El profesor José Ignacio García-Valdecasas investiga desde el inicio de la pandemia la efectividad de las medidas para evitar los contagios, a través de modelos construidos a partir de la inteligencia artificial

Trabaja, además, en estudiar el efecto del teletrabajo o cómo la pandemia ha profundizado en las desigualdades sociales

Este reportaje pertenece a una serie en torno a la actividad docente e investigadora que se desarrolla en el Campus de la Universidad de Valladolid en Palencia, para acercarnos a la vida de ‘La Yutera’ y comprender mejor su papel como “motor de cambio en la sociedad”, en palabras de este investigador

José Ignacio García-Valdecasas Campus de Palencia de la Universidad de Valladolid
José Ignacio García-Valdecasas Campus de Palencia de la Universidad de Valladolid

“Aunque los números de contagios son elevados, creo que estamos en la etapa final de la pandemia. Auguro que esto va a terminar pronto y se tendrá que gestionar y controlar con la medicina convencional, al igual que la gripe”. En un momento en que escuchamos la voz de los expertos con más interés que nunca, tratando de hallar en ellos las certezas que palien el cansancio acumulado tras dos años de convivencia forzosa con el SARS-CoV-2, esta oración suena balsámica.

La buena noticia es que son cada vez más los expertos que la pronuncian: virólogos, gestores de Salud Pública, epidemiólogos o incluso la propia Organización Mundial de la Salud. Pero esta vez sale de los labios de un sociólogo: José Ignacio García-Valdecasas Medina, investigador y docente en la Facultad de Ciencias del Trabajo del Campus de Palencia de la Universidad de Valladolid.

La sociología es una de las disciplinas científicas comprometidas actualmente en la lucha contra la pandemia, aunque quizás no obtenga los mismos minutos de audiencia en las tertulias de televisión que otros campos de conocimiento. Desde el Campus de Palencia, García-Valdecasas participa desde el inicio de la pandemia en un proyecto de investigación junto a expertos de las universidades de Oxford y Leicester, y que se sirve de la inteligencia artificial para estudiar la evolución de la pandemia y evaluar la efectividad de las políticas sociales aplicadas en este tiempo.

La fase inicial del proyecto consistía en “la construcción de un modelo basado en agentes“, que ya ha superado distintas pruebas de calidad, verificación y validación, según indica el sociólogo.

“La primera etapa ya está concluida: tenemos un modelo magnífico construido en diferentes universidades, con diferentes equipos, teniendo en cuenta la variable de cada sociedad”, con matices para las sociedades española y británica, como la densidad de población, el porcentaje de personas mayores, el clima o la economía, por ejemplo.

Un modelo que les ha permitido verificar la efectividad de las políticas que se han aplicado para evitar los contagios. “Ahí tengo que decir que la vacunación realmente salva vidas, no solamente tu vida sino también la vida de los demás“, afirma. “Pero el uso de mascarillas también es crucial, y no cualquier mascarilla sino especialmente las FFP2, que realmente evitan el contagio”.

El modelo ha permitido definir cuestiones que estaban a debate, como concretar la distancia social. “Hemos observado un óptimo de un metro y medio, que es la distancia mínima para evitar el contagio”.

La necesidad de ventilar adecuadamente también ha sido contrastada con este modelo, que ha mostrado, por otro lado, que medidas como el lavado de manos “son importantes”, pero sin embargo “hemos visto que realmente no es una medida tan contundente como la vacunación o el uso de mascarillas”.

Por último, la investigación ha reflejado que “cuando se grita, se tose o se habla fuerte, efectivamente hay un aumento de contagio, independientemente del uso de mascarillas”, por lo que el equipo en el que participa García-Valdecasas aboga por aplicar la etiqueta respiratoria al toser, “aunque llevemos mascarilla”. Pero además, el estudio sociológico sobre la pandemia ha revelado datos interesantes, como el efecto de la segregación por grupos en la evolución de los contagios.

El proyecto de investigación continúa con la evaluación de las propuestas concretas que se han efectuado en las sociedades a estudio, para concluir con la definición de medidas idóneas que eviten el contagio, un conocimiento que será fundamental de cara al establecimiento de protocolos frente a futuras crisis.

En los últimos años, la tecnología se ha aliado con las ciencias sociales de una forma disruptiva. Investigadores como García-Valdecasas se sirven de las herramientas actuales de inteligencia artificial para proyectos de investigación como éste, pero también en sus propias clases en la Facultad de Ciencias del Trabajo, en un necesario ejercicio de transferencia a los alumnos, consciente de que “la misión de la universidad es ser el motor del cambio social“.

UNA PANDEMIA SOCIAL.

La pandemia ha profundizado en las desigualdades sociales que ya existían antes de la propagación del nuevo coronavirus. El investigador del campus palentino de la UVa recuerda cómo en el confinamiento de 2020, por ejemplo, el aislamiento en casa fue más llevadero para las familias que contaban con espacios amplios y jardín, que para quienes lo hacían en espacios físicos reducidos o con un solo ordenador, por ejemplo.

“Se han incrementado las desigualdades. La pandemia biológica ha producido una pandemia social, que muchas veces además es invisible: no está de moda, no sale en las noticias, no solemos hablar de ella”. Y esa pandemia social muestra caras aún más amargas en otras partes del mundo, como África o algunos países de Latinoamérica.

Y este es, precisamente, uno de los campos de estudio e investigación en los que trabajan los sociólogos de la Universidad de Valladolid. Como lo es también el fenómeno del teletrabajo, que por un lado ha traído mejoras como la modernización de la administración pública, pero por otro lado presenta nuevos retos en el ámbito familiar.

“Estamos analizando el impacto del teletrabajo en aspectos como la conciliación entre lo familiar y lo laboral, el tiempo de ocio o las desigualdades entre hombres y mujeres. Porque la pandemia no ha reducido estas desigualdades entre géneros, sino todo lo contrario: las ha aumentando, porque debajo hay todavía muchos problemas que tenemos que solucionar. Es una llamada de atención para ir sanando esas estructuras de la sociedad que permitan una igualdad efectiva en términos de riqueza, poder y justicia”, apunta García-Valdecasas.

“El problema del miedo es que suele generar desconfianza y la confianza es el pegamento de una sociedad”

Miedo y desconfianza.

No cabe duda de que “la pandemia ha creado miedo: real o imaginario, pero miedo”, indica este docente del Campus de Palencia. “El problema del miedo es que suele generar desconfianza y la confianza es el pegamento de una sociedad. Cuando llega el miedo y genera desconfianza, la sociedad pierde muchísimo. En realidad se pone en peligro a ella misma e impide que alcancemos los objetivos y los logros de la sociedad”.

La gestión del miedo ha sido, por tanto, uno de los retos más importantes a nivel social en estos dos años. Porque bien gestionado, el miedo “se transforma en ciencia, en evidencias, en investigación. Pero si lo gestionamos mal es cuando aparecen los fanatismos, la polarización, el autoritarismo. Conviene que la sociedad vaya controlando el miedo de forma que no se genere desconfianza que tan malas consecuencias para la sociedad”.

La pandemia también ha supuesto “un aumento de la soledad muy importante. Vivimos en sociedades muy solitarias. De hecho, empleamos la expresión ‘muchedumbre solitaria’. La pandemia ha acentuado ese sentimiento de soledad que vivimos en la sociedad”.

Y es aquí donde entran en juego las redes sociales -que el sociólogo denomina medios sociales para distinguirlos de esas verdaderas redes que enlazan a unos individuos con otros formando una comunidad-. “Los seres humanos, frente a esa soledad tan enorme, tenemos la tentación de usar los medios sociales. Pero son medios que finalmente no proporcionan lo que nosotros necesitamos, que es esa cercanía y esa proximidad”.

García-Valdecasas ha estudiado en profundidad el efecto de esos medios sociales en distintos ámbitos de la sociedad, entre ellos, precisamente, la confianza. Y como experto en el asunto, no pierde de vista fenómenos como la contribución de las redes a la polarización, la propagación de teorías de la conspiración o la escasa regulación sobre el uso de los datos de las grandes plataformas.

Aprendizajes positivos.

En su observación de la realidad actual desde el campo de la sociología, este profesor de la Universidad de Valladolid no deja de lado los aprendizajes positivos que ha traído consigo la crisis provocada por la COVID-19, que, en su opinión, nos han hecho crecer como sociedad.

Dado que cabe esperar el retorno paulatino a la normalidad a lo largo de este año, según muestran los indicadores científicos, es momento de efectuar propuestas, no solamente para frenar los contagios y prevenir futuras crisis de salud pública, sino también para comprender y actuar conforme a ese cambio de paradigma al que asistimos, que tiene mucho que ver con la manera en que nos relacionamos con la naturaleza.

Otra investigación en la que participa José Ignacio García-Valdecasas en el Campus de Palencia estudia aspectos relacionados con la salud de comunidades guaraníes junto con un grupo de antropólogos de Paraguay. “Vemos que las enfermedades psíquicas en los guaraníes apenas existen y, si lo hacen, son totalmente diferentes a las nuestras. Tenemos unas ratios de enfermedades mentales muy superiores a las de los guaraníes”. La razón es, precisamente, nuestro modo de vida urbano. “No vivimos en entornos adecuados para el crecimiento de los seres humanos. Realmente tenemos que cambiar nuestras ciudades, humanizarlas, y volver al mundo rural”.

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