Con aficionados desalojando el graderío antes de finalizar el partido ante el Alicante y con pitos en el ambiente, se despidió la afición palentina de su equipo
Se puede perder, pero no así. No es una afirmación de quien escribe, sino de muchos de quienes en las últimas horas han escrito y opinado en las redes sociales sobre el partido de ayer. Porque perder de 20 en casa hacía mucho tiempo que no se veía en el Municipal de Palencia y los aficionados no están acostumbrado a estos palos. A que le pinten la cara al equipo.
Súper Agropal Palencia entra en el pasaje del terror con su falta de acierto
Para ver derrotas en casa de esa magnitud hay que regresar a la temporada de la ACB, donde el equipo era el pobrecito de la categoría, y los aficionados sabían lo que habían. De 24 ganó el Valencia, en el Municipal de Palencia en noviembre de 2023. Algún equipo más ganó también en Palencia cercano a la veintena, pero ese que aquel año estuvimos de prestado. Luis Guil, ayer en la grada, pudo encauzar aquella plantilla un poco, pero era lo que había.
Llamativo es que resulta complicado encontrar un partido del Palencia Basket, ni si quiera en aquella categoría, en el que el equipo morado metiera menos de 60 puntos. Ayer, se quedó en 59.
De ahí que los aficionados entraran en shock en la segunda parte del partido, cuando veían que, como en Melilla, los balones no entraban, y el resto del castillo de naipes comenzaba a colapsar hacia una de las derrotas más dolorosas y abultadas de la era Primera FEB/LEB ORO. Un noche en la que al Súper Agropal Palencia le retrataron y le pintaron la cara y en la que los aficionados comenzaron a desfilar a sus casas antes de acabar el partido. Entre los que se quedaron hasta el pitido final, quien optó por despedir la noche con silbidos (aunque la maltrecha megafonía intentara sofocar ese fuego).

























