Editorial de Navidad 2025
Hay números que son solo cifras y hay otros que pesan. El 400 pesa. Pesa por lo que representa y por todo lo vivido hasta llegar aquí. Veintiséis años no se explican en una línea de tiempo, se explican en las personas, en los negocios que abrieron y cerraron, en los campos sembrados y cosechados, en las calles que vieron pasar generaciones enteras. Palencia Invierte llega a su número 400 en una edición de Navidad, y no es casualidad. La Navidad siempre invita a parar, a mirar atrás sin nostalgia vacía y a mirar adelante sin miedo.
Este periódico nació cuando el papel era la única ventana informativa, cuando la palabra “digital” apenas se pronunciaba, cuando la provincia se pensaba de otra manera y cuando muchas de las certezas que hoy damos por hechas no existían. Desde entonces han cambiado los formatos, la velocidad, las formas de informarse y hasta la manera de hacer empresa. Pero hay algo que no ha cambiado, Palencia sigue siendo una tierra discreta, trabajadora, poco dada al ruido y muy acostumbrada a salir adelante sin pedir permiso.
En estos 26 años hemos contado crisis económicas, reconversiones industriales, cierres dolorosos y aperturas ilusionantes. Hemos visto cómo algunos se marchaban y cómo otros decidían quedarse cuando parecía más fácil irse. Palencia no es una provincia de titulares grandilocuentes, pero sí de historias sólidas. Aquí no se improvisa la vida, aquí se piensa, se mide y se trabaja. Y eso, aunque no siempre luzca, es una fortaleza.
Cumplir 400 números no es un mérito del papel ni de la tinta. Es un mérito compartido. De quienes leen, de quienes confían, de quienes anuncian, de quienes se juegan su patrimonio en un negocio y de quienes creen que esta provincia tiene recorrido. Palencia Invierte ha sido, y quiere seguir siendo, un espejo donde mirarnos sin maquillajes, mostrando lo que somos, lo que hacemos bien y también lo que aún nos cuesta reconocer.
Esta tierra ha sabido resistir porque ha sabido adaptarse. El campo se ha modernizado, la industria se ha especializado, el comercio ha aprendido a reinventarse y los servicios han buscado su espacio. No siempre con apoyo suficiente, no siempre con viento a favor, pero casi siempre con dignidad. Palencia no se rinde, aunque a veces se canse. Y es legítimo cansarse, pero no resignarse.
Llegamos a esta Navidad en un momento complejo, como casi todos. Con incertidumbres económicas, con cambios tecnológicos que avanzan más rápido que nuestras certezas y con una sociedad que a veces parece olvidar el valor de lo cercano. Y, sin embargo, aquí seguimos. Con pueblos que resisten, con empresas familiares que pasan el testigo, con jóvenes que vuelven o que, al menos, no rompen el vínculo. Palencia no es un lugar del pasado; es una provincia que aún está escribiendo su futuro, aunque lo haga en voz baja.
Este número 400 no es una meta, es una parada para tomar aire. Para agradecer y para comprometernos. A seguir contando Palencia desde dentro, sin complejos, con espíritu crítico y con cariño. A no caer en el conformismo ni en el derrotismo, que son dos caras de la misma renuncia. A seguir creyendo que invertir en Palencia, en ideas, en personas, en proyectos, siempre merece la pena.
Que esta Navidad nos sirva para recordar quiénes somos y por qué seguimos aquí. Y que el próximo número, y los que vengan, sigan siendo testigos de una provincia que, a su manera, siempre encuentra la forma de avanzar. Porque Palencia no presume, pero tampoco se esconde. Y porque 26 años después, seguimos teniendo mucho que decir.
