Sede de la Audiencia Provincial y de varios Juzgados de Palencia. / Óscar Herrero

Además de repetidos abusos, en numerosas ocasiones la humilló e incluso la llevó a un club de alterne contra su voluntad

La Audiencia Provincial de Palencia ha condenado a un vecino de la capital palentina a 17 años y nueve meses de cárcel por un delito continuado de violación, otro contra la integridad moral y un tercero de maltrato habitual contra su mujer, a la que deberá indemnizar con 60.420 euros en concepto de responsabilidad civil.

El condenado, Luis Pedro, empezó una relación sentimental con la víctima cuando ambos tenían 13 años. A consecuencia de esa relación sostenida en el tiempo Guillerma quedó embarazada de la única hija de ambos cuando contaban con 19 años de edad. Ya desde el embarazo, y con ánimo de atentar contra la integridad física y psicológica de la víctima, de modo constante le propinaba patadas y empujones, además de menospreciarla.

Estos hechos, según se recoge en la sentencia a la que ha tenido acceso Ical, fueron generando en la mujer una situación en la cual aceptaba el comportamiento de Luis Pedro para con ella  y supuso el sometimiento de su voluntad a la de su marido, sometimiento que se prolongó en el tiempo durante todo el tiempo de vigencia de la relación matrimonial.

En otra ocasión, y ante la intención de su pareja de presentarse a oposiciones para el Cuerpo de Correos, el acusado la advirtió de que si así lo hiciera no volviese a casa, y que además se quedaría sin su hija, entonces menor de edad. Así mismo, Luis Pedro con ánimo de causar temor a su pareja, y en un ocasión en la que fue a la vivienda de sus padres ante una situación de conflicto personal entre ellos, se presentó en dicho domicilio en actitud amenazante profiriendo expresiones de advertencia, ante la cual la mujer accedió a volver al domicilio familiar

Además, en verano de 2019, el condenado agarró a su víctima de la cabeza golpeándosela contra la pared y causándole una brecha, si bien, por imposición de su marido, no fue a centro médico para su cura, curándose ella en casa. Además, en el transcurso de esta agresión, Luis Pedro la llegó a desnudar y la obligó a salir a la terraza de la vivienda.

Desde entonces, según la sentencia, las vejaciones y los abusos sexuales se repitieron en diversas ocasiones e incluso en una ocasión la ató las manos por la espalda, le hizo comer como si fuera un perro, poniéndole a cuatro patas, cuatro galletas de chocolate trituradas con agua, a la vez que le daba golpes en el ano.

También y, con ánimo de vejarla, desde el inicio de la relación, 20 años atrás, la obligaba a vestirse y maquillarse como él quería y en ocasiones como una prostituta, habiéndola llevado en una ocasión, y después de que asistiese a una despedida de soltera de su hermana, a un club de alterne contra su voluntad para que viera lo que allí hacían las mujeres.

Por último, en la madrugada del 9 de enero de 2020, el acusado empezó a golpear a su pareja en la cabeza, le tiró de las orejas y la ató las manos por detrás con el cinturón de una bata. Entonces, en un descuido del acusado, logró desatarse y huir en pijama y zapatillas para refugiarse en el domicilio de su madre.

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