Brágimo - Asociación Transtorno por Déficit de Atención e Hiperactividad (TDA-H), en la imagen el presidente de la asociación de Palencia, José Antonio Hoyos
Foto Brágimo

Las mujeres también sufren trastorno de déficit de atención e hiperactividad pero es más difícil detectarlo y los síntomas que experimentan son diferentes

A. Míguez / ICAL

La falta de atención, la desorganización, la dificultad para la multitarea o los problemas para dormir son síntomas que normalmente se asocian a un trastorno por déficit de atención e hiperactividad (TDAH) pero, ¿afecta de igual manera a hombres y mujeres? Lo cierto es que no y ni siquiera muchas veces se le presta la misma atención pese a que ambos sexos son igual de propensos a ello.

Es cierto que hay más niños que niñas diagnosticados. pero esto tiene una explicación: las herramientas diseñadas para detectar un TDAH están hechas basándose en un estudio en el que solo se incluían ejemplos masculinos. Es por eso que los profesionales, sobre todo en el ámbito de la educación, lo tienen mucho más difícil para afirmar que una niña tiene déficit de atención e hiperactividad.

El predominio de síntomas de inatención en las niñas, lejos del estereotipo del niño hiperactivo-disruptivo, hace que muchas veces el TDAH en las menores pase desapercibido provocando un sesgo de género en su identificación y diagnóstico. “Pueden internalizarlo más y por eso con frecuencia son diagnosticadas erróneamente con ansiedad o depresión obviando lo que de verdad sucede”, explica a Ical José Antonio Hoyos, presidente de la asociación de TDAH en Palencia a la que pertenecen 200 familias palentinas y 25 adultos que acuden de forma individual en busca de herramientas para hacer de su día a día algo un poco más sencillo.

En el caso de las mujeres, influyen los niveles de las hormonas que varían a lo largo del ciclo menstrual y pueden dar lugar a cambios en la intensidad de los síntomas con mejoría o empeoramiento de las manifestaciones clínicas. “Se sienten incomprendidas, incluso a veces tontas, porque no saben cómo controlar las dificultades y las conductas que tanto sufrimiento les producen”, recuerda Hoyos.

Esta brecha de género se agravaba todavía más hace unos años cuando había un profundo desconocimiento de lo que era y de lo que suponía el TDAH. Se trata de un trastorno hereditario y eso es precisamente, lo que está provocando que muchas mujeres estén descubriendo, a día de hoy, de que lo padecen. Lo están descubriendo a través de sus hijos. “Es algo que va en el ADN, poco a poco van fijándose en que sus hijos son fotocopias de como ellas eran de pequeñas y es entonces cuando descubren lo que les pasa. Obtienen la respuesta a tantos años de incomprensión”.

Marta Villaverde es trabajadora social en el centro de Palencia y se muestra convencida de que el TDAH condiciona la vida de quienes lo sufren. Afecta incluso a las relaciones de pareja y muchas mujeres ni si quiera saben que lo padecen. “Ni ella, ni su entorno es consciente de su enfermedad”. Eso deriva en mayores problemas ya que el desconocimiento provoca que ni la persona se trate ni adquiera las herramientas necesarias para hacerle frente.

Ese es el motivo que empuja a muchas mujeres a acercarse hasta la asociación solo en busca de respuestas. Prefieren mantenerse en el anonimato pero sí quieren contar su historia. Una de ellas aún recuerda la lucha de sus padres por descubrir qué le pasaba. Cuando lo descubrió, insiste, encontró en la práctica deportiva una ayuda y “la base de la felicidad”.

Otra de ellas habla de la frustración de sentirse incomprendida. Lamenta cómo “cayó en un pozo” y la situación se agravó al ver que su hijo “tampoco encajaba”. Ella fue una de esas mujeres que a raíz del diagnóstico de su hijo consiguió entender lo que le pasaba y pudo dar “un giro radical” a su vida.

Su experiencia demuestra que ni lo tienen fácil cuando son pequeñas ni tampoco al llegar a la edad adulta. Para ellas supone todo un reto poder acceder al mercado laboral y más si tienen en cuenta que son personas más inseguras. “No solo la sociedad les pone barreras, también ellos mismos lo hacen cuando no tienen los medios necesarios para manejarlo”, asegura Hoyos al tiempo que insiste además, en que son personas “muy creativas, inteligentes, con inquietudes y con capacidad de improvisar”. Esos aspectos positivos son los que quieren visibilizar para acabar con los prejuicios. “Detrás de una persona con TDAH hay una alguien que quiere brillar y el camino es más liviano cuando en las empresas se dan cuenta de sus puntos fuertes”, remarca. Y es que un TDAH no tratado correctamente es discapacitante para las personas que lo padecen.

Pese a todo, son muchas las mujeres que han sido capaces de superar la adversidad y han conseguido finalmente una vida “estable y plena”. Sin embargo, otras muchas siguen peleando. “Por ellas, y por todos, es necesario dar visibilidad al problema para conocerlo y actuar”, concluye.

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