el roce desesperado contra las paredes del canal. Dos muertes distintas, un mismo diagnóstico: el territorio sigue sin estar preparado para un felino tan vulnerable.
La Junta insiste en que la recuperación de la especie siempre implica riesgos en los primeros años, aunque asume que los atropellos se han convertido en el principal punto negro del Cerrato. Para atajarlo, ha activado un plan de encauzamiento de fauna destinado a dirigir a los linces hacia pasos seguros, y evitar que crucen las carreteras por zonas donde la velocidad y la vegetación reducen la capacidad de reacción de los conductores.
La medida más inminente se aplicará en la P-412 (Torquemada–Astudillo), la misma vía donde perdió la vida Vouga. El proyecto contempla la instalación de tres kilómetros de vallado de 2,30 metros de altura entre los puntos kilométricos 11+860 y 14+230, un tramo situado entre Villalaco y Cordovilla la Real, junto al Monte de Astudillo y el valle del Pisuerga. Con un presupuesto máximo de 356.063 euros y un plazo de ejecución de dos meses, el objetivo es claro: canalizar a los linces hacia los seis pasos de drenaje existentes, que actuarán como corredores subterráneos para permitir el cruce sin fragmentar su territorio.
El planteamiento replica la solución ya prevista para la P-405, donde se está tramitando otro proyecto de vallado tras detectarse también un riesgo elevado. La filosofía es la misma: no se trata de “cerrar el campo”, sino de guiar los movimientos del felino hacia puntos seguros, igual que se canalizan flujos en espacios comerciales para dirigir a los visitantes.
La muerte del tercer lince llega en un momento clave del programa, pero la Junta insiste en que la reintroducción avanza dentro de los parámetros habituales en otras zonas. Mientras se ejecutan los nuevos vallados, continúan las actuaciones de mejora de hábitats y creación de puntos de agua en montes públicos, cotos y fincas privadas, un trabajo que aspira a consolidar un territorio seguro y estable para que el lince vuelva a formar parte del paisaje palentino.





