DOBLE O NADA – OPINIÓN

La vida de Pedro Sánchez cambió el día que alguien (me gustaría saber quién fue ese mal nacido, a lo mejor fue alguien del PP, quién sabe) le explicó lo que era “el relato”. Esta es, actualmente, el arma más importante en la política. Antes podía ser el ideal de justicia social, la unidad de España o la riqueza económica de un país. Ya no. Ahora, solo hay que poner la lupa de el lado que mejor convenga. Focalizar en el punto que te otorga la razón. Un ejercicio de la demagogia al más alto nivel.

El relato se ha ido engrandeciendo a medida que la cadena de valores se ha ido reduciendo. La moral ya no existe, porque solo importa el relato. Si no, ¿por qué una diputada del PSOE de Palencia, Albacete, Oviedo o Huelva votaría a favor de la investidura de Pedro Sánchez? Porque el relato puede con todo. El relato mata a papel, piedra y tijeras. Y a España.

Porque, ¿cuándo se ha visto a colectivos tan dispares como jueces, empresarios o ciudadanos corrientes ponerse de acuerdo en algo? Ellos no comparten el relato. Al menos, no el de esta última intentona por revalidar el sitio en la Moncloa. Y es que, Pedro Sánchez ha caminado un tortuoso sendero para ser presidente del Gobierno. Y nada le va a hacer detenerse en su empeño. No va a claudicar, porque sabe que el relato y los números le dan la razón. La única regla que va a aceptar es que no hay reglas. El tiempo pasará y surgirán nuevas contradicciones, nuevos objetivos, pero siempre con el relato presente.

Mientras, la derecha seguirá en su pelea absurda por ver quién mantiene la empresa a flote. Lamentablemente para ellos, ingenuos, su relato es mucho más débil, porque está condicionado a valores y creencias mundanas como la igualdad, el respeto, la división de poderes o la verdad. Quedan cuatro años por delante muy complicados porque, si para mantenerse en el poder en 2023 ha aprobado una Ley de Amnistía, ¿qué será lo siguiente?

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