El obispo Mikel Garciandía exhortó a los palentinos a vivir en la “paciencia vencedora” que caracterizó a San Antolín y “tender puentes”
Llegó San Antolín… Y fueron miles los palentinos que quisieron celebrarlo juntos, como manda la tradición, procesionando por las calles del centro, presenciando la misa en la Catedral y bebiendo el agua bendita de la Cripta. Más de 6.000 vasos de agua, un total de 500 litros, se repartieron a los fieles en este día de festejo y honras al patrono, tras la Eucaristía presidida por el obispo de la Diócesis, Don Mikel Garciandía.
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Una conmemoración que, siguiendo el camino marcado el pasado año por el prelado de la iglesia palentina, recuperó la liturgia del rito del rito hispano-mozárabe, “empleando las mismas oraciones con las que la que nuestros antepasados celebraban en el siglo VII y en el XI esta misma fiesta”, expresó en su Homilía.
“La paciencia vencedora”, como reza la oración de dicha liturgia, es la virtud sobre la que el obispo de la Diócesis exhortó a los palentinos a reflexionar, como camino hacia la perfección y en contraposición a la mediocridad. “En el Nuevo Testamento, la palabra perfecto no tiene el sentido usual que en el idioma castellano. En griego, paciencia y perfección, hypomoné y téleios significan literalmente aguante y decisión firme de ir hasta el final”, en la fe y en las pruebas que se presentan en la vida. “En nuestra época solemos vincular ese gozo con la ausencia de pruebas, de tentaciones, de problemas. Porque tal vez hemos olvidado que somos peregrinos, que nuestra vocación no es la de ser dueños, patronos, jefes, sino humildes administradores de la tarea que Dios nos ha confiado. Esta vida en el mundo, y así nos lo recuerda San Antolín, es un reto. Porque es un camino, un aprendizaje, una apertura a la novedad que nos trae Dios”. Garciandía hizo hincapié en que “Jesús nos alienta a no dejar esa lucha y tarea, ese trabajo y camino a medias. Ese es uno de los peligros de los que nos hemos de cuidar: la mediocridad (…) Soy mediocre cuando me aparto del seguimiento de Jesús, y me convierto en guardián del viejo paradigma, del “siempre se ha hecho así”, del “no hay nada que hacer”, del “no tenemos remedio”. Y soy santo cuando no me conformo, no me resigno y lucho”.
Garciandía hizo referencia a las personas con discapacidad presentes en esta celebración, con especial protagonismo del Centro Cultural de Personas Sordas de Palencia, que contaban con intérprete en lengua de signos, y a usuarios del Centro Villa San José, pero también saludó a los jóvenes, protagonistas en este Año Jubilar de la Esperanza, a quienes interpeló: “ayudadnos con vuestro empuje a que nuestro corazón y nuestra alma no se marchiten, ayudadnos a que no dejemos de soñar un mundo nuevo, en paz, en armonía, en justicia, mundo en el que la sociedad se va haciendo y tejiendo como comunidad”. El obispo anunció que el lema de la Diócesis para el próximo año, “Creando Puentes”, será “oportuno, sugerente, y espero que eficaz”. Y recordó a los fieles que “hacer fiesta tiene su pleno sentido cuando esta alegría de estos días se prolonga en el compromiso, la decisión de reconciliarnos con los diferentes. En la Iglesia y en la sociedad, somos necesarios todos, no sobra nadie. Hay demasiados puentes rotos. Lo que se hace en la guerra es destruir los puentes, cortar las comunicaciones, aislarnos en bandos. Seamos hombres y mujeres de paz, forjadores de vínculos, fraternos y serviciales.”
Por último, pidió al patrono “su intercesión a cada uno de nosotros, para que protagonicemos un año de reconciliación, de escucha mutua, de cuidados a los más vulnerables, a los últimos”. Una Eucaristía que estuvo acompañada por la Coral Regina Angelorum, con Mariano Miguel al órgano, y en la que se repitieron tradiciones como el beso a la reliquia del Santo por parte de las autoridades, como el presidente de las Cortes de Castilla y León, Carlos Pollán; el portavoz de la Junta de Castilla y León, Carlos Fernández Carriedo; el subdelegado del Gobierno, Eduardo Santiago; la presidenta de la Diputación, Ángeles Armisén; la alcaldesa de Palencia, Miriam Andrés; el delegado territorial de la Junta, José Antonio Rubio Mielgo; senadores, diputados, diputados provinciales, concejales y alcaldes de toda la provincia, junto con autoridades de los Cuerpos y Fuerzas de Seguridad del Estado.




















































































