Los judíos en Aguilar de Campoo vuelven a estar de actualidad gracias a un artículo publicado recientemente por Fernando González, vecino de Aguilar y profesor del instituto de Carrión de los Condes, que retoma las investigaciones del hebraísta Francisco Cantera
La inscripción hispano-hebrea de la Puerta de Portago de Aguilar de Campoo es una de las piezas más famosas dentro de la epigrafía hebrea en España. Emplazada en el extremo noreste de la muralla medieval de la villa, más concretamente en la puerta y torreón del mismo nombre (conocida popularmente como ‘el Arco’), bajo el característico escudo con el águila local, se trata de una lápida de piedra caliza sobre la que, a finales del s. XIV, se grabó un texto conmemorativo en tres alfabetos distintos: castellano antiguo, castellano aljamiado y hebreo.
Su singularidad captó el interés de filólogos de la talla de José María Quadrado, Fidel Fita o Miguel de Unamuno. Este último, dio a conocer la inscripción al hebraísta Francisco Cantera, catedrático de Lengua y Literatura Hebreas en la Universidad de Salamanca y posteriormente en la Universidad Central de Madrid, quien publicó una propuesta de transcripción del texto en 1942, así como dos revisiones, en 1954 y 1956. Lamentablemente, Cantera falleció sin poder ver terminado su trabajo, pues seguían existiendo dudas acerca de los nombres, los apellidos y la procedencia de los protagonistas del epígrafe.

Ochenta y dos años después de la publicación del primer estudio de Cantera, ha aparecido un artículo de investigación en la revista Miscelánea de Estudios Árabes y Hebraicos. Sección de hebreo, editada por la Universidad de Granada, titulado “Siguiendo los pasos de Francisco Cantera. Los judíos en Aguilar de Campoo y la inscripción hispano-hebrea de la Puerta de Portago” que parece haber revitalizado el interés sobre la lápida trilingüe.
Su autor, Fernando González, vecino de Aguilar y profesor del instituto de Carrión de los Condes, ha dado a conocer en él tres documentos inéditos pertenecientes a una colección particular donde se menciona a dos judíos vecinos de Palencia en la misma fecha, el mismo lugar, la misma profesión y con uno de los apellidos a los que apuntó Cantera, llamados Semuel y Jacob Emeleque. «Todos los indicios apuntan a ellos; tanto el apellido, como los nombres de ambos están muy cerca de lo investigado por Cantera […] Él no pudo localizar ningún documento de los judíos locales que le ayudara a identificar a los personajes de la inscripción, porque seguramente no eran de Aguilar, sino de la ciudad de Palencia», afirma González.
Al parecer, el texto sería alusivo a los recaudadores judíos que, como contraprestación por recaudar el impuesto del portazgo, costearon la reconstrucción de la torre tras el incendio de la villa por parte de los mercenarios ingleses del Príncipe Negro durante la guerra entre el rey Pedro I de Castilla y su medio hermano Enrique II de Trastámara.
Además, el trabajo trata otros aspectos como la población judía en Aguilar, la ubicación de la judería, la existencia de una sinagoga o la relación entre Semuel y Jacob Emeleque con figuras de primer orden dentro de la corte de los Trastámara; entre ellos, el contador mayor de origen converso Juan Sánchez de Sevilla (nacido como Samuel Abravanel) y el despensero mayor Juan Núñez de Toro.
«Aún no se ha llegado al final del camino. Ahora que ya conocemos la identidad de los judíos de la lápida, falta que algún hebraísta se atreva a transcribir la inscripción. Lo esencial es que se trata de un paso más y de un merecido homenaje a Francisco Cantera», concluye González.







