Semana Santa en Palencia - Miércoles Santo (1)

Columna de opinión

Aida Acitores de la Cruz

La procesión del Santo Via Crucis avanza por la calle Menéndez Pelayo. Tres monjas de la congregación de las Agustinas Recoletas, asomadas a la ventana, enfocan con sus smartphones el paso de Nuestra Señora del Perdón, prestas a grabar, por supuesto en formato vertical, esta imagen mariana, una de las más “jóvenes” de la Semana Santa Palentina, esculpida por Óscar Salmerón y bendecida en 2018. “¿Lo subirán a su perfil de Instagram?”, pienso mientras busco la toma perfecta.

El siglo XXI se abre paso de manera natural en nuestra Fiesta de Interés Turístico Internacional. Y es que la Semana Santa trasciende su dimensión religiosa en cada detalle. Sin perderla ni banalizarla, dado que es importante para miles de cofrades y fieles, la Pasión, en Palencia y en otros muchos rincones de nuestra geografía, potencia esa perspectiva cultural e icónica de lo que somos como ciudad, como pocas tradiciones católicas lo han conseguido.

Mantenemos La Pedrea o el Bautizo del Niño, pero la mayoría de las celebraciones se han ido entremezclando con elementos de la cultura pop propias de un tiempo globalizado y digital. Para los más pequeños, la cabalgata de Papá Noel siempre estuvo ahí, como los sustos de Halloween. Sin embargo, la Semana Santa, por su singularidad, permanece inmune a las injerencias de NetflixTikTok o los disfraces baratos que llenan los estantes de los bazares en octubre y en febrero. Sin duda, porque es un ritual tan propio de la Península Ibérica, que a Disney todavía no se le ha ocurrido utilizarlo para darle un toque exótico a su próxima película de princesas empoderadas.

Ver a estas hermanas móvil en mano, no obstante, refleja en una sola imagen que identidad, religión, tradición y evolución coexisten mejor en la sociedad que en los discursos de ciertos sectores de la política contemporánea. La vida va por delante de los reaccionarios a los cambios. Ahí arriba, en la ventana del convento. Y abajo, donde unos pequeños cofrades, de la mano de sus padres, siguen el paso con el gesto serio que corresponde al ritual.

Un dron sobrevuela las procesiones, en las que vamos y venimos los redactores, camarógrafos y fotógrafos de la prensa palentina (por cierto, acreditados por primera vez gracias a la colaboración de la Hermandad de Cofradías y la Asociación de Periodistas de Palencia). Al término de la procesión, un par de chicas cofrades se hacen un selfie para sus redes sociales.

Y no hay nada malo en todo ello, porque estamos siendo capaces de mantener la memoria de aquello que forjó nuestras raíces. Crear lo nuevo desde lo que nos legaron nuestros antepasados, como ya está sucediendo en otras áreas de la cultura: El Naán o Castora Herz en la música, Visual Creative con su trabajo documental y divulgativo, o Asier Aparicio con sus novelas y otras teatrales a partir de hechos históricos de nuestra tierra.

Semana Santa en Palencia - Miércoles SantoBuscando con mi cámara la cámara de las monjas, llego a una conclusión: no deberíamos dejar que nadie nos robara los símbolos para usarlos a su favor, como tampoco tendríamos que caer en argumentos ultraortodoxos e inmovilistas en torno a nuestras manifestaciones culturales.

Dice un amigo jerezano que la Semana Santa no va de ser católico o agnóstico, ni practicante ni activista del laicismo. Ni siquiera de izquierdas o de derechas. Es mucho más sencillo: es solo identidad. Incluso los que nunca hemos pertenecido a una Hermandad o Cofradía vemos la fraternidad y compromiso que es capaz de unir a jóvenes y mayores en torno a ellas. Son valores emocionales que todavía nos mantienen “un poquito humanos”.

La vida nos enseña a ampliar las miras. Abrir los ojos y disfrutar, sin juicios, puede ser la mejor manera de comprender quiénes somos.

-Publicidad-

DEJA UNA RESPUESTA

Por favor ingresa tu comentario!
Por favor ingrese su nombre aquí