Barruelo de Santullán pretendía tener cerrado en noviembre la adquisición del antiguo Auditorio Nicolás Torre en ruinas. Tras varios anuncios de que el acuerdo con la propiedad estaba hecho, el asunto llegaba al pleno oficialmente, en forma de punto de orden del día.

Sin embargo, el Consistorio, ante las dudas que se han planteado sobre la deuda que arrastra la propiedad con la Agencia Tributaria, no ha querido dar el paso definitivo en forma de acuerdo plenario de adquisición.

En otras palabras, otra vez queda el auditorio aparcado hasta que el Consistorio sepa con pelos y señales cuánto adeuda la propiedad a la Agencia Tributaria y en cuánto se le podría poner la operación a las arcas municipales. Una cosa es estar interesado en el edificio, y otra tener que realizar un desembolso por encima de la horquilla que manejan los responsables municipales.

El Ayuntamiento de Barruelo de Santullán avanzó en octubre que el acuerdo era inminente y que sería en noviembre cuando se cerraría el mismo articulándolo en torno a un documento al que se le quiere dar oficialidad, pasándolo por pleno.

La sorpresa ha surgido cuando presentado el acuerdo -o como quieran denominarlo-, de adquisición la Corporación barruelana se ha encontrado con no pocas dudas al respecto de las cantidades a afrontar.

Palencia en la Red puede avanzar que la cifra inicial que hay sobre la mesa se sitúa en 13.000 euros de deuda. También puede confirmar que incluso a sabiendas de que la propuesta plenaria tratada días atrás adolecía de determinadas cuestiones, se trató de sacar adelante su aprobación -en ese sentido se pronunciaron algunos de los corporativos asistentes a la sesión-, circunstancia que fue informada desfavorablemente por el propio secretario de la Corporación municipal, quien recordó -por si los concejales lo desconocían-, que no existía ni acuerdo ni precio establecido.

Barruelo de Santullán anunció en el año 2019 que el auditorio Nicolás Torre, o mejor dicho, lo que queda de esta instalación, tenia los días contados. Poco más o menos que el Consistorio se congratulaba en avanzar que se había dado un ultimátum a los propietarios del inmueble. Si está en ruina “tendrán que tirarlo”, se explicó hace dos años desde el Consistorio.

El aviso, ultimátum, advertencia o como se quiera denominar se ha quedado en eso, en amago, en anuncio que otorgó algún que otro titular, pero en la práctica, pocos o ningún avance puesto que las negociaciones, se supone, han fructificado, pero el acuerdo, que se sepa oficialmente, no se ha aprobado.

Es previsible que en las próximas semanas el Consistorio convoque sesión extraordinaria para llevar el asunto al pleno en caso de que el documento no esté finiquitado para la próxima sesión ordinaria.

Mientras tanto, atentos a los comunicados del Ayuntamiento en los que seguro que se informará del punto en el que se encuentra el acuerdo: si se cierra antes de concluir el año o si habrá que esperar a 2022.

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