Los Vigilantes de Incendios Forestales de Palencia han llevado a cabo una nueva protesta para denunciar la temporalidad de sus empleos y la falta de medidas efectivas en la prevención de incendios
Por segunda vez en menos de un año, los Vigilantes de Incendios Forestales de Palencia ha llevado a cabo una acción reivindicativa con la subida al puesto de vigilancia de Peña Tremaya para denunciar la situación en la que se encuentran.
En febrero del año pasado se concentraron frente a la Delegación de la Junta de Castilla y León para exigir a la Consejería de Medio Ambiente el cumplimiento de las promesas surgidas del Acuerdo del 27 de septiembre de 2022 entre esta y los sindicatos CCOO y UGT, el cual pondría fin a la temporalidad mediante un proceso de estabilización que tendría que estar concluido desde diciembre del 2024.
«Lejos de esto, una Resolución del Director General de Patrimonio Natural y Política Forestal anunció por esas fechas que los vigilantes de 60 torretas, de las 164 existentes en toda Castilla y León, trabajarían solo 6 meses, justificando la medida en que la mayor parte de estos puestos se concentran en áreas con menor peligro de incendios», señalan en un comunicado.
El plan -indican- «consiste en sustituirnos paulatinamente por cámaras de video vigilancia. Ya advertimos entonces que el cierre de los puestos de Peña Tremaya, Cueva Dorada, Santa Lucía, Valdemorata y Rodiles era un gravísimo error, por ser precisamente los parajes en que se enclavan, los de mayor valor forestal, natural, ambiental… de la provincia.
Los trabajadores despedidos en octubre tras la campaña de verano pasaron el invierno en paro, sin poder realizar las labores de prevención prometidas. Esta situación, aseguran, tuvo consecuencias directas en la campaña estival. A pesar de la presentación de un operativo reforzado, denunciaron «carencias evidentes desde el minuto uno: puestos sin cubrir, charlis sin conductor o sin manguerista o sin ambos, Romeos incompletos, pésimas comunicaciones, medios aéreos insuficientes y sobre todo, un monte abandonado porque las tareas de prevención del invierno no se hicieron».
La gravedad de la situación se materializó a partir del 10 de agosto con los incendios de Resoba y Guardo, que calcinaron más de 4.000 hectáreas (2.512 de arbolado), arrasaron el pueblo de San Pedro de Cansoles, provocaron más de 500 evacuaciones y causaron una importante mortandad de fauna salvaje. «Hay que tener cara para hablar de incendios de sexta generación y de cambio climático como los principales causantes de los incendios del verano. Son la excusa perfecta para eludir cualquier responsabilidad política, como la nefasta gestión forestal de la Consejería.Es evidente que no aprendieron nada del incendio de la Sierra de la Culebra de 2022 y siguen sin aprender nada después de los de este verano».
Con esta segunda acción en menos de un año el colectivo exige:
- La incorporación el 1 de enero de 2026 de todos los vigilantes de los 14 puestos de la provincia.
- La resolución inmediata del proceso de estabilización de empleo.
- La ampliación inmediata de la Relación de Puestos de Trabajo a 12 meses.
- Un operativo de incendios forestales 100% público, profesional y estable durante los doce meses del año.
