Luque, con los trofeos simulados del toro indultado.

Tercer indulto en la historia de Campos Góticos, en la goyesca de homenaje a Marcos de Celis

Javier Cáceres Herrero

La goyesca que recordaba a nuestro querido Marcos de Celis en el 90 aniversario de su nacimiento, con emocionante homenaje a su hija Luisa por parte de la presidenta de la Diputación de Palencia, Ángeles Armisén, antes de que comenzara el festejo, ha sido una de esas tardes que el público que tuvo la suerte de asistir -tres cuartos de entrada- guardará en su memoria como una de las más inolvidables de su vida. Estoy seguro.

Y ello, a pesar de la caída del cartel a última hora, del que seguramente sea el torero con más tirón del escalafón actual, Roca Rey, tras su lesión en Bilbao, a quien sustituyó Diego Urdiales.

Abría la tarde Morante de la Puebla, un tipo, al que cada vez me cuesta más entender. Capaz de lo mejor -contadas ocasiones- y de lo peor -algo habitual en nuestra capital, por desgracia-. Al primero, que le permitió lucirse con el capote, lo entendió a la perfección en la faena de muleta, tras un tercio de banderillas muy aplaudido por los asistentes, consiguió arrancarle varias series de muletazos dignas del Morante que todos deseamos ver. Lo mató con una estocada ligeramente desprendida que le valió para cortar su única oreja. Ovación para él y para el toro.

Pero llegó el segundo (cuarto de la tarde) y en seguida el murmullo en la grada dejaba entrever que tocaba “morantada”. El toro pasó más tiempo en el caballo que en la muleta y lo despachó entre una ensordecedora y merecida pitada. No era el día para tal despropósito, quizás Morante confundió “corrida goyesca” con “corrida guelesca”. Lo cierto es que año tras año, el diestro de La Puebla sigue sin devolver la admiración que muchos palentinos lo tienen y que cada vez más cuesta entender.

Diego Urdiales

Hoy, le tocó a Diego Urdiales lidiar con la más fea. Un excelente torero que tenía que hacer olvidar la ausencia de Roca Rey con los dos menos buenos de los Núñez del Cuvillo.

En su primero (segundo de la tarde), un morlaco que salió con mucha fuerza, tanta que llegó a volcar al caballo produciendo en el picador una lesión en su pie izquierdo que lo llevó al hospital -desde “Palencia en la Red”, deseamos mucho ánimo y una pronta recuperación- Urdiales arriesgó en cada pase que dio a un animal que en todo momento supo dónde estaba el trapo y dónde estaba el diestro. Lo mató mientras buscaba las tablas y obtuvo silencio.

Al segundo de su lote, muy bravo pero sin recorrido, le echó el resto. La grada lo entendió y lo agradeció. Con embestidas altas, consiguió sacarle algunos buenos muletazos y lo cerró con una buena estocada que fue premiada con una oreja, más por la ganas que por lo acaecido. Bravo por Urdiales que mereció más ganas de sus dos contrincantes.

Daniel Luque.

Y ahora si, permítanme ponerlo en letras mayúsculas, DON DANIEL LUQUE tenía muy claro lo que quería tras el sinsabor de la primera tarde. Ayudado por los dos mejores toros de los seis y llevado en volandas por el público, el ciclón de Gerena dejó unas chicuelinas a la salida del caballo en su primero, que confirmaban que hoy era el día. Y vaya si lo fue. Tras un muy buen tercio de banderillas, Luque clavó los pies en el suelo y empezó la apoteosis de muletazos largos y en redondo, lentos -hubieran podido pasar dos toros en cada uno de ellos-, naturales de ensueño y olés que retumbaban en el coso palentino. Lo desorejó y se metió al público en el bolsillo.

Después llegó “Juncoso”, el toro que cerraba el festejo. ¿Podría superar lo anterior? Sí y con creces. El diestro quería más y la grada también. Algo que contagió a su cuadrilla, para redondear una tarde de ensueño. Se fue a la boca de riego, donde más lucen las grandes faenas y se hartó de dar muletazos a un toro que siempre arrancaba al primer tiento, con nobleza -sí, los más puristas dirán que no humilló lo suficiente- pero ya no importaba. Luque estaba levitando y el público en éxtasis.

indulto Luque Palencia
Luque ve marchar a los toriles al último de la tarde, tercer toro indultado en las más de cuatro décadas de Campos Góticos.

El premio no podía ser otro que perdonar la vida al bravo astado, que con un poco de reticencia inicial por parte de la presidencia, fue devuelto a los corrales, con ayuda de los mansos (tercer indulto en la historia de la plaza palentina, si no me equivoco) entre la ovación más fuerte y animosa que yo recuerdo.

Marcos de Celis, allá donde esté, ha tenido que disfrutar tanto o más que los asistentes al evento en su honor. Fue por usted, MAESTRO.

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