Greenpeace urge tomar medidas para proteger el suelo en las superficies forestales quemadas

incendio boca de huérgano
Varios medios aéreos y terrestres de la Junta de Castilla y León y del Gobierno de España, participan en la extinción del incendio de nivel 2 en el municipio de Boca de Huérgano (León).

Greenpeace urge tomar medidas para proteger el suelo en las superficies forestales arrasadas, minimizar los procesos erosivos, evitar la contaminación de cursos de agua y garantizar el abastecimiento de agua potable en muchas localidades que dependen de aguas superficiales.

Según informa la organización ecologista, 2022 es el peor año en décadas, con 54 grandes incendios forestales y una superficie quemada estimada en 300.000 hectáreas, de las que unas 95.000 se han quemado en grandes incendios en Castilla y León, como el de la Sierra de la Culebra en Zamora.

Así, considera fundamental tomar las precauciones necesarias para evitar que se produzca la contaminación de las aguas de los ríos por las cenizas, el conocido como “chapapote de monte”. Este problema derivado de los incendios forestales ha sido observado ya en zonas del interior de la provincia de Ourense, que Greenpeace ha documentado, afectadas por los grandes incendios del mes de julio, o el verano pasado tras el incendio de Navalacruz, en Ávila.

Esta situación ya se vivió, por ejemplo, a finales de agosto de 2017 tras el incendio de El Encinedo (León), cuando las lluvias arrastraron los terrenos calcinados por las llamas y tiñeron los ríos de negro, recuerda.

Entre las medidas, plantea realizar pequeños diques perpendiculares a la pendiente en laderas muy empinadas para evitar pérdida de suelo y ejecutar construcciones provisionales en arroyos, ríos y lagunas para evitar que lleguen sedimentos y cenizas que contaminen los cursos de agua y afecten a la vida piscícola.

Sacar la madera quemada para evitar riesgo de plagas y enfermedades, dar tiempo a los ecosistemas forestales para ver su capacidad de regeneración y, posteriormente, ver qué medidas es necesario implementar (siembra, repoblación, acotado al ganado o esperar a repoblar para ver cómo evoluciona la superficie quemada son otras de las medidas propuestas.

Para ayudar a la recuperación de los bosques, es prioritario proteger el suelo para reducir los procesos erosivos agravados por las deseadas lluvias, explica. “Estamos ante un territorio más caliente, más seco, más inflamable y abandonado”, describe.

“Con agua escasa, contaminada y mal gestionada. Urge una estrategia nacional que gestione el territorio hacia masas forestales menos vulnerables al fuego para prevenir procesos erosivos que agravan la desertificación, poniendo en peligro un recurso tan escaso y valioso como el agua”, concluye Mónica Parrilla, ingeniera forestal responsable de la campaña de incendios forestales de Greenpeace.

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