Chumi Ortega celebra la victoria, la tercera de la temporada y la primera a domicilio. / acb Photo - S. Gerones

Los palentinos, con un Pasecniks imperial, supieron rehacerse tras ir perdiendo de 12 en el último cuarto y no permitieron al Girona anotar la canasta que hubiera  llevado a la prórroga (84-86)

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Una final. Pero para los dos equipos. Eso es lo que se encaraba esta tarde en Fontajau, pabellón en el que el Zunder Palencia había jugado dos veces y nunca había logrado victoria.

Se enfrentaban los dos equipos con los ritmos más diferenciados. El rápido, el Girona. El lento, el Palencia. Ya lo dijo en la primera vuelta el anterior entrenador del Zunder Palencia, Marco Justo. El Zunder no es un equipo para jugar al ritmo del Girona. Y hoy, cuando trató de buscar un ritmo alto, no tuvo éxito.

Esa precipitación se vivió especialmente en los minutos iniciales. Por ambas partes. Porque los ataques de los dos conjuntos fueron erróneos. Muchas prisas por salir del hoyo o de la situación compleja de ambos.

El primero en anotar fue el Zunder, de la mano de Pasecniks, vía conexión con Van der Vuurst. Los gerundenses se encontraban además con buenas defensas de los palentinos, que a la primera canasta de los locales contestaron con un triple de Benite.

 

Pero la precipitación volvió a hacer aparición, como Goloman en las filas gerundenses, para ajustar el marcador en el que, gracias a un triple de Van der Vuurst, los palentinos se pusieron por última vez por delante o con el 9-10.

Llegaron entonces momentos de oscuridad. Los palentinos erraron o malograron hasta seis ataques seguidos. Más de dos minutos sin lograr canasta, lo que dio alas a los locales con un Juani Marcos que movía el balón y lo distribuía casi a placer entre sus compañeros para que castigaran al Zunder Palencia con un parcial de 6-0.

La reacción palentina llegó con los pequeños, jugando con tres teóricos bases: Van der Vuurst, Frankamp y Ubal, muy intenso en defensa, y con Kamba haciendo las veces de 4, y robando dos balones en los instantes finales. Un triplazo de Marcos dejó el marcador en 21-17 para los locales.

Segundo cuarto

El segundo cuarto fue en el que el Girona de Salva Camps minó la defensa en zona 2-3 planteada por Guil. Los locales lograban entrar en la zona en franca ventaja, pese al empeño local. Esto desconcertó a los morados, hoy de azul, que por momentos se vieron desbordados por todos los flancos. Hasta Goloman se animó a tirar de tres y encestar delante de Chema González, a quien habían sacado para tratar de parar al húngaro. Parcial de 8-0 para los locales.

Solo los arrebatos de Benite y el esfuerzo recobrado de Kamba en las recuperaciones permitía a los palentinos seguir agarrados a un partido en el que al descanso habían perdido ya nueve balones. Algunos en contraataques, en pases precipitados.

El descubrimiento de la táctica defensiva de los palentinos por parte de los locales obligó a Luis Guil a cambiar la misma al hombre. Un poco más de control, pero para acabar 10 abajo: 44-34.

Tras el descanso.

Antes del paso por vestuarios, Guil les dijo a sus jugadores: “Luego en el descanso os lo explico”. Y se lo explicó, la verdad.

Luis Guil, entrenador del Zunder Palencia, desgrana las claves de una victoria luchada: creer, persistir y definir en defensa

Un pase al infinito, fuera de los límites de juego, pareció que seria el prólogo de lo que se temía que vendría después. El acabose del equipo. También una técnica por protestar para Guil, hizo pensar en ello en los primeros minutos.

Nunca más lejos de la realidad, porque esa pérdida inicial de balón y ese tiro libre encestado por los locales espoleó a los palentinos que les endosaron un parcial de 1-8 a los gerundenses a quienes pareció les entró el miedo. 45-42. Los del Zunder se ponían por delante con un Pasecniks majestuoso todo el encuentro y un Ortega que jugó sus mejores minutos desde hacía tiempo.

Ante las defensas palentinas, los de Camps no lograban tiros fáciles ni canastas. No movían el balón con esa claridad apabullantes, lo que puso a los palentinos por delante en el marcador. 48-49.

Toque de atención desde el banquillo rojillo y los locales tiraron de raza, acierto y oficio de jugadores como Colom para no dejarse llevar. Es más, volvieron a tomar las riendas del partido, y con claridad. Los palentinos se ralentizaron y perdieron verticalidad con la entrada de Van der Vuurst, por lo que de nuevo Guil dio entrada a Frankamp, que no se había estrenado aún en el bagaje anotador.

Los palentinos se enfrentaron a un parcial negativo de 13-3 para acabar el cuarto con un -5. 63-58.

Último cuarto, a la heroica

El inicio del ultimo cuarto fue descorazonador. Granizada de triples por parte de los gerundenses. Tanto, que la ventaja de los locales se engrandeció ante la desesperación palentina. Hasta los 12 puntos: 74-62

Pero entonces apareció en juego la pareja Pasecniks – Piñeiro con la aportación final de Frankamp.

El pívot letón se comió la zona, el campo. Entró, machacó, robó y contraatacó, y sacó faltas que fueron eliminando rivales como Goloman. Y, además, metió los tiros libres.

A falta de cuatro minutos, la ventaja era sólo de 5 para los locales. 74-69.

Y llegó Piñeiro, luchador, logrando rebotes casi imposibles, y sacando de quicio a sus rivales, para arrancarles también una antideportiva, con la que los palentinos se colocaron a un punto. 78-77.

Camps (Basquet Girona): “Las antideportivas nos han condicionado”

Se podía competir, se debía competir, con todo. Se debía creer en la victoria y así fue para colocarse uno por encima de los locales a falta de dos minutos y posteriormente aventajando al Girona en tres puntos Puntos neutralizados en una sola jugada con un triple escorado y tapado encestado por Pons.

Llegó a ponerse arriba de uno el Girona al responder con un triple de Iroegbu los dos tiros libres anotados por Van der Vuurst.

Pero entonces llegó Frankamp para hacer para lo que se le ha fichado: dirigir y enchufarlas. Con casi acabada la posesión, uno abajo y con poco más de 20 segundos de partido, enchufó un triple que ponía a los palentinos por delante. Meritorio el triple, pero también el rebote luchado y recuperado por Piñeiro por los suelos que dio origen a la jugada.

El resto, agotar una defensa. Le tocaba a Girona hacer lo que el Zunder no ha podido hacer esta temporada: Meter la canasta ganadora de final del encuentro. Se nota que no es fácil. Iroegbu lo intentó, pero por una vez la suerte sonrió al Zunder que logra su tercera victoria de la temporada, la primera fuera de casa. Primera final ganada. ¿Será el cambio de tendencia?

Entre los palentinos, el mejor, Pasecniks que completó el que es su mejor partido de toda su trayectoria en la Liga Endesa. Inconmensurable: 29 puntos. 38 de valoración.

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